Sonic Prime: Alternativo

ALPHA 1: El inicio [Wild Sonic]

Lugar: Mundo Primitivo
Tiempo: 11 años antes de los sucesos de Sonic Prime.

Los primeros rayos de sol comenzaban a asomarse por el horizonte, dando inicio a un nuevo día. Algunas plantas comenzaban a abrir sus flores y dejar caer sus frutos, mientras que algunos animales salían de sus cuevas para alimentarse o volverse en el alimento de otros. Sonará cruel, pero dadas las condiciones de este lugar solo los más fuertes y astutos lograban sobrevivir.

Atravesando a toda velocidad las plantas secas y rocas, dejando tras de sí una nube de polvo, un cuadrúpedo de tamaño mediano y aspecto jóven, cuya apariencia era la de un zorro rojo pero con la particularidad de poseer unos pequeños cuernos de ciervo en su cabeza, se dirigía a su madriguera con una rana entre sus dientes para alimentar a su pareja, la cacería nocturna no había sido muy buena esta vez pero almenos alcanzaría para que su pareja pudiera producir leche para sus cachorros.

No paso mucho para que llegará a su destino, un pequeño hueco en una formación recosa al lado de un árbol que les proporcionaba sombra la mayor parte del día, ideal para cuando los bebés tuvieran la edad suficiente para salir y explorar, pero por ahora, sólo útil para siestas luego de una cacería o vigilar la madriguera. Tras comprobar que no había visitas indeseables cerca, el joven macho entró silenciosamente a la cueva en caso de que su compañera e hijos aún estuvieran durmiendo, no obstante y para su sorpresa, se encontró a su amada lamiendo tiernamente a las crías, dándoles su baño matutino.

Al notar su presencia, la hembra, exactamente igual a el pero de pelaje blanco, volteó a verle emitiendo un sonido de felicidad indicanfole que se acercará. Sin perder tiempo, este se acercó a ella entregándole la rana, la cuál ella acepto gustosa, para luego echarle una mirada a sus tres hijos. Acurrucados sobre si mismos, dos bolitas de pelo rojizas a excepción de la punta de sus colas y la ausencia de cuernos, comenzaban a moverse con sus ojitos aún cerrados buscando la leche de su madre, mientras que por el otro lado, un pequeño erizo azul de aproximadamente unos cuatro años de edad se encontraba acurrucado junto a su "madre" aún durmiendo.

Si, era bastante obvio que uno de ellos se destacaba por encima del resto.

Había pasado unos seis meses desde que encontraron a ese cachorro Mobian en medio de la selva, llorando y con varios rasguños en su cara, brazos y piernas, no sabían como había terminado ahí, ya que no habían grupos de Mobians cerca ni tampoco se habían topado con alguno. Sin embargo, la hembra decidió quedarse con el a pesar de la negativa de su, en aquel entonces, recientemente encontrado compañero. El motivo de no querer hacerse responsable de el por parte del macho era bastante obvio, en aquel entonces, ambos habían abandonado a sus respectivos grupos para iniciar una nueva manada juntos hacia relativamente poco, por lo que ninguno tenía experiencia cuidando cachorros, mucho menos uno de una especie completamente diferente a la suya. Aún así, los recién descubiertos instintos maternales de la hembra albina fueron más fuertes, comprometiéndose a criar a ese pequeño lo mejor posible.

Lo tomaron como una especie de "prueba", si podían mantener a ese erizo con vida, podrían hacer lo mismo con sus propias crías. Cosa que hasta ahora estaba funcionando.

No paso mucho para que mamá terminará su desayuno, lo que significaba que papá debía volver a salir a buscar más, no obstante, no iría sólo.
Se acercó al pequeño erizo y comenzó a morder su oreja, no tan fuerte como para lastimarlo pero si lo suficiente para hacerlo reaccionar, esa era su manera de despertarlo y, a la vez, indicarle que debía salir a buscar comida con él, ya que, siguiendo la lógica de un animal salvaje, a pesar de seguir siendo un cachorro, el erizo tenía la edad y fuerza suficiente para contribuir con la comida.
Poco a poco, el pequeño niño comenzó a moverse, provocando que su "padre" dejará su oreja libre.