Kaneki y yo pasamos horas hablando.
- La cafetería en la que trabajo se llama Anteiku-su mirada se tornó triste- allí me acogieron cuando yo no sabía ni lo que era.
- ¿Qué es lo te pone triste, Kaneki?-me acerqué a él y le acaricié la espalda.
-Anteiku siempre fue un sitio tranquilo. Cuando yo llegué, lo era. Pero esas estúpidas palomas....-tapó su rostro frustrado.
Sabía que lo que quiera que ocurriese no me lo contaría hoy.
Me levanté del sofá y fui a la cocina. Preparé café y llevé un par de tazas al salón.
-Gracias.
-Sé que lo que quiera que pasase en Anteiku no es fácil de contar para ti. Pero si confías en mi, puedo esperar hasta que te veas preparado.
Kaneki me miró y sonrió.
-Empiezo a entender porque Hide te tenía tanto aprecio-acarició mi mejilla- ojalá hubiera podido salvarle.
- No te culpes más, Kaneki...
Decirlo no iba a servir de nada, se sentía realmente culpable.
Me contó como se conocieron Hide y él de pequeños; tanto nos explayamos hablando que se nos hizo de noche muy rápido.
-Es tarde-se levantó del sofá y cogió su máscara- debo irme.
-Esta bien. Hasta mañana.
Kaneki dejó un corto beso en mi mejilla y salió por la ventana.
Apenas hacía unos días que Kaneki había entrado en mi vida y ya tenía una plena sensación de confianza, como si le conociese de toda la vida. Probablemente por todo lo que me hablo Hide de él.
-Hide...-susurré para mí. Muchas veces sentía su presencia cerca de mi. No como un fantasma ni mucho menos, sino como una sensación, la energía que él siempre trasmitía y su dulzura inconfundible.
Recordando a Hide me dormí esa noche.
Desperté al entrar unos rayos de sol por mi ventana. No era lo habitual ya que siempre me despertaba al amanecer. Mierda.
- No puede ser-me levanté rápidamente y miré el reloj. Diez y veintidós- ¡Joder!
Me levanté como un rayo de mi cama y miré mi móvil. Tres llamadas perdidas de Nanami.
Me vestí a la velocidad de la luz y corriendo llegué a la universidad, justo en el descanso entre clase y clase. Al poco de entrar al campus, me encontré a Nami.
-¡Natsu! ¿Dónde estabas?
-Lo siento Nanami. Anoche se me olvidó poner la alarma, me entretuve con...-callé y Nami se quedó mirándome, esperando un nombre- A-Ayato.
Nanami sonrió al instante. Era una mentira, pero piadosa. Kaneki era mi secreto. Solo yo lo sabría por ahora..
-¿Estuvisteis... juntos?
- No, eh, me llamó.
A pesar de no ser convincente, me creyó. Tanto fue así que pasó el día contándome como iba a ser mi futuro con Ayato. Quería mucho a Nanami pero exageraba todo. Siempre.Estaba apunto de llegar a mi casa cuando, apoyado en mi puerta, estaba Ayato.
-Hola Ayato-sonreí- ¿qué haces aquí?
No respondió. Su semblante era serio y frío. Parecía enfadado o disgustado. Esperaba que no conmigo.
-¿Ayato?-ya al lado de la puerta fui a darle un golpecito en el brazo para que reaccionara, pero se quedó en amago.
Cogió mis brazos por las muñecas y me atrapó contra la pared de la fachada de mi casa.
-Has conocido a alguien nuevo, ¿verdad?
-¿Qu-qué? Aya-ayato, no se de que hablas...
¿Estaba teniendo un ataque de... celos? Él y yo solo habíamos tenido una cita, no éramos nada. ¿Por que esa agresividad?
-¿Qué quiere de ti? ¡Dímelo!-entre gritos vi como los ojos de Ayato se ponían iguales que cuando Kaneki perdió el control: rojos y negros.
-Eres... eres un...-de mis ojos brotaban lágrimas- ghoul...
Ayato podía matarme. De hecho iba a hacerlo. Vi salir de su espalda algo. Lo que todos los ghouls tenían.
-Ayato por favor- lloriqueé buscando en él clemencia- por... favor...
-Ayato.
Una voz grave e intensa sonó detrás de él.
-Kaneki-susurré.
-Dejalá en paz-Ayato me soltó y caí al suelo, haciéndome una bolita, apartándome lo máximo que pude de él.
- ¿O si no qué?
-Ya te demostré ser superior a ti una vez-de la espalda de Kaneki salieron los "tentáculos" rojos de la vez que me salvó de morir- no quieras repetir.
-No eres un héroe, Kaneki. Eres un asesino.
Entonces Kaneki empujó a Ayato con uno de los "tentáculos" y Ayato sacó lo suyo.
-Entra en casa, ahora voy.
Y entré. Oí como se peleaban. Lo vi desde la ventana. Ayato salió mal parado. Bastante. Y salió huyendo gritando "¡no te pertenece!".
Rompí a llorar. Ayato. Mi amigo de la infancia Ayato.¿Quién más había aparecido en mi vida siendo una farsa?
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Watashi o sukuimasu (Tokyo Ghoul)
Hayran KurguTras la apariencia de chica tranquila de 23 años y unas notas excelentes, Natsuki oculta varios secretos. Unos más peligrosos que otros. A todo esto se le sumará decidir entre lo correcto, lo conocido o lo que le queda por conocer. [Aclaración: esta...