-Te dejo ir cuando aparezca mi padre, enserio. –Prometió- La, yo te necesito para demostrarle que sigo casado con vos y después te vas. La, enserio estoy preocupado por vos.
-Dejame en paz.
-No, no te dejo en paz. Querés seguir durmiendo?
-No. Tengo hambre –se levantó de la cama y se dirigió a la cocina, Peter obviamente la siguió.
-La, pará, vos hacete el desayuno, yo voy a llamar a un doctor para que venga hoy mismo, dale? –le dijo cariñosamente.
-Hacé lo que quieras, Peter.
-Yo llamo al doctor.
Al terminar la llamada se encontró a Lali en la cocina comiendo facturas con chocolatada. Le dijo –La, ya llamé, viene al mediodía, y esta perfecto porque a esa hora Mamá y Mery siempre salen de compras al pueblo… Así que…
-Mery… divina… -dijo mientras comía una factura.
-Eh, me convidás una factura rellena? –dijo con la intención de agarrar una.
-No, conseguí las tuyas, esta es mía. –y la mordió- Las pedí yo, sabías?
-No –contestó con una sonrisa compradora- Pero, quien las pagó?
-Tu viejo –contestó Lali sin devolverle la sonrisa, y se comió las tres últimas facturas rellenas sin convidarle ningunas a Peter, sin embargo le dejó una chiquita, media quemada.
La mañana transcurrió sin muchas peleas. Lali y Mecha no se hablaban y María le tiraba los galgos a Peter sutilmente, pero Lali no parecía darle importancia. A las once se tomaron una lancha las dos que las llevaría al pueblo, porque se iban de compras, dejando a Peter y a Lali solos.
A la una del mediodía, Lali le dijo a Peter –Sabés que ya me siento mucho mejor, solo a la mañana me vinieron los vómitos, enserio, cancelá.
-No, no. Igual es para saber, hace ya unas semanas que todas las mañanas te levantás así, La.
-Peter, ya me siento bien, enserio. Cancelá. –Insistió.
-Ya es tarde para cancelar…
A las dos de la tarde tocaron la puerta, Peter le abrió al doctor, un hombre alto de unos veintiocho años de edad, de pelo castaño claro y ojos color cielo bien clarito. Peter lo hizo entrar al living.
Al ver al doctor, la reacción de Lali fue totalmente inesperada, primero se le cayó el libro que tenía en la mano y luego se fue a abrazarlo. El doctor le correspondió al abrazo.
Lali simplemente dijo –Cristóbal, cuanto te extrañe.
-Lali! –dijo él sorprendido! –Mirá donde te vengo a encontrar, hermosa! –Peter se sintió pintado.
-Tonto.–le dijo Lali con una sonrisa.
-No, pero estás hermosa, Lali! Mirate, toda una mujer, y qué mujer. –La volvió a abrazar- Uy, perdón –por fin se había percatado de la presencia de Peter, que miraba con el doctor. Si! El doctor! Abrazaba a su esposa y la piropeaba en frente de él. –Perdón.