Y resulta, que por esas casualidades de la vida, Peter se va antes de la salida y escucha a Lali hablando sola, bueno, con el bebé. Su primer impulso fue ir directamente hacia ella y abrazarla. Aunque le estuviera diciendo al bebé formas de volverlo loco a él. Resistió el primer impulso.
El segundo impulso fue ir y hablarle a Lali tranquilamente. Cosa que no hacían desde hace bastante. Eso, sí, eso sí. Fue directamente al sillón y se sentó al lado de ella. –Qué hacés?
Mientras tanto, Lali ponía otra película de terror en el DVD player y se recostaba en el sofá nuevamente. Ella lo ignoró y siguió riéndose ante las trágicas muertes de los inocentes personajes.
-Ey, te hice una pregunta… No me vas a contestar? –le preguntó con el atisbo de una sonrisa tímida.
Lali lo seguía ignorando. Peter se sentó más cerca de ella y agarró el tarro de vacío de “Nutella”. –No queda más?
Lali lo seguía ignorando y riéndose ante las muertes y las decapitaciones de la película. Era un poco morboso, pero ella se reía.
-Ah porque yo quería comer un poco, estoy seguro que en la heladera hay más…. LA PUTA MADRE, QUÉ CARAJO ESTÁS MIRANDO??!! –Vino una parte muy terrorífica donde muchos zombies atacaban a un pobre humano, Peter se había hecho un ovillo en el sillón muerto de miedo pero Lali se reía a carcajadas.
-Nenita –Murmuró ella sonriendo.
Peter se incorporó y le sacó el control de la mano y puso pausa –Me hablaste –dijo con una sonrisa.
Lali al ver que ya no podía seguir esquivando el tema, lo miró, fulminándolo con la mirada. –Qué carajo querés ahora?
-Quiero hablar. –dijo serenamente.
-Yo no. –le contestó Lali y se dispuso a levantarse de sillón pero el la atajó y la sentó nuevamente. Parecía que los ojos de Lali eran dos bolas pequeñas y oscuras de fuego.
-No. Me. Toques. –le dijo lenta y pausadamente. Pero con un fuego interno que a Peter le heló los huesos.
-Bueno… bueno –dijo un poco tímido. –Lali, lo que yo te quería decir es que… Bueno, no estuvimos bien.
Nah, Lali no podía creer lo que escuchaba. –No estuvimos bien? ESTUVIMOS?! BIEN!? Vos sos idiota o te hacés? –Le espetó furiosa.
-Trato de arreglar las cosas! –Arguyó Pitt.
-No, vos claramente sos un caradura, boludo, madurá!
-NO! NO! –Dijo Peter con sarcasmo e ironía en la voz. –Madurá? Me dice madurá Mariana “Adolescente eterna” Espósito, a mí que madure? Nah, muy fuerte.
-Si, te digo madurá! –le gritó.
-Vos? La misma que hace un segundo le decía a NUESTRO bebé –Por alguna razón enfatizó esa palabra. – que si era nena que salga con un profesor sola y exclusivamente para molestarme a mí? –dijo con los ojos bien abiertos y la voz colmada de una mezcla de celos, histeria y enojo con una pizca de sarcasmo.
Lali sonrió sin darse cuenta. La había escuchado en sus charlas privadas. Bueno, que se joda por andar cerca cuando nadie lo necesitaba. –Jodete por escuchar. –le dijo simplemente.
-Cómo que jodete por escuchar?
-Lo que escuchaste –dijo Lali, se estaba parando para salir triunfante del living y dejarlo con la palabra en la boca, cuando de pronto ahogó un grito y se llevó las manos a la panza. Lali abrió mucho los ojos y su cara ofreció una expresión de sorpresa. Peter, no entendiendo nada. La agarró de la muñeca y la sentó de nuevo en el sillón. Curiosamente Lali no se quejó, y seguía con las manos en la panza. Luego, casi como un acto reflejo, Peter le puso una mano en su panza. Lo primero que notó fue un repiqueteo, un leve movimiento.
-La… -Estaba sorprendido, alucinado –Lali, La, está… está pateando.
-Ya sé, Peter. –Se recostó en el sillón, sin despegar las manos de la panza y Peter se recostó a su lado, haciendo lo mismo que ella.
Lo segundo que notó Peter, fue el tamaño de la panza. La última vez que la había visto de cerca…. Bueno, apenas se notaba. Ahora, era un panza de tres meses, cómo no se había dado cuenta antes? Qué idiota, por dios. Qué idiota.
-Patea fuerte –dijo después de un rato.
Lali abrió mucho los ojos. Arqueó una ceja y se incorporó como pudo, con las manos pegadas a su panza. Luego ahogó otro grito y le digo indignada. –Yo estaba enojada con vos. Yo estaba muy enojada. Te vas.
-Nah, no, nah, nah, no. –dijo negándose rotundamente a irse. No me voy a ningún lado, NUESTRO. NUESTRO. –Volvió a repetir –No tuyo, NUESTRO bebé está pateando, así que… lo lamento mucho pero me quedó. –En todo ese pequeño discurso no había despegado las manos de la panza.
Lali lo fulminó con la mirada. Se estaba haciendo costumbre eso, pensó él. –Bueeno… -dijo a regañadientes. -Bueno… -volvió a decir –Termina de patear y te vas.
-Trato. –Pero no dejó de patear.
-Me parece que… ya está. –dijo Lali después de una hora.
-No, no, no –dijo él. –No esta nada, sigue pateando –dijo alucinado mientras acariciaba la panza con cariño. –La, está pateando ¡no lo puedo creer! –Acto seguido, le dio un beso al abdomen de Lali con un amor paternal, que a Lali le hizo escocer los ojos.
-Ta, sigue pateando, pero yo tengo sueño, así que me voy a dormir un rato, chau. –dijo ella con ademán de levantarse, pero el nuevamente la retuvo.
-Un ratito más, La. –suplicó. –Por favor.
Ella suspiró –Ok. Un ratito, Peter…
-Está enorme la panza, Lali. –en eso el frota la panza y entran su madre y María.