□Capítulo 23□

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Aquella noche, la pasé en mi habitación, sin embargo, no todo fue como esperaba.

Esperaba una noche tranquila, o al menos, sin los gritos de Klaus, ya que por una vez, se había dormido antes de dar uno de sus estúpidos conciertos nocturnos, o así era como él llamaba a esos gritos que daba cada noche en su habitación.

Sin embargo, al llegar a mi habitación, me acosté en mi cómoda cama, esperando a que me diera el sueño, pero no fue así, eran las 3 am y aún me mantenía mirando el techo de aquella habitación, esperando que mis ojos empezasen a cerrarse inconscientemente.

Tras 2 horas más de espera, ese momento tan esperado llegó, pero no de la manera que yo esperaba. Mis párpados empezaron a pesar demasiado, mientras que sentía como mi cuerpo era cada vez más ligero. Al cerrar los ojos, solo pude ver un pequeño túnel de un tono blanco neón, y sin quererlo, dejé de sentir las sábanas de aquella cama, para comenzar a sentir que caminaba por ese túnel, hasta que finalmente, este llegaba a su fin.

Tras eso, no pude sentir nada más, absolutamente nada... como si al final, después de tantas horas, hubiera caído en un profundo sueño.

[...]

Abrí los ojos lentamente, para después posar la mano en mi frente y frotarla lentamente con cierto dolor. En ese momento estaba desconcertado y demasiado confundido.

Miré a mi alrededor, y me sorprendí al ver que no estaba en el mismo lugar donde me había dormido.

Me encontraba en una pequeña habitación bastante descuidada, las paredes estaban pintadas de un tono blanco, pero gracias a la antigüedad de ese lugar, se había quedado un color muy amarillento.

Por otro lado, podían distinguirse grandes manchas marrones, las cuales estaban tapadas por grandes telas de colores, pero aún así, a los lados, podía distinguirse el patético intento de disimular las humedades de aquel lugar.

Seguí inspeccionando la habitación por varios minutos, pero cuando una cara conocida entró a la a esta, tuve que dejar de hacerlo.

-Volviste - dijo aquel hombre, al ver que mi mirada se posaba sobre él.

Miré a aquel hombre, el mismo que me había ayudado a llegar a mi realidad deseada. Pude fijarme en que seguía con la misma ropa que la última vez que lo vi; una gran túnica roja, que llegaba hasta la suela de sus zapatos.

Al ver que me fijaba en su ropa, el hombre decidió volver a hablar.

-Sé que estás sorprendido y en shock - dijo mientras me daba un pequeño vaso de agua -, y no sé cuánto tiempo habrás pasado en esa realidad, pero aquí solo han pasado 6 horas.

Vi como se dirigía hacia la ventana, y separaba lentamente las cortinas, dejando ver un rosado amanecer.

-Está amaneciendo, deberías volver a casa antes de que tu madre descubra que escapaste.

Asentí levemente mientras me levantaba de la cama, olvidando por un momento, el molesto dolor de cabeza.

Pero antes de salir por aquella puerta, que como pude ver, daba a aquel extraño callejón, volví a mirar al hombre.

-¿Puedo hacerle una pregunta? - solté dudando.

Vi como él asentía con una sonrisa sincera.

-¿Por qué estoy aquí?

-No puedes estar allí por siempre... En algún momento tenías que volver... y aunque no quisieras, la propia realidad iba a obligarte, así que supongo que así fue.

-Eso significa... ¿que no podré volver? - volví a hablar.

-Claro que podrás hacerlo, vuelve siempre que quieras, estaré dispuesto a llevarte siempre que sientas la necesidad.

Sonreí en muestra de agradecimiento, para después salir de ahí, sabiendo que pronto, volvería para poder encontrarme con ___.

[...]

-Cinco... - habló mi madre abriendo lentamente la puerta de mi habitación - Jack vino a verte, dijo que ya que tú no vas a visitarlo, no le queda otra opción que venir él - habló con cierto rencor para luego salir de la habitación cerrando la puerta con fuerza.

Suspiré mientras me sentaba en la cama y cerraba mi cuaderno de notas, el cual estaba empezando a llenarse gracias a las anotaciones que estaba escribiendo sobre mi realidad deseada. Había estado informándome sobre como llegar, qué hacer allí, y más personalmente, como era mi realidad deseada, y había decidido escribirlo todo en aquel cuaderno para no olvidarlo.

Escuché unos pasos aproximándose a mi habitación. Semanas antes, la visita de Jack me habría hecho muy feliz, sin embargo, todo había cambiado desde entonces.

Miré el techo, armándome de paciencia para luego dirigir mi mirada hacia la puerta, la cual acababa de abrirse y mi amigo entraba por ella.

-Veo que estás vivo... me sorprende ya que llevas... - hizo una pausa, para agarrar su teléfono y poner nuestro chat frente a mí - ¡casi una semana sin escribirme ni un mensaje!

Di un pequeño respingo gracias al grito, pero luego, volví a mirarlo. No sabía que decirle, era obvio que no podía decirle que su control sobre mí estaba empezando a hartarme, y que por ello estaba comenzando a distanciarme.

-Lo siento - fue lo único que me atreví a decir.

-¿¡Lo sientes!? ¡No me mientas! ¡No lo sientes para nada!

Apreté los labios, conteniendo la rabia que sentía. Estaba empezando a perder la paciencia y eso no era bueno. Por suerte para mí, una gran idea cruzó mi mente por un momento.

-Creo que mamá preparó la merienda, iré a traerla y hablamos sobre esto.

Tal vez no era la mejor excusa, pero a ambos nos ayudaría a tranquilizarnos.

[...]

Narra-Narradora

Jack, simplemente, se quedó mirando como su amigo salía de la habitación.

Segundos después, decidió quedarse mirando la habitación en la que se encontraba. Él y Cinco, habían pasado demasiadas cosas ahí desde que apenas eran unos niños de 4 años. Eran bonitos recuerdos que ambos tenían, pero que habían ido perdiendo valor con el paso de los años.

El chico, decidió sentarse sobre la cama mientras su mirada repasaba cada centímetro de la habitación. Pero dejó de hacerlo, cuando escuchó el ruido de un objeto cayendo.

Por un momento, se sobresaltó, pero tras eso, decidió dirigir su mirada hacia la libreta que hacía unos segundos, permanecía en la cama, pero que ahora, estaba en el suelo, abierto por la primera página.

Jack se quedó mirando la libreta, pensando en si mirar que contenía esta, o simplemente ignorar lo que acababa de suceder.

-Veamos que escondes, amigo - dijo para después agarrar aquel cuaderno.

Por un momento, simplemente decidió ojearlo, pero algo en aquel cuaderno llamó su atención, por lo que empezó a leer con detalle lo que este contenía, mientras que una sonrisa comenzaba a formarse en sus labios.

Pero esa sonrisa, hasta el mismo sabía que no era real...

Era una sonrisa acompañada de ira y rencor, pero por otro lado, cierta curiosidad.

-Con que ___ Hargreeves... - dijo mientras leía aquel nombre en aquella libreta. - Tendremos que hacerle una pequeña visita.

______
Holaa

Perdón por la inactividad, mañana vuelvo con un nuevo capítulo :D

Gracias por leer💙✨

Un cuento que nunca pasó {Cinco y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora