Quiero dar una mención honorífica a la noche en la que volví a hablar con Alejandro después de tanto tiempo, porque, tal vez él no es un personaje con mucha participación en esta historia, sin embargo, fue parte uno de los acontecimientos sustanciales que me llevaron hacia ti, Gabriel. Y si eso no lo hace relevante, por lo menos considero que debe tener reconocimiento.
Fue gracias a Paula que volví a visitarlo, ella me pidió asistir a su casa para arreglar algunos detalles que serían necesarios para el día antes de la fiesta. No me sentía ampliamente cómodo pensando en ir a donde Alejandro vivía (quien ahora gustaba de llamarse Alex), tomando en cuenta nuestra distancia, sin embargo, él se comportó muy bien conmigo, como si jamás hubiéramos dejado de hablarnos.
Alex nos comentó que sus padres le permitieron a Paula hacer la fiesta en esa casa desde que supieron que era para ella, sabía que a ellos les agradaba mucho mi amiga, y no me sorprendió que así fuera. El papá de Paula nos prestó su camioneta para llevar las cosas más grandes o pesadas para que al día siguiente, el día de la fiesta, fuese más sencillo caracterizar el espacio con atributos de la época de los 80's. Llevamos algunas mesas, una bola disco, y el proyector y máquina de karaoke, entre otras cosas.
Se nos pidió que almacenar la mayoría de la utilería en un espacio en el patio de atrás, y al ser un lugar tan grande, no hubo ningún problema para lograrlo. Terminamos de hacer nuestra tarea sobre las siete o siete treinta, y Alex nos pidió quedarnos a cenar con él, porque de nuevo sus padres estarían fuera de casa, como era usual.
— Puede que les roben hasta la ropa en el camino cuando se vayan —dijo él—. Pero al menos tendrán el estómago lleno.
Alex fue desde el día en que lo conocí una de esas personas que son queridas sólo por ser ellas mismas. Él no se esmeraba en ser quien no era, y por eso tenía muchos amigos, conocía a alguien a donde quiera que íbamos, e incluso su Instagram parecía el de un modelo alternativo, con miles de seguidores y likes por cada foto y con una producción en cada una de ellas que era casi profesional. Él era moreno, alto y de pelo negro.
Sirvió espagueti preparado por él mismo, y platicamos como hace tanto no lo hacíamos mientras comíamos, los temas variaron tanto que tardamos más de lo pensado en terminar nuestros platos, y entre todos esos temas, apareciste tú en varias ocasiones en las que no pude no hablar de ti.
Cuando terminamos de comer, Alex se llevó los platos, y en su ausencia, Paula me dijo:
— De nuevo hablas mucho de Gabriel —me miró—. ¿Tu baño, Alex? —levantó la voz antes de permitirme responder.
— Al fondo a la derecha.
Se levantó de su asiento y caminó al baño, sin darme paso a, siquiera, procesar lo que me había enunciado, simplemente lo soltó y se fue. Alex llegó tan sólo un segundo después, y con una sonrisa se sentó al lado mío.
— ¿Qué relación llevas con Gabriel?
— No todo gira alrededor de él. —Sí lo hacía.
— ¿Entonces por qué hablas tanto de él?
— No lo hago. —Sí lo hacía.
— Mi gaydar dice que hay algo aquí entre tú y él.
— ¿Eres gay?
— ¿Te sorprende? —levantó la ceja.
— No realmente —dije, pensando en el pasado—. Pero tampoco esperaba que me lo dijeras así como así.
— Es 2018, Abel. La gente ya no teme... —tartamudeó— tanto.
Alex jamás ocultó quien era, como dije antes, y muchas sospechas se levantaron hacia él, aunque él nunca les tomó real importancia ni cambió debido a ellas, tal vez por eso me agradaba tanto, porque no le daba miedo ser él mismo a pesar de algunos juicios que levantaba.
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Mírame Como Te Miro
RomanceAbel no esperaba que Gabriel se convirtiera en alguien tan importante en su vida, mucho menos porque no se imaginaba que se enamoraría de él del modo en que lo hizo. Los sentimientos de Gabriel fueron notorios, y por eso decidieron comenzar una rela...