-Me carcomía la culpa, Peter… -dijo con los ojos vidriosos. –No podía soportar amar a la esposa de mi hermano, la mujer que él ama. No podía, no puedo.
-Y qué carajo querés que haga con tu confesión? -dijo Peter, de nuevo caminando en círculos por todo el living.
-Yo… yo te la tenía que contar. Lo tenía que hacer. Peter, yo la amo. –dijo desde lo más profundo de su corazón.
-A quién amás, Pablo? –preguntó Lali con una sonrisa, comiendo una galleta de chocolate y caminando hacia el sillón, donde ninguno de los hermanos estaba sentado.
Pablo giró la cabeza hacia donde estaba Lali y la miró entre asustado y sorprendido. Configuró en su rostro una expresión de lo más graciosa. –Yo?
Lali se rió. –Sí, vos, tarado, hay otro Pablo acá? –dijo ella sonriendo. Pablo le sonrió tontamente a Lali y Peter se sentó al lado de ella para marcar territorio.
-Todo bien, La? Te duele algo, estás bien? –preguntó para cambiar de tema poniendo una mano en su panza enorme.
-Peter, desde cuando me ha dolido algo a mí? –preguntó con la ceja alzada. –Pero no me cambies de tema! A quien amás, Pablo, tenés novia y no me contaste? –dijo ella ligeramente ofendida.
Pablo se tapó la cara con las manos y suspiró su hermano lo miró amenazante. Él se destapó la cara y la miró a Lali fijamente. Finalmente logró decir –No… no es que… la cosa es que… No es cómo que… Es complicado –finalmente logró decir.
Lali se llevó una mano al pecho y lo miró a Pablo. Ahogó un grito. –Pablo! No, no digas más nada, ya entendí todo. –dijo ella mirándolo conmovedoramente.
-Eh? –dijo Peter confundido, celoso y muy enojado. –Cómo qué entendiste todo? Todo, TODO?
Lali que seguía con la mano en el pecho y lo miraba a Pablo con una mirada que parecía comprender le respondió. –Sí, ya entendí todo. No es necesario que me expliques nada. –Acto seguido se acercó a Pablo y le agarró el rostro entre sus manos, le dijo fuerte y alto, como si se estuviera comunicando con una sordo. –Está todo bien, Pablo, todo bien. Te re, re, re apoyamos con la decisión que tomaste, sabé que contás con todo nuestro amor. –Peter hizo una mueca. – Me re enorgullece que hayas decidido salir, no te tenés que avergonzar de lo que sos.
-Eh? –dijo Pablo confundido. –De qué hablás?
-Pablo! –dijo Lali como si fuera obvio. -De tu sexualidad!
-Eh?! –dijeron Pablo y Peter a la misma vez. Peter entonces comenzó a reírse estruendosamente.
-Pará! No te acabas de declarar gay, vos? –dijo Lali con los ojos entrecerrados.
-NO! –se apresuró a gritar Pablo. –No, no, no y no!
Peter estaba en el suelo riendo a carcajadas, lloraba de la risa y Lali estaba increíblemente confundida. Pablo estaba bastante ofendido.
-Perdón! –dijo Lali afligida. Peter ya se había levantado del suelo, tenía los ojos llorosos de tanto reír.
Pablo seguía frenético. –Qué te hizo pensar que YO podía ser gay?! –dijo exasperado.
-No sé… -dijo Lali tímidamente. –Varias cosas… -se retorcía las manos.
-Qué cosas? –insistió Pablo.
-No sé, Pablo… varias cosas…. –dijo Lali avergonzada.
-Qué cosas, Lali? –insistió nuevamente Pablo, más nervioso.
Lali se llevó las manos a la cabeza. –No sé! Me ayudás a elegir qué ropa comprar y las cosas del bebé, sos muy detallista… ADEMÁS, el otro día que se me desató el corpiño y se me vieron los pechos no se te movió ni un pelo! –dijo muy alto.
-Cómo? Qué acabas de decir? Te vio…? –Dijo Peter, él exasperado esta vez. –Cómo qué…?
-Sí! Sí! –dijo Lali asintiendo con la cabeza.
-Y usás eso para estimular tus fantasías nocturnas? –dijo haciendo un gesto con la cabeza hacia los pechos de Lali. –Te mato.
-Pará, pará, pará. No… No es así… La cosa es que… -se trató de defender Pablo.
-Ey, fue un accidente, Peter… no lo culpes, no hizo nada… -dijo Lali inocente. –Pero se re fueron de tema… Me respondés, Pablo? A quien amás? –Insistió Lali curiosa.
-Por qué sos tan metida, eh, Lali? –dijo Pablo con una sonrisa.
-No le sonrías, enfermo. –Le susurro Peter al oído.
-Ey! No me dejen afuera, desde hoy que están hablando a solas, ocultando cosas… Voy a pensar que sí sos gay, Pablo… -dijo Lali con carita triste.
-Ey… No te pongas triste… -Pablo hizo ademán de ponerle una mano en el hombro y Peter le pegó en la mano antes de que lo hiciera.
-Qué te pasa, imbécil? –dijo Pablo, molesto, enojado.
-Ey! No le digas imbécil! –lo defendió Lali.
-¿Viste cómo me defiende, tarado? –Le dice Peter empujándolo levemente a su hermano, que se mostró impasible y bastante pacífico.
-Peter… ya está… por favor te lo pido, ya estuvo. –dijo Pablo con la voz cansada.
-Qué carajo estuvo, me pueden explicar que no entiendo nada? –dijo Lali entre curiosa y molesta. –Cómo se mueve, por Dios…
-Se está moviendo? –dijo Peter conmovido.
-Sí, pero volviendo al tema! No paran de cambiar tema, boludo, qué carajo me están ocultando? –Lali estaba muy curiosa y eso más los nervios del embarazo era un combo fuerte…
-La, tranquila… -Pablo estaba caminando por el living mientras Peter la abrazaba y la tranquilizaba. –La… escuchame, no pasa nada, es una cosa… de hermanos.
-Qué malos que son… yo les cuento todo a ustedes… -Dijo Lali con los ojos entrecerrados. –Todo les cuento y ustedes no me pueden contar un solo secreto, que malos que son…
-Lali, no es eso… es muy complicado… Creo que si te lo contara, bueno, no estaría… -Pablo dijo con voz serena
-Qué no estaría qué? Pablo, cuéntenme! Dale, Pablito! Contame vos. –Lali le dedicó una sonrisa y Peter le pasó una brazo por los hombros a ella y puso una mano en la panza. Marcando territorio a full.
-La… creéme, es mucho, mucho, mucho mejor así. Complicaría muchas cosas.
Lali arqueó una ceja y lo miró a Peter. –Peter, realmente creés que las cosas se podrían complicar aún más? Sé sincero.
Puso una mano en el rostro de Lali ante la mirada anhelante de su hermano. –No tenés idea, de cuanto se podrían complicar las cosas, La. No tenés idea.
-Los hermanos Lanzani son raros además de complicados, che…
-Lali… a ver –empezó Pablo y Peter se paró del sillón. –Es un problema mío, personal.
-Ah, sorry, personal era el tema. Nene, hace cuánto nos conocemos vos y yo? Íbamos a la misma clase, Pablo! Sos mi ex cuñado.
-Bueno… lo de ex se está viendo, no? –Dijo Peter.
-Ex cuñado. –insistió Lali. –Pablo, me podés contar lo que sea. Además… te confieso algo, antes de conocer a tu hermano, yo gustaba de vos.
-Qué?! –dijeron los dos Lanzani al mismo tiempo.
-Sí! –dijo Lali riendo. –Pero ni ahí enamorada, me re gustabas… Pero ta, al año siguiente conocí a Peter…
-Y te olvidaste completamente de él, me imagino! –dijo Peter en voz muy alta.
-Y sí, la verdad que me re enamoré… una lástima que otra también se enamorara de vos… pero son detalles.
-Vos… gustabas de mí? –dijo Pablo.
-Sí, gustaba, en segundo. –dijo Lali. –Ahora te toca a vos decirme tu secreto, Pablo.
Peter lo miró amenazante a su hermano. –Lali…
-Qué, Pablo? decime, dale!
Peter estaba parado al lado de su hermano. –Lali, lo que yo te tengo que decir, que Peter ya sabe… es… es…
-Sí, dale contame.
-Lali. –Se sentó al lado de ella en el sillón y le agarró las manos. –Yo te amo.
Las carcajadas de Lali se podían oír de acá hasta la China. Pablo la miraba desconcertado y Peter un poco riéndose también.
-Ey! –La calló Pablo un poco molesto. –Qué te parece tan gracioso?
-Me estás jodiendo? –dijo Lali con los ojos llorosos.
Pablo tartamudeó la respuesta. –Eh… n… n… no! No te estoy jodiendo, te lo digo completamente en serio, Mariana, te amo, me enamoré de vos. –dijo tan serio, que Lali, esta vez, no pudo cuestionarlo.
A Pablo le cayeron unas cuantas lágrimas. –Ay… Pablo… -se dirigió a Peter. –Tenías razón, las cosas sí se podían complicar más.
-Perdón, yo… yo no podía ocultar más tiempo lo que sentía, Lali. Yo me fui enamorando de vos, sin siquiera darme cuenta, empecé a pensar en vos todo el tiempo, eras lo primero en lo que pensaba y lo último.
Lali a su vez, también empezó a lagrimear. –Pablo… -susurró.
-Pero también sé, que lo nuestro nunca va a poder ser. Lo entiendo perfectamente. –Peter escuchaba atento. –Lo tengo muy claro, pero…
-Pero qué? –dijo Peter bruscamente. –No entendés que es la madre de mi hija?
-Pará, Peter. –dijo Lali en voz muy bajita. Miró a Pablo a los ojos. –Yo… no sé qué decirte, Pablo… Te lo tenías guardado.
-Sí, sí. Yo te amo.
-Basta! Dejá de decírselo! –le espetó Peter.
-La…
-No le digás “La”! Sólo yo le puedo decir así!
-Paren! Hablá, Pablo, se tiene que descargar, Peter. –le dijo ella a él con lágrimas en los ojos.
-Bueno, nada, yo sé que nunca va a poder ser…
-Peter, sentate, vení. –Peter le hizo caso y se sentó muy pegado a ella. –Vos entendés que si volvemos tu hermano va a sufrir, no? Yo lo último que quiero es ver sufrir a nadie más. Ya está, no doy más con todo esto. Las cosas se siguen complicando, y yo no puedo así. No quiero ser la causa de que ustedes dos, hermanos, se peleen. Es mejor que enfriemos las cosas, Peter. Sí?
-Esperen! –dijo Pablo. –Yo… yo decir una última cosa, no sé si va a ser bien tomada, o mal tomada… Pero sé que si no lo haga voy a explotar. Y yo tampoco doy más.
Pablo agarró firmemente el rostro de Lali con las manos y lo acercó hasta tocar sus labios con los de ella y darle un apasionado beso. Duro unos cinco segundos. Los cinco segundos que tuvo Peter para reaccionar y estampar a su hermano pequeño contra la pared más cercana y molerlo a golpes. Pablo, por supuesto, se defendió.Lali se levantó del sillón y trató de separarlos, pero en una de esas Pablo, la empujó bastante fuerte como para una embarazada.
Sintió un líquido correr entre sus piernas. Había roto bolsa.