Watashi o sukuimasu (Tokyo Ghoul)

XIII

Me mantuve abrazada a Ayato todo el tiempo. Notaba sus débiles brazos rodearme la cintura y su aliento en mi cuello, ya que tenía su cabeza apoyada en mi hombro. Eto llevaba sin aparecer un buen rato.

-Ayato-susurre y él me miro con sus débiles pero hambrientos ojos-marchémonos. Eto no ha vuelto... y estarán liados con ese ruido tan fuerte que hemos oído.

-Natsuki, estamos en la residencia de los ghouls más sanguinarios que hayas podido conocer jamás... ¿crees que un plan de huida para un ghoul moribundo y una humana es la mejor idea?

- ¿Prefieres morir aquí?- Ayato quedó pensativo y después me miró negando- Vámonos entonces.

Ayudé a Ayato a levantarse y subimos las escaleras. A pesar de estar débil, se movía con cierta facilidad.
Seguimos caminando por aquellos pasillos oscuros sin ver a nadie. Parecía increíble que todo aquello estuviera vacío, esto estaba siendo demasiado fácil.

-Natsuki.-miré a Ayato que se irguió de golpe- esto no es lógico. Llevamos caminando más de veinte minutos y no nos hemos encontrado a nadie.
-Suerte-me encogí de hombros sabiendo que esa no sería la respuesta correcta.
-Por mucha suerte que hubiéramos tenido, al menos tendríamos que escondernos o esquivar a alguien. Esto nunca está tan tranquilo... esto... no es... normal.

Ayato tenía toda la razón. Vacilé entre seguir andando o mantenerme parada a la espera de alguna pista que me indicara que hacer ahora.

-¡Natsuki! -oí esa voz. Esa voz que me transportaba y me hacía sonreír con solo oírla, aunque fuera en un susurro.
-¡Kaneki!-grite y le vi al final del pasillo, sudando y cansado.
- Hemos venido por ti-se acercó a mi rápidamente- siento haberte dejado sola en el bosque yo...
En ese momento apareció esa estúpida risa.
- ¡Mi bella lunita y sus dos príncipes! O sus dos bestias... -miro tanto a Kaneki como a Ayato, situada en medio de ambos- habéis montado un gran espectáculo los de Anteiku. Y yo que pensaba que erais unos cobardes...-rio de nuevo.
-Eto por favor-supliqué y ella me miró con sus ojos hambrientos y amenazante que a cualquiera asustarían. Ayato, me apretó contra su cuerpo, en posición defensiva.
- ¡Cállate! Ya has causado bastantes problemas, ¡estúpida!

Kaneki no podía parar de mirarme. ¿El estruendo habían sido ellos? Si. Definitivamente si. Eto se acercó a mi lentamente, hasta estar lo suficientemente cerca como para tensar a Ayato y que este saliese en mi defensa. Saltó sobre ella pero esta le apartó de un manotazo limpio y se desplomó tras golpearse fuertemente con la pared de uno de los oscuros pasillos.
-¡Ayato!- grité.

Entonces, Eto me sujetó del cuello y acercándose peligrosamente a mi, susurró:
- Por fin te ha llegado la hora, Lunita linda.
Hizo una breve señal y unos tres ghouls los cuales jamás había visto se lanzaron contra Kaneki sin previo aviso.
Eto deslizó un par de dedos por mi garganta, deleitándose con mi pulso y el fluir interno de mi sangre. Se le hacía la boca agua, por fin había llegado mi hora.

O no...

Cuando menos lo esperaba, Ayato, prácticamente arrastrándose llegó hasta mi y agarró con fuerza una de las piernas de Eto, haciendo que ella gritara de dolor.

-No, Eto, hoy no...-susurró con voz apenas audible y le dio la distracción suficiente para que Kaneki pudiera derribarla, golpeándola con fuerza con su Kagune. A pesar de que pudo, Kaneki no la mató, tan solo buscó dejarla fuera de juego.

-Debemos irnos, vienen más-Kaneki me cogió por la cintura.
-Ayato esta...
-No hay tiempo-Kaneki lo miró de reojo. Pasos rápidos se oían llegar. Y muchos.
-No le abandonaré de nuevo, Kaneki. Nunca más.