VII

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Oí como se abría la puerta. Era Kaneki.
-¿Natsuki?
-Es-estoy a-aquí.
Salí de mi habitación. Kaneki estaba en el salón. Me tembla la voz. Y las piernas. Y los brazos. En realidad, todo mi cuerpo se sentía como un flan.
- ¿Estas bien? ¿Te ha hecho daño?
-No, no. Solo algo de dolor en las muñecas. Me agarraba muy fuerte.
Kaneki acarició mis muñecas enrojecidas. Me miró de arriba a abajo, comprobando por sí mismo que estaba bien, acto seguido, me abrazó.
-Tendría que haber llegado antes... tuve que ir a...-hizo una pausa, evaluando que decirme- comer...
-No te culpes Kaneki, llegaste justo a tiempo para rescatarme. Otra vez.
Sonreí mirandole, apoyada en su pecho por el abrazo. Me producía una sensación de paz y calidez allí, entre sus brazos.
-Creo que ha llegado la hora de que sepas como funciona mi mundo para entender el tuyo.
Asentí. Buscaba respuestas y Kaneki las tenía. Nos sentamos en el salón, con dos tazas de café.
-Bueno -comenzó- hay dos tipos de ghouls, los que cazan sin piedad y son sanguinarios y los pacíficos no agresivos, como yo.
Solté un suspiro de relajación al oír eso.
-Anteiku-prosiguió tras darle un sorbo a su café- no es solo una cafetería, es una organización pacífica de ghouls. Los que regentan la cafetería y sus trabajadores, son ghouls. Todos y cada uno de ellos. Ayato es distinto-hizo una pausa y miró al frente- él pertenece a Aogiri. No es como Anteiku, ahí las formas no se respetan. Son un cúmulo de ghouls descerebrados. Solo buscan sangre.

No podía dar crédito. Ayato era un ghoul. Y además de los peores. Era difícil procesarlo todo en ese momento.
Me dejé caer hacia atrás en el sofá y cerré los ojos.
-¿Por qué me ha atacado?
-Eso, como prácticamente todo, ha sido mi culpa. -terminó su café y me miró- Yo formé parte de Aogiri.
-¡¿Qué?!-abrí los ojos como platos, asustada.
-Primero, formé parte de Anteiku, pero me secuestraron y...- Kaneki suspiró- hicieron que mi verdadero ghoul saliese a la luz. Tuve que marchar a Aogiri para aprender a dominarlo. Ayato nunca me soportó, y menos cuando volví a Anteiku. Solo quería hacerme daño a través de ti, Natsuki.
-Por eso aquel día estaba confuso cuando vino -mi respiración comenzó a acelerarse- quería... matarme... pero como vio que era yo, no pudo hacerlo... hasta hoy.
-Natsuki, tranquilizate, por favor.
Kaneki se acercó hasta mí y acarició mi pelo. Era impresionante la capacidad que tenía para controlar mis emociones.
-Te llevaré a Anteiku -sonrió y cogió mi mano- nadie va a hacerte daño, Natsu.
Cuando me relajé un poco marché con Kaneki a Anteiku.
Caminamos hasta allí. Era cierto que si veías a Kaneki por la calle, no te parecería un ghoul. De hecho parecería cualquier cosa menos un ghoul.
Durante todo el camino, Kaneki estuvo sujetándome de la cintura. Nada más allá de la realidad, su instinto de protección estuvo alerta todo el camino.
Llegamos a Anteiku y Kaneki me abrió la puerta. El sitio era pequeñito y hacía esquina.
Al entrar, había una chica en la barra. -Hola Touka-Kaneki se dirigía a la chica de la barra- ella es Natsuki. Ya te hablé de ella.
La chica salió de la barra y se acercó a nosotros. Su semblante era serio.
-Hola.-me miró y después a Kaneki- ¿dónde estabas? Tendrías que haber ido a por Hinami al colegio.
-Lo sé, perdona. Ha surgido un... imprevisto. Con Ayato.
- Maldito estúpido-Touka rodó los ojos y volvió a la barra.
-Voy a ver a Hinami-Kaneki me cogió de la mano- ven conmigo.
Antes de entrar por la siguiente puerta, volví a mirar a Touka. Me sonaba de algo, pero no sabía de qué.
Llegamos a una puerta en la que, en un cartel rosa y algo infantil ponía "Hinami". Kaneki llamó.
- ¿Hinami? Soy Kaneki.
- ¿Por qué no has venido por mi?
La voz de la niña sonaba triste, parecía que había llorado hacía poco.
Kaneki suspiró. Se sentía realmente mal.
-Ha sido por mi culpa-dije dirigiéndome hacia Hinami- un ghoul quiso hacerme daño pero Kaneki me salvó.
En ese momento sonó el pomo de la puerta y de la habitación salió una niña pequeña con el pelo castaño.
-¿Mi hermanito te salvó?
-Sí-sonreí- me llamo Natsuki, tú debes de ser Hinami.
La niña asintió y miró a Kaneki.
- Eres muy valiente, hermanito.
Hinami abrazó a Kaneki y este la cogió en brazos. Era una imagen realmente enternecedora. En ese momento me arrepentí de las cosas horribles que dije durante mi vida de los ghouls. Algunos no eran como se pensaba.

Hinami se fue corriendo a la cafetería a ayudar a Touka y Kaneki y yo nos quedamos solos. Estuvo enseñándome el resto del edificio y terminamos en su habitación.
- No te tomes a mal a Touka -nos sentamos en su cama- es un poco fría hasta que la conoces. A mi también me pasó.
- Me suena de algo... pero no sé de qué.
-¿Quieres pasar aquí la noche? Tengo miedo de que Ayato vuelva...
- No quiero ser una molestia...
- No lo serás. Dormirás aquí. Yo ya me las apañaré.
Intenté negarme pero Kaneki insistió tanto que decidí aceptar.
A la hora de cenar tuvimos que pedir una pizza toda para mi, ya que ellos solo tenían la comida de la cafetería y no quería que la gastasen en mi.
Hablé un poco con Touka, quien parecía algo más agradable conmigo, tanto fue así que me dejó un pijama.

Llegó la hora de dormir y fui a la habitación de Kaneki. Había cambiado las sábanas y había perfumado la habitación con unas velas. Me metí en la cama y al poco rato vino a verme.
-¿Estas a gusto?
-Mucho. ¿Dónde vas a estar tú?
-Dormiré con Hinami.
-¿Puedes quedarte conmigo? Solo un ratito. Cuando duermo en casas ajenas me da un poco de miedo estar sola.
Kaneki rio y se sentó a mi lado en la cama. Estuvimos horas hablando hasta que me quedé profundamente dormida.

Me desperté a media noche y vi a Kaneki completamente dormido a mi lado. Sonreí al verle tan tranquilo y dulce dormido. Acaricié su pelo y me acurruqué a su lado.

Estaba segura de que con él, nada malo podía pasarme.

Watashi o sukuimasu (Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora