La última vez que Viktor puso un pie en Reverse York, fue en la época de los ochentas cuando había una fiebre por el mundo humano. Criaturas sobrenaturales ansiaban parecerse a los mortales e imitaba sus costumbres; desde los exagerados maquillajes y peinados de esa época, hasta réplicas de los sonidos que ellos utilizaban en sus canciones. Viktor también fue presa de esto, lo disfrutó bastante en su tiempo.
Pero ahora estaban en el siglo veintiuno, casi cuarenta años en el futuro, y las cosas habían cambiado. No pisaría Reverse York por mero entretenimiento, sino por una misión, un objetivo, una esperanza de recuperar aquello que le dio un sentido a su vida. Recobrar a su Dorian.
—¿Reverse... York? —indagó Elay mientras iban de camino a Londres para tomar un tren transcontinental de la Sociedad Ulterior y viajar a América.
No era un transporte común, no se basaba en las leyes físicas de los mortales, sino que utilizaba un principio similar a las grietas que te llevaban de Nueva York a Reverse York. Portales, para efectos prácticos. De no ser porque llevaban a Elay y Dorian, los vampiros habrían usado el Torrente Sanguíneo para llegar en cuestión de minutos.
Lazarus Solekosminus, quien manejaba el coche de Dorian, asintió.
—Sí, es el reverso de lo que tú conoces como Nueva York.
—Debes estar bromeando. —Bufó—. ¿Tienen mundos reversos?
—Es la Sociedad Ulterior más grande de América.
—¿Y además dices que tienen un tren que te lleva de Europa a América?
—Tenemos trenes que se conectan entre todos los continentes —explicó Lazarus.
Elay negó con la cabeza, incrédula.
—¿Cómo es que no nos dominan?
—Los humanos son un mal necesario —replicó el detective con completa seriedad.
Viktor dejó de prestarle atención a la conversación entre ellos dos y se volvió hacia Dorian —quien todavía iba atado y con una mordaza en la boca— sentado junto a él. Cada vez que el vampiro intentaba verlo a los ojos, Dorian giraba la cabeza y lo ignoraba rotundamente.
—Te romperás el cuello si lo giras más —se mofó.
Dorian solo lo miró de soslayo, pero fue suficiente para percibir su desagrado. De cierto modo, le recordaba a Viktor cuando se conocieron por primera vez. El chico era un amargado y lo veía feo de manera gratuita.
Mirándolo a la distancia, ahora deseaba que estuvieran en ese pasado y no este presente. Este presente donde Dorian lo odiaba, El Salvador existía y lo había forzado a matar Anomalías Prohibidas. Lazarus tenía toda la razón, Dorian sí fue quien cometió esos asesinatos.
«¿Logrará perdonarse a sí mismo cuando lo recuerde?» No pudo evitar preguntarse. Dorian no lo hizo conscientemente, pero esa sangre seguía manchando sus manos. «Cruzaremos ese puente cuando llegue el momento». Concluyó.
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Vampire Anomaly
VampireLIBRO 2 DE VAMPIRE KISS ¿Cómo puedes recuperar lo que no sabes que está perdido? Seis meses después de los eventos de Vampire Kiss, Dorian Welsh ha perdido todas las memorias de su pasado y se encuentra atrapado a merced del Salvador, un misterioso...