cap 52

222 7 0
                                    

-Sorpresa!
--
Tener mala suerte era una cosa. Perder un billete de cien dólares, pisar mierda mientras vas caminando con tus mocasines italianos, pegarte con el pestillo de la puerta al agacharte a recoger una moneda. Pero esto… esto era el Universo conspirándose para hacerlo pasar de la peor manera posible.
Cómo carajo llegaban Lali y Allegra justo cuando estaba en la sesión de besos más caliente con Paula? Es qué le había hecho algún daño a alguien? Es el karma? O qué mierda es?
-Hola! –exclamó Peter sonriente.
-Hola. –dijo Lali caracúlica. Miraba fijamente a Paula, que estaba inhibida por la presencia de Lali en la habitación. Encima ella lucía despampanante con un vestido corto y rojo sangre con un escote que enmarcaba sus perfectos pechos. Su pelo largo y morocho con onditas suelto y unos tacos espectaculares que hacían que sus, ya de por sí increíbles piernas, se luciera aún más. 
-Hola. –respondió Paula con la que pretendía que era una sonrisa sincera. Lali lo vería como una declaración de guerra.
-Eh… mi amor, vamos, Allegra, papá está ocupado y no nos puede ver ahora… -le dijo Lali a la nena, que miraba extrañada a su papá. Peter había muerto por décima vez en su interior ante la mirada de su hijita.
-Por qué? –preguntó. La sinceridad de la nena literalmente, nunca paraba. –Pa, quien es esa? –señaló a Paula con su dedito.
-Hola! Allegra, no? Soy Paula, una amiga de tu papá. –Lali bufó, ni siquiera se molestó en disimular.
-Allegra, anda al cuarto de papá y fíjate en los regalos que te compré. –le dijo Peter a su hija luego de darle muchos abrazos. La nena se fue saltando danzarinamente y Peter se volvió hacia Paula. –Un segundo, tenemos que hablar. –Paula asintió.
Se fueron hacia el pasillo y Lali lo miró como si lo fuera a matar, pero también había un pizca de arrepentimiento en su mirada y deseo. Mucho deseo.
-Hola. –dijo él
-Ya me dijiste hola. Podrías haber avisado algo así! –reclamó ella.
-Sí, seguro, te llamaba a Londres y te decía “Hola, La, no sabés conocí a una chica, creo que me estoy olvidando de vos, cuando venís?”
-Te estás olvidando de mí?  -sonó con una nena chiquita.
-Estoy tratando, Lali…
-Creo que yo también debería empezar, no?
-Ya empezaste hace mucho vos.
-Nada que ver. Peter desde que nació Allegra no he salido con nadie.
-Nah… -no lo podía creer.
-O sea, he tenido como que…sexo. Pero no he salido con nadie.
-Eso dolió. –dijo Peter. No la podía imaginar con nadie más.
-Sí, escuchame…está todo bien.
-Sí?
-Sí. –ella le dio un beso en la mejilla. –Tenés completo derecho a rehacer tu vida, eso no implica que yo no la odie. La odio ahora, me estoy resistiendo de ir ahí y arrancarle los pelos.
-Por favor no lo hagas… -pidió Peter. –Está nuestra hija, sería un muy mal ejemplo. –Además, estás muy linda para pelear. Demasiado, casi te beso cuando entraste.
-No deberías decir esas cosas cuando tu novia está en otro cuarto. –dijo Lali con una sonrisa traviesa.
-Uy, es verdad, a veces me olvido, sabés?… Soy un desastre.
-Somos un desastre. –corrigió ella. –Bueno, Pitt, me voy. –justó llegó Allegra. La nena seguía mirando recelosa a Peter.
-Mi amor, me matás cuando me mirás así. Dame un beso y un abrazo, dale… -pidió Peter abriendo los brazos para que su hija corra hacia él. Allegra fue despacito y lo abrazó.
-Ey, Alle, vamos a casa? Hay que desempacar, ordenar las cosas nuevas…
-Bueno, chau, pa. -dijo ella, tenía una mirada que Peter no pudo descifrar en su bello rostro.
Se despidieron y Lali y Allegra se fueron a su departamento. Peter, mientras tanto, se sentó en el sillón donde se encontraba Paula, muy callada para su gusto.
-Todo bien? –preguntó Peter.
-Esa es tu ex? –preguntó Paula con un sabor amargo en la boca.
Peter asintió. –Ya entiendo por qué no la podés olvidar, es muy linda. –admitió Paula, claramente celosa.
-Sí, pero vos también sos linda. –dijo Peter en un intento de consolarla…y de consolarse a él.
-Está muy bien para tener veintinueve. –dijo Paula, con ese mismo tono de rabia, frustración y celos mezclados.
-No tiene veintinueve, tiene veintitrés. –la corrigió él.
-Veintitrés? Peter, tiene veintitrés?!
-Sí! Qué pasa? –Peter se alarmó ante la reacción de Paula.
-Es más joven que yo! –sus ojos se cristalizaron. –Es más joven que yo, es mucho más linda que yo… tiene a una hija preciosa… Peter, cómo puedo yo competir con eso?
-No tenés que competir con ella. Yo no estoy juzgando nada. Pau, yo no quiero que pienses que por el hecho de que todavía la amo, que no te quiera a vos y que no quiera seguir adelante con lo nuestro.
-Todavía la amás. –murmuró ella.
-Sí. –confirmó él.
-Te prometo que la vas a olvidar. –dijo ella más calmada, dicho esto, se inclinó y le dio un beso muy dulce.
-Pau, hoy viene Allegra a quedarse conmigo… para que te vaya conociendo y eso.
-Me parece perfecto! –exclamó, desde que ayer a la noche le había venido ese mini ataque de celos, estaba mucho mejor. –Cuando llega?
-Tendría que estar llegando ahora, pero Lali llega siempre tarde, es una cosa que tiene ella, por eso yo le digo que venga a las tres, así la trae a las cinco. –rió Peter.
-Ah… bueno. Querés que yo cocine? –preguntó Paula.
-Cocinás? –él se extrañó.
-No sé… nunca me cocinaron, siempre le cocinaba yo a ella, es un desastre Lali cocinando, una vez se quiso hacer la chef y quemó la casa, más o menos. Sigue estando la quemadura en el suelo de esa vez en la casa de campo de mis padres.
-OK. –Por alguna razón, Paula no estaba contenta.

A las cinco y media, Lali abrió la puerta ella sola con la llave que Peter le había dado. No la usaba nunca, pero desde que se enteró de que Peter estaba con su novia, la usaba de seguro.
-Tiene una llave? –susurró Paula a Peter.
-Ehh, sí, obvio. –contestó él.
-Hola, pa! –llamó una mucho más alegre, Allegra. Redundante, no?
-Hola, mi amor, princesa. –Peter la alzó en brazos y la abrazo. Fue muy incómodo, porque mientras los dos estaban inmersos en el abrazo, Lali miraba a Paula con un odio que quemaba.
-Pa, me acompañás a la cocina a tomar agua? –pidió Allegra. Peter dudó dejar a Lali sola con Paula, sin embargo acompaño a su hija a la cocina.
-Lali, no? –preguntó Paula, rompiendo el incómodo silencio.
-Sí. Tu nombre no lo tengo…
-Paula. –contestó ella de inmediato. –Podemos dejarnos de boludeces? Vos estás enamorada de Peter?
La sinceridad de la mujer, tomó por sorpresa a Lali. –Wow, directa. Ponele que esté enamorada de Peter.
-Te pido, por favor, no quiero que te metas. Estoy con él ahora, al parecer lo hago feliz. Quiero empezar algo en serio con él. Hace poco que lo conozco, pero creo que lo estoy empezando a amar.
-No me voy a meter, yo como él, también me quiero olvidar de él.
En ese instante, padre e hija vuelven al living y Lali les sonríe. –Qué lindos que quedan los dos. –le salió del alma, no tuvo filtro en ese instante y pareció que intentaba hacer lo contrario de lo que le había dicho a Paula.
Peter sonrió torcidamente y la miró a Lali directamente en los ojos. Fue como si no existiera nadie más.
-Pitt, ya sé que no es tu día de quedarte con Allegra, pero… necesito que se quede a dormir hoy acá.
-No es problema, eh… pero nosotros te la llevamos a tu apartamento a la noche, no es problema. –dijo Paula. Realmente ella quería pasar la noche sola con Peter.
Peter estaba desconcertado. NO, él amaba cuando su hija se quedaba con él más tiempo.  Lali lo fulminó con la mirada a Peter. –No él tema es que no voy a estar en mi departamento… -dijo Lali.
-Salís con Euge. –preguntó Peter.
-No, no salgo con Euge.
-Con Rochi? –preguntó Peter.
-No, no salgo con Euge ni con Rochi. Voy al departamento de Cristóbal. –Listo se podía suicidar perfectamente. NOOOOO, por qué?

"Un trato" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora