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୧narrador omnisciente୨
Noche tranquila de otoño, ambos jóvenes se daban mimos, uno sentado encima del otro, dando una llovizna de besos a aquel castaño, el cual solo podía reír y dar pequeños besos como respuesta ante tal cariño.
Baja su mano a la cadera del más bajo, empujandolo de manera suave junto a su cuerpo, dejando al peli-negro abajo de el.
Empezó con besos suaves en todo su rostro, bajando al cuello dando uno que otro beso parando para así poder mirarlo a los ojos.
⊱Quacks, ¿quieres seguir con esto?⊰
Se quedaron mirando a los ojos por unos segundos, recibiendo como respuesta un beso suave, acercando su cuerpo de una manera tranquila, enredando sus piernas en la cintura del castaño, sintiendo como su miembro se frotaba de manera leve.
Los besos siguieron, siendo más intensos y con más pasion.
Las manos del oji-rubí subían y bajaban en la espalda del más bajo, dando un suave masaje, con un notorio temblor ante sí prometa vez, intentando ser lo más cuidadoso posible.
Aquel beso prosiguió, llendo hacia el cuello del híbrido, haciendo que este de suaves y bajos jadeos.
La ropa empezó a estorbar, quitándose entre sí sus prendas, tirandolas en algún lugar de la sala.
De manera suave frotaba la pinta de su miembro en la entrada de su pareja, lubricando esta misma con su pre-semen.
Los gemidos no hicieron esperar cuando pudo sentir como la punta del castaño se hacía paso a su interior, sintiendo un escalofrío en toda su espalda, la cual ante tal placer que sentía en esos momentos se hallaba arqueada.
Su cuerpo era llenado de besos, haciendo que aquel dolor que empezaba a sentir sea reemplazada por amor y lujuria.
El miembro del mayor se metía cada vez más, llegando a la mitad empezando un vaivén lento y notoriamente inexperto, pero que ambos disfrutaban.
Aquel vaivén paso a segundo grado, cuando sus pieles empezaban a juntarse generando un sonido que estaban seguro que lo escuchaba hasta sus bisabuelos.
Las embestidas habían subido de velocidad juntos su fuerza, llenando la habitación de los gemidos, jadeos e incluso gruñidos del castaño, los besos no se hicieron esperar, siendo salvajes pero tímidos a la vez, mientras que sus lenguas bailaban entre sí.
Ambos siguieron hasta que llegaron a su punto.
Estaban sudados y cansado, el peli-negro quedo rendido, mientras que el castaño lo tomaba entre sus brazos para limpiar a ambos, para que después descansaran en su cama.
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Época gacha gente.
Dibuje a Quackity como un angel/Dios, y tengo pensado dibujarlo xdd
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