Abel no esperaba que Gabriel se convirtiera en alguien tan importante en su vida, mucho menos porque no se imaginaba que se enamoraría de él del modo en que lo hizo.
Los sentimientos de Gabriel fueron notorios, y por eso decidieron comenzar una rela...
Sé que no soy el único que siente placer en contemplar su dolor; sé que muchas personas, como yo, pierden horas de su noche pensando en las cosas que los atormentan, usualmente por el gusto de saber que se tienen problemas para sentirse humanos, aunque no muchos lo admitirán o lo pondrán en esas palabras.
Muchas de mis noches se escapan cuando tengo algo que reflexionar.
A veces pienso en mi futuro, a veces pienso en mi pasado. Actualmente estoy pensando en ti, en las cosas que hice y cómo solucionarlas, o si es mínimamente posible hacerlo. Siempre pienso en lo que estoy haciendo mal, y no puedo ver lo que estoy haciendo bien. En el mundo en el que nos encontramos, siempre nos recuerdan en qué nos equivocamos. En qué fallamos.
Eso te hace incapaz de ver en ti mismo tus logros.
De vez en cuando, dedico algo de tiempo antes de dormir para dejar que mis pensamientos fluyan, me quedo acostado mirando el techo, escuchando esas canciones que me calman, pero me impiden dormir, sé que tú entenderás de cuáles hablo. Entonces, cuando estoy en la oscuridad, vulnerable ante mí mismo, y víctima de mi propia mente, es cuando, como me dijiste una vez, mis pensamientos vuelan hasta el infinito.
No sé si te lo preguntas de verdad, pero aquélla noche tuve que pensar en algo muy importante: ¿Por qué no era capaz de convencerme a mí mismo de esa habilidad del que todos decían que tenía? ¿Por qué era yo el único que no lo veía como algo real? ¿Por qué tenía que buscar siempre la aprobación de otros para poder, por lo menos, sentir un poco que lo que hago está bien?
¿Podía yo solo hacer estas cosas? ¿Ese talento que tanto mencionaban estaba en mí o sólo querían hacerme sentir bien?
Entiendo que tanto pensar es dañino, estoy completamente consciente de ello y lo sé desde la experiencia, y aunque es así, nunca he pensado que estas consecuencias son la peor parte de esto. Creo que lo peor es que, por mucho tiempo que gastes, aunque lo contemples durante más de mil noches, muchas de estas preguntas no llegan a tener solución. Podría empeñarme en preguntarme si el camino que estoy tomando es el correcto, y de todos modos no lo sabría hasta que llegue al destino al que me llevó, y me dé cuenta de que me equivoqué en mis pasos.
Por eso, y por todo lo que simbolizaría para mí, y por todo lo que me dijiste, y por todo lo que alguien alguna vez me haya dicho, por esta única vez no quise pensar hasta llegar a mis propios límites, y decidí que haría la solución más tangible; ¿cómo saber si de verdad tengo ese talento?
Dejando que otros lo vieran.
Y empezaría por lo más simple antes de arrojarme a mí mismo contra el mundo.
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