Ella se volvió a reír al ver lo patético que lucía Peter, pero le dijo –Bueno, te cuento, solo porque te estás poniendo en un ridículo muy grande, Pitt. El médico es…
-Tu primo gay? –la interrumpió con vos esperanzada.
-Mi ex, Peter –justo lo que no quería oír.
-Necesito más información. –pidió seriamente.
-Qué querés saber? –le preguntó con voz de cansada.
-Tu historia con el medicucho.
-Solo porque necesito desahogarme te voy a contar todo, ok? No es porque te quiera contar, ni porque deba contarte, oíste?
-Si, La, dale contame.
-Ok, luego de que vos me engañaras con la modelito esa de cuarta, idiota, hueca, tarada, operada, imbécil, creída…
-Lali… -le suplicó.
-Pienso contarte todo desde mi punto de vista. Y sin censura, así que bancatela, si no averigualo de otra forma.
-Bueno, dale seguí.
-Luego de que vos…, me hagas eso que sabemos. Ta, con Vico nos fuimos a Londres y después como él se tuvo que hacer cargo del negocio familiar y no me daba bola, decidí irme a Grecia con mi abuela y nada, Vic se quedó allá, etc. Cuando cumplí diecisiete, un año después de que haya pasado todo eso… Bueno, yo iba al instituto y había una conferencia o algo de la salud. Algo así, todos los alumnos teníamos que ir obligatoriamente, pero… ya me conocés y me traté de escapar –Peter se rió imaginando a Lali escaparse – Cuando logré salir me tropecé con Cris, y me dí cuenta que era uno de los que venían a dar la conferencia porque tenía un pin, y le traté de inventar una historia, pero me descubrió. –Lali sonreía mientras contaba la historia.-
Ella prosiguió y Peter la escuchaba atento –Yo me acuerdo que me quedé como congelada, porque era un caño –Peter frunció el ceño.-, él tendría unos veinticuatro años por ese entonces, y yo como que durante ese año no había estado con ningún chico porque… no me atraía ninguno…
-Y si, después de mí, como que era difícil –se agrandó Peter.
- Callate y dejame seguir. No era difícil porque oportunidades no me faltaron –Pitt se imaginó los chicos que habrían intentado acercársele y que él no estaba ahí para protegerla, no que ella necesitara protección porque se manejaba bastante bien, pero de igual manera…- Pero él era distinto porque fue el primero que me atrajo. –Prosiguió Lali- Bueno, entonces me quedé en que me descubrió, y me preguntó por qué me estaba escapando y yo le conteste que porque sí, típica respuesta de pendeja rebelde, hablamos unos minutos y luego me tomó de la mano y me llevó a la conferencia. Me acuerdo muy bien porque mis amigas, al verme llegar con el potro del doctor, y encima mayor de edad, se murieron de envidia –Lali sonrió y Pitt hizo una mueca.- Y nada, después me invitó a salir, él estudiaba medicina y todos los días sin falta me pasaba a buscar en su moto. Mi abuela y Victorio no sabían nada, por supuesto, imaginate…
-Y cuanto tiempo estuviste con él? –Inquirió Peter.
-Estuve dos años, luego de unos meses se los presenté a Vico y a mi abuela, mi abuela lo adoraba y a mi hermano le caía bien.
Dos años! Más de lo que estuvo con el…
-Por qué cortaste con él? Digo el seguro no te corto porque con la cara que te miraba hoy…
-Corte con él porque no lo amaba. Yo lo quería mucho, lo quiero mucho, muchísimo –añadió- Pero nunca lo amé, igual estamos en buenos términos…
-Ya sé que esta pregunta es muy inapropiada, pero lo tengo que saber, vos…
-Yo qué?
-Vos… te acostaste con él? –A Lali su pregunta la tomó con la guardia baja. Le tiró un almohadón a la cara.
-Sos enfermo? Cómo me vas a preguntar eso? –estaba fuera de sí.
-No… Tenés razón, pero igual… -se defendió.
-Peter –ya se había calmado.- Vos te acostaste con otras después de mí, digo además de durante nuestro matrimonio?
Peter agachó la cabeza –Peter, estuve con él por dos años. Sacá tus propias conclusiones.
Al día siguiente, Lali se despertó con vómitos a las seis de la mañana, luego Peter la acompañó a la cocina y allí desayunaron en silenció mientras comían la siempre presente chocolatada que Lali amaba y unas facturas.
-Eh, ya vengo voy al baño –le dijo Peter.
-Dale… -le dijo Lali distraída mientras mordisqueaba una factura.
Al irse Peter entró una mucama que se puso a lavar las tazas que ellos dos habían dejado en el fregadero y Lali la saludó con una sonrisa. Ella siempre trataba de ser buena con la gente de servicio, sabía que era un trabajo muy duro.
-Hola –la saludó sonriente. Lali todavía estaba en pijama, este pijama en particular era un pequeño camisón blanco, de algodón con una pequeña moña color rosa en el escote. Y la chica la miró de arriba abajo, con una mirada que pasó de la envidia, hasta la sorpresa.
-Hola, señora, que tal? –lo dijo con una voz que perfectamente indicaba que Lali no le caía nada bien. –Precisa algo?
-Emm, no, no gracias –pero cambió de opinión- ah, pará, me traerías un vasito de agua?
-Ya le traigo… -se paró en seco y dio media vuelta- Un momento, señora…
-No me digas señora si sos tan amable… -pidió Lali.
-Bueno, no le digo señora. -de pronto su voz cambió- Te lo voy a decir de una sola vez así que escuchame bien, Peter y yo somos el uno para el otro, te lo pido por favor, hacete a un lado. Lo único que queremos es ser felices. No seas egoísta, dejalo libre, Mariana!