3. "CALL ME BY YOUR NAME"

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Gerardo no es sólo un hermano para mí, es un amigo también, por eso él conoce a Paula y se llevan bien, al igual que pasó después conmigo y Gabriel, pasamos mucho tiempo juntos los cuatro, tiempo en el que no me permití sentarme a hablar con él de verdad, hasta que llegó el día que lo inició todo.

Gerardo y Gabriel destinaron tiempo de su 2018, como habían hecho desde años atrás, para ver las películas que habían sido nominadas a los premios Oscars, ya fuera antes o después de la ceremonia, tomando en cuenta las fechas de estreno de las películas en México, y siempre nos invitaban con ellos. A ellos les gustaba llamarlo "Arreglos Por el Magno Evento", desde mis adentros, me gustaba llamar a esto un aprendizaje, a Paula le gustaba llamarlo "Cine Gratis". Era febrero, faltaba casi un mes para el gran día, y ellos se estaban preparando con sus posibles ganadores de los nominados.

Siendo el niño que creció rodeado por el arte, podía comprenderla con un poco de facilidad, sabía cómo apreciarla, sin embargo, el cine era un amigo lejano. Era capaz de entender diferentes puntos de vista cuando alguien se tomaba el tiempo de exponerme su opinión, o gracias a algunas conversaciones al respecto con Gerardo, aunque nunca logré asimilarlo del modo en el que Gabriel me enseñó a hacerlo.

Nos reunimos ahí ese día para ver "Call Me by Your Name", de Luca Gadagnino, había tenido varias nominaciones y algunos reconocimientos en otras premiaciones, y Gerardo quería juzgar a su criterio qué tanto merecía estar ahí. Como estaba acostumbrado a hacerlo, yo había leído el libro antes, una lectura que disfruté como pocas, y creó un deseo de ver la película.

— No nos spoilees la película, Abel —me dijo mi hermano—. Ya sabemos cómo eres con eso.

— ¡Jamás he hecho eso! —respondí.

— Sí lo haces —agregó Pula—. Siempre que vemos algo que se basó en un libro empiezas con "Eso no pasa en el libro", o "En el libro es diferente" o "Katniss se ofrece como tributo por Prim". ¡Nosotros también sufrimos, Abel!

— ¡Está bien! —levanté las manos en señal de rendición—. No voy a decir nada, pero tampoco ustedes me hagan hablar.

La hora de la película estaba por comenzar, parecía sin importancia el momento donde decidimos cómo nos sentaríamos en la sala, porque fue tan efímero que ni siquiera debería recordarlo, aunque creo que fue uno de los instantes decisivos de esta relación cuando Gabriel dijo que se sentaría justo al lado de mí sin razón aparente, y después sus motivos salieron a la luz cuando, durante la película me preguntó:

— ¿Recuerdas que hace tiempo hablamos un poco sobre simbolismos, pero no tuvimos ejemplos en común? —susurró cerca de mi oído.

— Un poco —contesté—. Fue hace mucho tiempo.

— Eso no importa —sonrió—. ¿Ves lo que pasa ahora?

Elio y Oliver compartían la cama después de haber estado juntos llamándose por el nombre del contrario. Asentí a su pregunta.

— Quiero que lo recuerdes —me dijo—. Tú y yo tendremos una plática más tarde.

No sé qué habría sido de este momento si alguien desde los asientos de atrás no hubiera pedido que guardáramos silencio, pero tuvimos que hacerlo de todos modos, y no pudimos continuar la conversación.

Recuerdo haber extrañado una de las cosas que le daban al libro aquél sentimiento que tanto lo caracterizaba que era la prosa de André Aciman, pero al ser una película sin un narrador, eso tuvo que irse. Vi a Gabriel y a Gerardo ensimismados observando la pantalla, y a Paula llorando casi por cada momento romántico de Oliver y Elio.

Al final de la película, mientras esperábamos que Paula saliera del baño, escuché a Gerardo y Gabriel debatiendo acerca de las nominaciones que recibió, argumentando que merecía el de Mejor Película, pero debatiendo si también el de Mejor Actor por Timothée Chalamet. Gerardo lo negaba rotundamente, Gabriel decía que lo había hecho bien.

Mírame Como Te MiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora