No puedo hablar por todos cuando digo sobre qué pienso que trata el amor, estoy seguro de que muchos contradecirán mis palabras, pero por lo menos, dentro de mí, considero que el amor se trata de aprender. De aprender a aceptarse uno al otro, de aprender a quererse uno al otro, de aprender a encontrarse uno en el otro, y aprender uno del otro.
Creo que tú me enseñaste a mí mucho más de lo que yo pude hacerlo hacia ti, tal vez se debió a que ni yo mismo sabía qué tenía para mostrar, aunque eso nunca te importó. Estoy harto de escribir esta historia y darme cuenta de que durante todo este tiempo pareció que no estuve comprometido con nosotros, no me sorprendería que decidieras alejarte por siempre de mí.
Recuerdo un día especial, uno en que, contra la voluntad de Gerardo, decidiste compartir conmigo una parte de lo que tú amabas hacer. Me llevaste a ver la filmación de tu metraje, que, aun después de haberlo dicho frente a mi hermano y mi amiga, quisiste invitarme personalmente cuando estuvimos en soledad, diciendo que sería un gran gesto tenerme cerca cuando las grabaciones ocurrieran, y yo acepté a ir contigo, aunque iríamos todo juntos y habría mucha gente en el mismo lugar, sería algo tuyo y mío, y yo comprendía eso por la manera en la que me miraste.
Ese día, por la mañana, apareciste en mi casa montado en la camioneta del papá de Paula porque ella se había ofrecido a llevarnos como agradecimiento por haber sido invitada, y entre los cuatro cargamos las cosas que utilizarían en el vehículo. Gerardo nos llevó hasta un lugar lejano que no reconocí, pero que noté que era bastante alejado de donde vivíamos. Cuando pregunté a Gerardo por qué estábamos en un lugar tan extraño mencionó que se debía a que era un buen sitio para usar como escenario y tenía una buena iluminación natural.
— Y no habrá gente fisgona arruinando el plano —agregó después.
En el lugar había más personas, no conocía a ninguno de ellos, pero asumí que eran compañeros de Gerardo y Gabriel.
— Ellos son mis amigos —nos dijo Gerardo— Ella es Joss y él Martín, ellos son actores.
Los dos nos saludaron, les dijimos quiénes éramos y se portaron muy bien con nosotros.
— Tu hermano tiene talento —me dijo Martín— editó muy bien la escena.
— ¡Yo le dije cómo hacerlo! —gritó Gabriel de lejos.
No pasó mucho tiempo para que más personas llegaran al mismo lugar; había alrededor de quince de ellos, y cada uno estaba cumpliendo un papel: Tres de ellos, incluidos Gabriel y Gerardo, daban órdenes a otros de qué hacer o cómo colocar ciertos objetos que necesitarían dentro del lugar, estaban también algunos que se encargaban del equipo que utilizaron como cámaras, micrófonos y utilería, y los actores que ya nos habían presentado y otros dos, quienes después de recibir un poco de maquillaje, escucharon atentos lo que Gabriel tenía que decirles, mientras él hacía gestos con las manos y señalaba lugares.
No todas las órdenes las estaba dando Gabriel, sin embargo, había una clara búsqueda de su aprobación en el mismo momento en que daban las instrucciones, casi siempre él asentía, aunque a veces declinaba las propuestas.
Se rodaron alrededor de tres o cuatro escenas sólo ahí mismo, los actores cambiaban de ropa, de maquillaje y hasta de personalidad. Los de equipo movían y movían una y otra vez sus materiales. Gabriel pedía que se volvieran a rodar escenas en distintos modos, distintos ángulos y con más intensidad o menos dramatismo y muchas otras cosas que dijo.
— Dame un primer —le decía a los de la cámara—. Un general... close-up... Zoom-out... Paneo a la derecha, ve con él... Tilt-up para ella... Hazlo aberrante... Haz un contrapicado... Yo quería un plano más amplio, pero no conseguimos la grúa...
ESTÁS LEYENDO
Mírame Como Te Miro
RomanceAbel no esperaba que Gabriel se convirtiera en alguien tan importante en su vida, mucho menos porque no se imaginaba que se enamoraría de él del modo en que lo hizo. Los sentimientos de Gabriel fueron notorios, y por eso decidieron comenzar una rela...