XIX

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El rostro de Kaneki era una mezcla entre rabia, desconcierto y tristeza. Tragué saliva y miré a Ayato un segundo, para volver a girarme hacia Kaneki. Me levanté rápidamente y me acerqué a él.

- ¿Quién...?

-No creo que importe quien me lo haya dicho Natsuki- respondió Kaneki sin siquiera dejar que terminase la frase.

No tenía palabras.  Sinceramente no sabía gestionar la situación. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo y habían sido tantos los cambios que todo me daba vueltas. Sabía que en algún punto tendría que enfrentar esta situación pero no esperé que fuera en ese instante. 

- Yo la besé - dijo Ayato levantándose del sofá- ella no hizo nada

Pude ver la cólera en los ojos de Kaneki. Eso no era cierto, yo quise besarle, nos besamos, no fue algo solo por parte de Ayato, fue recíproco. Y fue real.

- Ayato por favor- le miré de reojo- ¿puedes dejarnos solos un segundo?

- Ese no va a ninguna parte- respondió Kaneki que seguía junto a la puerta, sin acercarse un milímetro.

- Sí, si se va- Ayato suspiró ante mis palabras y tras lanzarle una mirada a Kaneki, entro en su habitación y cerró la puerta.

Suspiré y le miré ordenando mis pensamientos. ¿Cómo podría contárselo? ¿Cómo se lo explico sin herirle?

- Kaneki, siéntate por favor.

- No, Natsuki no quiero sentarme.

- Por favor -me senté y di unas suaves palmadas en el sofá para que viniera a mi lado.

Kaneki negó con la cabeza y fue a la cocina. Le seguí con la mirada y vi como dejaba la cena de Ayato para después dirigirse a la puerta. 

- ¿A dónde vas? -dije levantándome de un salto acercándome a él

- ¿Qué mierda te importa Natsuki?-me miró de una forma que nunca lo había hecho. Sus ojos rebosaban decepción.

- No quiero que te vayas, déjame contarte la situación.

- ¿Qué situación? ¿Que pensabas que ibas a morir y decidiste besar a la misma persona que te metió en esa situación? ¿Pensaste en mi en algún momento? 

Suspiré e intenté agarrar su mano pero la apartó de inmediato.

- Ayato estaba a punto de morir. Yo pensé que también lo haría. Y sí, quise besarle. Quise besarle porque lo sentí así. No hay nada más.

- ¿No? -Kaneki resopló mirando hacia otro lado- ¿tampoco entre tú y yo? 

- Claro que hay algo entre tú y yo

- ¡Entonces explícame por qué le besaste si hay algo entre tú y yo! - la voz de Kaneki se alzó progresivamente

Empezó a costarme respirar. Mi cabeza daba vueltas y no encontraba la respuesta idónea. No quería hacerle daño. Pero estaba cansada de tanta discusión, de tanta pelea, de tanta mala cara. Estaba agobiada, mucho. Cada segundo que pasaba mi ansiedad subía.

- ¡No te debo una explicación! - grité- ¿Besé a Ayato? Sí, por supuesto que lo hice porque me gusta, me gusta y tú también me gustas. No sabía qué hacer, tenía miedo. Hasta hace nada no tenía ni idea de qué coño era Aoguiri o Anteiku o tú. Tengo que lidiar con todo esto, con proteger a Ayato y con tus celos. ¡Estoy harta! ¡No puedo más! 

Terminé mi pequeño discurso entre gritos mientras veía en el rostro de Kaneki como le destrozaba. No era eso lo que quería. Pero no pude controlar la situación. No me pude controlar a mi misma. 

Kaneki asintió y bajo la cabeza. Abrió la puerta y se marchó, sin decir una palabra, sin hacer un ruido. Nada.

Comencé a temblar, mi respiración se aceleraba y mi cuerpo no paraba de tener espasmos repentinos. La vista se me nubló y todo se apagó.

Watashi o sukuimasu (Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora