Nah, pensó Lali, de mí no se burla nadie. Iba a marcar territorio.
Cambió la cara y se forzó a si misma a poner una sonrisa de oreja a oreja, y luego dando brinquitos casi corriendo se dirigió hacia Peter, corriendo a María, se sentó en su falda y le dijo alegre- Mi amor! Te extrañe! – y así sin más empujando ligeramente a María le dio el beso más apasionado, furioso y caliente. Se regodeó ante los suspiros de horror de María y Mecha, y mucho más cuando Peter le devolvió el besó. Peter se paró y ella se le trepó como koala, sus labios sin separarse en ningún momento y se la llevó a la habitación besándose. Cuando la puerta de su habitación se cerró y Lali se dispuso a bajarse, Peter la seguía sosteniendo.
-Ey, bajame –dijo sonriente con los labios hinchados por el beso.
-Qué?
-Que me bajes!
-Si, si. –la bajó y la sentó en la cama y al lado de ella se sentó. –Qué fue eso de recién?
-Eso qué?
-La, el beso! Qué va a ser?
-Eso fue mi venganza contra tu amante.
-Qué amante, Lali?
-Sos idiota, Peter? El gato ese al que te chamuyás. Peter no me jodas.
-Lali, podés dejar de decir boludeces? María no es mi amante! –dijo molesto.
-A mi no, Peter, a mi no. Te conozco demasiado, caradura. –le advirtió Lali.
-Lali! –Peter se estaba exasperando- Te podés dejar de perseguir? María no es nada mío, y vos tampoco, así que te dejás de numeritos de besos, de todo.
-Nah, vos me estás jodiendo? Me traés a una isla a la mitad del Caribe para que actúe como tu esposa! Querés que actúe como alguien que evidentemente no soy, ni quiero ser y cuando empiezo a actuar como tal, me decís que pare?
-Si! –le gritó Peter.
-Bueno! –Lali se paró bruscamente. –Bueno! Sabés qué? Me voy, necesito estar lejos de vos, de tu vieja y de este gato que trajiste, no sé para qué! –Le empezaron a salir lágrimas de los ojos a una velocidad increíble.
-No te vas a ningún lado, Lali! Te lo vuelvo a repetir, con María no pasa nada.
-No te lo cree nadie, Peter, por favor! –replicó entre lágrimas, era algo que no podía evitar, odiaba llorar en las discusiones, la hacía parecer débil y vulnerable cosa que odiaba. Pero no lo controlaba.
-Terminamos con todo esto mejor?
-No, la seguimos! Creo que ya te lo dije varias veces durante mi estadía acá, pero te lo voy a volver a repetir como para que te quede bien claro. No te banco más. Lo último que me faltaba era que me traigas a la persona que… que… -No podía parar de llorar, que carajo le pasaba?.-
-Mariana…
-Mejor me voy. No creo que pueda soportar dormir en la misma cama que vos.
-Mariana! No te vas de esta isla hasta que mi padre no aparezca. –dijo firmemente.
Ya fue el colmo. Nah. –Te lo dejo otra vez claro? Primero que nada, yo no soy una cosa para que andes mandando. Segundo, me voy si quiero, y no me voy de la isla, porque como habrás notado, no tengo plata. Tercero, me llegás a dar otra orden más, y te juro que le digo toda la verdad a tu madre. Y te aviso, que me quedo acá porque yo cumplo con lo que prometo, a diferencia de otros. Y no te preocupes, que los besos se terminaron, te prometo que no me vas a volver a besar. –sentenció rotundamente.