Chaeyoung caminaba por los pasillos con luces azules, mientras admiraba el club un poco más llenó el día de hoy.
Hacía un tiempo que no venía, después de traer a Jeongyeon, no había venido, pero hoy tuvo el tiempo suficiente como para venir de nuevo.
Hubiera seguido metida en su mente, si no fuera por el choque de hombros que sintió, viendo a una elegante bailarina de cabello largo pasar a su lado, sintiendo el mismo golpe.
— Lo siento señorita, no me he fijado. — dijo Chaeyoung, mientras esperaba una respuesta.
— Claro...
No podía ser, Son Chaeyoung no podía estar frente a sus narices, era imposible.
— Vaya Myoui, creo que volverte a encontrar ha sido un poco... Sorprendente. — contestó, mirándola cómo solía mirarla hace algunos años atrás.
Definitivamente eso le traía muy malos recuerdos.
Ocho años atrás...
Era la octava vez en el mes que corrían a una empleada gracias a Son Chaeyoung, la desastrosa y rebelde chica hacía que corrieran a todas las nuevas empleadas si no le agradaban.
— ¡Son Chaeyoung! Ya basta con esto, no puedes estar corriendo a todas esas pobres mujeres. — dijo fuerteme su madrastra.
— pero no me agradan, son molestas y torpes, deberían conseguir más empleadas que sean buenas, tan buenas como Nana.
— Nana es ya grande, sólo confórmate con las nuevas y comportarte. — dijo la arreglada mujer.
— No tienes porque decirme algo, sólo eres una intrometida, si mamá estuviera aquí, tú no estarías viviendo todas estas mierdad de lujos.
Chaeyoung detestaba a la joven mujer, no por que fuera su madrastra, si no porque solo estaba ahí para scarale todo el dinero a su padre.
— ¿Qué carajo te pasa? ¡Ah! — agarró fuertemente su brazo. — me debes respeto, ahora yo soy tu madre. — la reprimió.
— No lo eres, eres una intrusa e interesada. — contestó, para ir con todo el coraje que tenía hacia el jardín.
Estaba enojada, su madre había fallecido hace menos de dos meses y su padre ya tenía una nueva esposa, parecía que nunca había amado a su madre.
Se sentía enojada porque ahora estaba sola, si no tuviera nana, probablemente ya se hubiera ido de casa, a buscar una nueva vida, lejos de su padre y de la bruja de su madrastra.
Sintió unos suaves pasos, así que levanto la mirada, viendo a una elegante niña acercarse a ella timidamente.
— H-hola, soy soy Mina, vengo de Japón. — dijo la jovencita, viendo a la contraria mirarla sin sentimientos.
— ¿Y qué? Ya, ¿brinco de alegría? — contestó bruscamente.
— Yo... No. — bajó su cabeza.
— ¿Qué haces aquí? ¿Eres una ladrona?
— ¡oye! Mi madre y yo no somos unas ladronas, somos personas honestas. — contestó enojada, apretando su pingüino de peluche en sus manos.
La manera en que se veía enojada Mina, hacía que su humor mejorara, pero eso le irritaba.
— Bueno, no durarán mucho aquí, haré que las corran en cuando pueda. — contestó, ignorando la y tomando camino a adentro de la enorme mansión.
Chaeyoung había nacido siendo asquerosamente rica, por lo que cualquier cosa que pidiera, estaría en sus manos en un abrir y cerrar de ojos.
Y en ese preciso momento se encontraba observando a la chica, parecía que era elegante cada que caminaba. Sostenía una pequeña corona en su cabeza, mientras bailaba con su pingüino de peluche y se reía como si fuera lo más gracioso del universo.
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𝗕 𝗟 𝗨 𝗘
Fanfic"realmente mi pulso se acelera cuando pienso en tu piel cerca de la mía" Yoo Jeongyeon es la ceo de una famosa empresa de entretenimiento en Corea, pero tiene que mudarse en una semana a Estados Unidos para dirigir la empresa de su padre. Su vida si...