IV

321 37 0
                                    

Corrí hacia la puerta y la abrí sin preocuparme siquiera de mirar por la mirilla. Para mi sorpresa, era Ayato.
-Oh, hola Ayato -sonreí algo confusa- ¿qué te trae por aquí?
Hice mis esfuerzos por parecer tranquila y calmada, aunque él parecía estar sorprendido de verme, como si no se esperase que fuese yo la que vivía ahí.
- Eh, hola Natsuki. Me... me preguntaba si... si tú...
- ¿Quieres pasar?-él asintió.
Parecía muy confuso. Entró, mirando a todos sitios, sin llegar a ubicarse.
-Y... ¿qué necesitabas?- le pregunté, acercándome ligeramente a él.
- Eh... yo... ¿cómo estas? Hacía siglos que no hablábamos...
- Sí, bueno. Desde que dejaste el instituto-le ofrecí sentarse en el sofá- ya apenas saludas.
- Lo siento por eso-suspiro- es complicado, las cosas no son como cuando éramos pequeños- asentí.
Se hizo un silencio incómodo y denso. Aún no sabía porque había venido, siendo que ya apenas manteníamos contacto.
-Ayato-se giró hacia mi- ¿a qué has venido?-sonreí, él se rascó la nuca confuso.
- Bueno - me miró directamente a los ojos, analizándome- quizás te gustaría venir un día conmigo a comer. Ponernos un poco al día, ya sabes. -me quede perpleja.
- ¿Me estas... invitando a salir?
- Algo así, no sé-sonrió- ¿que me dices?
Lo pensé unos segundos. ¿Ayato me estaba pidiendo una cita? ¿Así de repente? La verdad siempre me había parecido muy atractivo pero nunca me había planteado esto.
- Esta bien-dije por fin- ¿te parece mañana?
-Perfecto-sonrió- nos vemos.
Se levantó y se fue. Así, igual que había venido.
- Que extraño- me dije levantándome del sofá.
En ese instante recordé al Kaneki, con su sed de sangre. No podía creerlo, me había fiado de lo que más odiaba.

Unas horas después y tras mi rutina habitual de estudio, empecé a hacer la cena. No solía cenar mucho, una ensalada, o un poco de arroz y a dormir.

Cogí mi cena y me senté a ver una serie, cuando escuché unos golpes en el cristal de la terraza. Me giré y ahí estaba, Kaneki.
-Kaneki...- susurré.
-Ábreme-apenas se le oía a través del cristal.
- No, no voy a abrirte. No me fio de ti.
-¿Por qué?
- Antes casi me comes -pausé el capítulo y me dirigí al cristal.
-Lo siento mucho, de verdad.
- Acepto tus disculpas, pero no vas a entrar, no me fio.
Kaneki suspiró. Puso sus manos sobre su cara y haciendo un movimiento, se quitó la máscara. Me quedé mirándole. Admiré su rostro, cada parte. ¿Cómo una criatura así podía ser tan hermosa?
-Este soy yo de verdad-me dijo aún tras el cristal- ahora que conoces mi rostro, ¿puedo entrar? -dudé unos segundos, realmente arriesgaba mucho exponiéndose así, por lo que decidí ofrecerle una segunda oportunidad y abrirle la puerta corredera.
Ahora mismo Kaneki estaba en desventaja. Si perdía el control y me hacía algo o simplemente si se me antojaba, podría decírselo a la CCG y no tendría oportunidad de salir a la calle como un chico normal. Había cedido. Él había confiado en mi.

- ¿Y bien?-él se sentó en el sofá y yo tomé algo de distancia, situándome frente él en una silla.
- Para empezar, quería disculparme. Esta mañana perdí el control, pero no volverá a pasar, lo prometo. No quería intimidarte de esa manera, no quería que me temieras.

Realmente se le veía arrepentido. Antes de continuar, hizo una pausa. Parecía estar ordenando sus pensamientos.

-Además-prosiguió- vengo a explicarte... porque quiero protegerte- Le miré asombrada. Por fin iba a saberlo- Hace...ya casi un año, perdí a mi mejor amigo. Él era todo lo que tenía antes de convertirme en esto. Cuando pasó y terminé por convertirme en ghoul, le di de lado, le dejé... fuera de esto. Antes de morir, me lo dijo. Y... fue todo... por mi culpa...- empezaron a caer lagrimas de sus ojos- Él, era Hide. 

- ¿Hide?- le miré sin dar crédito- ¿Hideyoshi Nagachika?
- Sí. Cuando murió intenté informarme de que había hecho en el tiempo en el que yo le aparté de mi vida y descubrí que tú... fuiste alguien muy especial para él, su mejor amiga, lo que él más quería. Le apoyabas, estabas a su lado, hiciste todo lo que yo jamás debí dejar de hacer por él.

-Hide... Hide fue mi mejor amigo... íbamos juntos a todas partes... siempre me hablaba de ti, pero nunca supuse que el Kaneki del que me hablaba, eras tú.

-Desde que lo supe, y como forma de compensar todo lo que le debo e hice, decidí cuidarte y protegerte. Por Hide.- cogió mi mano-No vas a sufrir ningún daño conmigo, Natsuki.
Limpió de mi rostro las lagrimas que caían. Hide siempre estuvo a mi lado, nos hicimos muy buenos amigos, y cuando murió... me quedé muy vacía.

Hasta cuando ya no estas, haces cosas por mi.

Gracias Hideyoshi.

Watashi o sukuimasu (Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora