X

258 24 5
                                    

Pasaron unos meses. Kaneki y yo fuimos conociéndonos más y más. Mis sentimientos por él crecían cada segundo y cada vez había más complicidad entre nosotros.

Habían llegado las vacaciones de primavera. Yo había aprobado todos los exámenes así que no tenía nada que hacer, solo disfrutar de las vacaciones.
Nanami empezó a salir con un chico que conoció en una fiesta, Yukine. Era realmente guapo y simpático, y ocupaba prácticamente todo el tiempo de Nami.
Ayato no daba señales de vida desde hacía meses. Desde aquella vez, no supe de él. Meses sin una mínima pista, y estaba preocupada. ¿Le habrían hecho algo por mi culpa?

Kaneki y yo pasábamos prácticamente todo el día juntos. Yo iba a Anteiku, ayudaba a Hinami con sus deberes o le echaba una mano a Touka en la barra y luego me iba con Kaneki, a pasar el rato.
Touka y yo éramos amigas. Sí, amigas. Realmente ella era una chica genial, sensible y cariñosa, solo que con una coraza, por miedo.

- Hola Touka, buenos días-entré a Anteiuku, acababan de abrir.
- Buenos días Natsuki
- ¡Natsuuuuuuuuuuuu!-gritó Hinami saliendo de la trastienda de la cafetería- por fin has venido -se abrazó a mi cadera, era tan pequeñita.
- Hola Hinami -reí y la cogí en brazos.
Aún no podía creerme que estuviera cogiendo a un ser que poco tiempo antes califiqué de asesino insensible. Pero todo había cambiado.

Subí a la habitación de Kaneki, quién aún seguía dormido. Abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido y le vi tumbado en la cama. Llevaba pantalones de pijama pero estaba sin camiseta. Suspiré al ver aquella imagen y me senté a su lado. Retiré de su rostro unos mechones de pelo y sonreí.
- Kaneki, vamos Kaneki... despiértate anda...
Él se removió en la cama gruñendo y se giró.
-Oh vamos... ¿me vas a hacer tirarte de la cama?
Me tumbé a su lado y aparté las sábanas y demás. Acaricié lentamente su espalda para después rodearle con mis brazos. Besé su nuca poco a poco, notando como se le erizaba la piel. En ese instante, con una rapidez increíble, Kaneki se giró quedando sobre mi, agarrando mis brazos pegándolos a la cama.
- Como vuelvas a hacerme eso recién levantado, tendré que comerte.
Dicho esto, dejo un rápido y corto beso sobre mis labios y se levantó de la cama.
-Por fin te despiertas. Touka ya ha abierto.
-Lo sé- estaba buscando algo. Finalmente, debajo de unas cuantas cosas, apareció una toalla de baño- pero hoy no trabajo por la mañana. Voy a ducharme, ¿vienes?
Me quedé mirándole unos segundos sorprendida y  me ruboricé.
Él se rio.
- No tardo nada. Mientras tanto, ve a la cafetería, ya mismo bajo.
Y cerró la puerta del baño.

Bajé y pedí un café. Me senté en una mesa que daba a una cristalera y me quedé pensando. Pensé en Ayato. No sabía de él desde hacía tanto y tenía miedo de que le hubieran hecho daño.
No podía preguntarle a Kaneki, no le soportaba y sabía que le molestaría que le hablase del tema. Pero era cierto que poco se sabia de Aogiri desde aquel día.
- ¿Qué piensas? -la voz de Touka me sacó de mis pensamientos.
- Si te soy sincera... en tu hermano -ella rodó los ojos- tan solo me preocupo. Me ayudó y ahora no sé nada de él. Quien sabe si esos salvajes le habrán hecho algo...
-Si se deja hacer por esos "salvajes", como tú lo llamas, es porque él quiere. Pudo quedarse en Anteiku y no lo hizo.
Touka parecía dolida. ¿Qué pasó realmente entre ellos?
- ¿Por que no se quedó aquí?
-Su concepto de ghoul y de humano no es el mismo que tenemos los miembros de Anteiku. Sinceramente no se ni como estas viva...
Suspiré. Si era cierto lo que decía, no entendía porque me ayudó a mi. Soy solo una humana.
Terminé mi café y Touka volvió a la barra. En ese instante bajó Kaneki. Llevaba camiseta negra y pitillos negros, habitual en él. Era gracioso, ya que su pelo blanco, más blanco que la nieve, resaltaba muchísimo.
-Hola preciosa-sonrió y se sentó a mi lado en la mesa- ¿estas lista?-una de sus manos se deslizó por mi pierna, haciéndome enrojecer.
- Ah, eh... sí. Cla-claro.
Salimos juntos de Anteiku. Normalmente, solíamos caminar por la ciudad, sin rumbo. Subiendo de un salto a los edificios, explorando la ciudad como lo haría un ghoul.

Si soy sincera, no sabría explicar cual era mi relación con Kaneki. Él me gustaba, claro. Aunque tampoco lo tenía claro del todo. Él no era ni humano...
-¿Quieres que vayamos a algún sitio concreto?-Kaneki me sacó de mis pensamientos.
-Donde quieras tú.

Nos metimos por el bosque y nos tumbamos en el césped. Por extraño que parezca, Kaneki es una persona muy divertida, es igual que Hide.
-A veces pienso en cuanto le echo de menos-dijo- Hide era como mi hermano.
- Lo sé, me habló genial de ti. No tenía palabras malas para ti, Kaneki.
-Ojalá hubiera podido evitarle esto... si no hubiera entrado en Aogiri...

Kaneki me contó las barbaridades que allí se profesaban. Quizás era el momento para preguntar por lo que le podían hacer a Ayato.

-A propósito -me aclaré la garganta- ¿qué podrían hacerle a alguien... que contradice a las ordenes de Aogiri?

Kaneki me miró y suspiró.

-¿Es por Ayato verdad? ¿qué coño te importa ese imbécil?
-¡Él es mi amigo Kaneki! ¡Me salvó, podría estar muerto por mi culpa!
- Pues si tanto te importa búscalo tú misma-se levantó- no nos impliques a los demás, no nos interesa.

Kaneki comenzó a caminar, y se perdió entre los árboles. Estaba furioso.
Me sentía tremendamente culpable.

-¿Buscas a Ayato? - surgió la voz de las sombras del bosque- yo puedo llevarte con él. Es más, voy a hacerlo.

Y todo se nubló.

Watashi o sukuimasu (Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora