Chapter 24.

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- No creo que resulte tanto sacrificio - Wednesday se inclinó hacia delante para besar sus cálidos y complacientes labios. - Tengo otra pregunta -. Ella inclinó la cabeza hacia un lado y continuó: - ¿Qué impide que un hombre lobo se aparee con una mujer fértil y la muerda aunque no estén comprometidos? -

- El aroma - Enid respondió. - Así como nuestro sentido del olfato conduce a nuestros compañeros, también es lo que nos impide aparearnos con una hembra fértil que no sea la nuestra. El aroma fértil de nuestro propio compañero es intoxicante. Pero el aroma de uno que no es... - Arrugó la nariz. - ...Es bastante desagradable. Créeme, lo sé por experiencia. ¿Alguna vez has tratado de tener relaciones sexuales con alguien que huele mal? - Enid preguntó. Cuando Wednesday sacudió la cabeza, explicó: - Es menos posible tener una erección, y mucho menos mantenerla, cuando tu nariz te grita que te vayas -. Wednesday se rio entre dientes. Un brillo sospechoso parpadeó en sus ojos.

- ¿Quieres decir que sabías que era tu compañera por mi olor? - Enid se rio.

- Me preguntaba cuándo me daría cuenta. Sí, así es como sucedió - confesó.

- ¿De qué manera? - Wednesday preguntó con timidez. - ¿Cuál es mi olor? - Enid cerró los ojos, inhalando, luego exhaló lentamente.

- Cautivador -. Sus ojos capturaron los de ella. - Picante, dulce, fresco, jugoso, como una especia exótica para la que no hay nombre -. Se llevó las manos a los labios y le dio un beso en cada palma. - Huele a mi compañera. Sin duda. Solo mía - Sus ojos brillaban con el fuego interno que estaba empezando a encontrar tan estimulante. - ¿Más preguntas? - Preguntó suavemente. El corazón de Wednesday se hinchó ante sus palabras, el dolor en su pecho desapareció, dando la bienvenida al calor.

- Solo una. - Respondió. - Hasta ahora hemos hecho el amor tres veces, y todas ellas me has puesto de espaldas. ¿Los lobos alguna vez hacen el amor desde el frente? -

- Ah, sí. - Enid gruñó. Wednesday se echó hacia atrás, abriéndose para ella.

- Entonces ven aquí y fóllame - Enid pronto se acomodó entre sus muslos, hundiéndose lentamente en su cálido coño, inundándola.

- Lo haré, Wends -. Gimió. - Realmente te amo -

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Enid miró con cariño a su compañera dormida. Su despeinado cabello negro se derramaba sobre las almohadas. Un suave rubor teñía sus mejillas, y sus labios estaban hinchados y ligeramente separados, incluso su respiración era suave y tranquila.

La voluptuosa forma que la había llevado casi a la locura por la lujuria la noche anterior se alzaba entre las sábanas arrugadas. Tuvo problemas para mantener sus manos lejos de ella.

Cada vez que la amaba era solo quererla mucho más. Su asquerosa polla había permanecido semi erecta toda la noche. Incluso después de llenarla con su semilla, había permanecido sumergido en su cuerpo, durmiendo en ráfagas solo para renacer, duro como una roca, enterrado profundamente en su resbaladizo y ardiente sexo. La necesidad de follarla, poseerla, dominarla, montarla era como una compulsión nunca experimentada.

Wednesday tenía que saber sin lugar a dudas que la pertenecía.

Ella era su alfa y compañera. Dos veces dentro de la oficina, una vez en el baño, tres veces por la noche y al amanecer, y una vez más esta mañana antes de levantarse e ir a la ducha. Hicieron el amor siete veces, no es de extrañar que estuviera exhausta. Enid estaba un poco embrujada, en realidad.

Por otro lado, se sintió renovada, renovada. ¡Su compañera! Su mera presencia la sorprendió y la hizo feliz. Estaba comenzando un nuevo capítulo en su vida y anticipaba cada página, cada oración.

Confiar en una loba | wenclair | G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora