Más de lo que alguna vez pedí.

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Definitivamente esto era una cita. Así que debía vestir adecuadamente, ya que aunque Dawson vaya con unos jeans gastados y una camiseta blanca, él se vería bien.

El vestido que había elegido era corto, negro y ajustado, era en pocas palabras perfecto y los zapatos altos con correas lo complementaban perfectamente, mi pelo estaba suelto y llevaba maquillaje suficiente, me sentía radiante, hasta un punto donde Ana nunca hubiera llegado a sentirse, igual ella nunca "se daba cuenta" de lo hermosa que era ¡Claro!

"Definitivamente doy muchas vuelta, como sea"

A las 21:25 exactamente él estaba llamándome para avisar que estaba esperando afuera, tome mi bolso y me encamine hasta la puerta sin dejar de pensar en cuál sería su reacción.  En realidad ni siquiera pude ver su expresión, mi mirada se centró en el traje oscuro y la corbata plateada que llevaba, estaba esperándome y era lo más sexy que vi en mi vida, el traje a la medida, las flores rojas en su mano y su sonrisa de lado.

Camino hasta mí y me ofreció el ramo de flores y una sonrisa enorme.

—Valió la pena el haberme peinado—soltó de pronto y era cierto, su pelo estaba peinado hacia atrás, de una forma que nunca imagine que vería— Estas más que hermosa Cassie.

Se inclinó lentamente y deposito dos besos en mis mejillas, demorándose más de lo debido. Estaba automáticamente en llamas, sus labios eran tibios al igual que la mano que reposaba en mi hombro, estaba tratando de organizar mis ideas y no decir nada estúpido, sin tardar demasiado.

—Tú también te ves muy bien Dawson.

""¿Muy bien? Pero si es el espécimen masculino más perfecto que hemos visto"

"¿Esperas que le diga eso?"

"Buen punto"

El viaje fue tranquilo, acompañado de buena música y una charla entretenida, íbamos a un restaurant llamado Lovelace, estaba a veinte minutos de distancia, veinte minutos que en realidad parecieron cinco, cuando estábamos en frente al local quería gritar porque estaba en un jodido Audi R8, con un hermoso hombre de traje y un gran vestido. Sentía que estaba teniendo más de lo que alguna vez pedí.

El abrió las puertas, retiro la silla, beso mi mano y todas esas cursilerías que piensas que solo pasan en los libros.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro Cassandra.

Su mirada se detuvo en mis labios unos segundos después de contestar.

—¿Qué tienes tatuado en la espalda?

—¿Cómo sabes que tengo un tatuaje en la espalda?

Sentí como me sonrojaba rápidamente.

—Vi la tinta asomarse por debajo de tu camiseta.

Su risa lleno el silencio otra vez, tomo mi mano y fijo su mirada en mis ojos.

—Son muchos tatuajes, es  mi vida representada en tinta, podría mostrártelo algún día.

En realidad quiero que me muestres muchas cosas.

—Seria increíble, me encantan los tatuajes.

—¿Si? ¿Y tú tienes alguno?

—No, no tengo ninguno.

—¿Por qué?

Acaricie el interior de mi muñeca, pensando en cómo contestar su pregunta sin sonar enojada o decepcionada.

—Mis padres no estarían felices si me hago alguno.

—¿Por qué?

—Ellos dicen que mi cuerpo es de Dios, que no debo profanarlo, igual yo no lo siento así. Como una profanación digo.

El camarero retiro los platos de la comida y las copas de vino ya vacías, el vino era exquisito, no tenía nada que ver con el que servían en la iglesia o con el que solíamos tomar cuando éramos más jóvenes con las chicas. El postre llego a nuestra mesa y lo comimos en silencio, el calor era increíble, la tensión era palpable ya que él no dejaba de mirarme cada vez que daba un bocado, relamía sus labios y su mirada se oscurecía, es tan difícil de explicar cómo una comida se había vuelto algo tan ardiente.

El viaje de vuelta fue eterno y muy silencioso, yo sabía que no iba a decir nada coherente si hablaba y él estaba siendo prudente, me acompaño hasta la puerta y se acercó hasta el punto que su nariz rozaba la mía, mi conciencia y yo rogábamos por un beso suyo, como nunca en la vida. Su mano hizo su camino hasta mi cara y deposito un beso suave en mi frente, al alejarse tenía los ojos cerrados y una sonrisa pequeña.

—Gracias por tu maravillosa compañía Cassie.

Fue lo último que dijo antes de alejarse y perderse en la noche.



HOLA, hola, hola ¿que tal? quiero darles las gracias a todos por leerme, votar y comentar siempre, son los mejores. Estamos en el puesto #37 in Chick-Lit y es gracias a ustedes.

Pueden pedir dedicatorias SIEMPRE que quiera, pronto se pone más interesante, se los prometo xx


Dark RoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora