Estoy lista

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Le toma a Carolina solo un par de segundos decidirse.

La chica enlaza sus piernas alrededor del cuerpo de Paul para atraerlo a ella y besarlo con pasión desenfrenada.

Las lenguas de ambos danzan dentro de sus bocas.

Las respiraciones se comparten entre ambos, cálidas, entrecortadas, agitadas, apresuradas...

Carolina agarra con fuerza la cara de Paul con ambas manos mientras sus labios se devoran con hambre desmedida.

Un ligero sabor a sangre inunda las bocas de los dos debido a lo intensos que son los besos, pero eso solo los hace más desesperados y necesarios.

Paul siente como su miembro reacciona al instante con ella.

Sin que Carolina lo toque, su miembro está más firme, caliente y duro que nunca antes!

Todos los sentidos de Paul están puestos en Carolina.

Las grandes manos de él abrazan fuertemente a la chica cuyos suspiros lo derriten.

"mmmmhhhh...."

Paul siente la necesidad y fuego de la pasión que desborda Carolina mientras sus pequeñas manos femeninas desabrochan los botones de su camisa para acariciarlo y arañar su espalda y pecho marcados.

Ambos se separan por un par de segundos.

Los dos jadean sonrientes, pegan sus frentes mientras intentan calmar su alocado latido del corazón y su irregular respiración.

Paul piensa en ese momento que él tenía razón.

Carolina es una fiera en la cama, pues esa misma pasión y fuerza con la que pelea es la misma que usa para despojarlo de su ropa, sin delicadeza ni tapujos.

"Dios nena, te deseo tanto."

Susurra Paul entre gemidos, pues para él, el sexo es tan indispensable como comer.

Y ese día se ha sentido tan frustrado porque no tuvo su ración diaria...

"Paul...soy tuya..."

"Solo tuya..."

Gime Carolina imitando el tono de voz tembloroso de Paul antes de buscar los labios del hombre para besarlo de nuevo.

Con un movimiento soberbio, Carolina logra sentar a Paul en el sillón.

Sentada a horcajadas sobre Paul, Carolina mueve lentamente sus caderas, provocandolo más.

La chica solo tiene puesto un femenino sostén y unas braguitas a juego pues Paul le quitó el pantalón de pijama que llevaba y su camiseta holgada.

Las enormes manos de Paul recorren entera la delicada, suave y hermosa piel de la chica sin perderse ni un solo centímetro.

Carolina enlaza sus manos con las de Paul uniendolas.

Extendiendolas a lados con fuerza, Carolina evita que Paul la toque.

Con este simple gesto, la chica controla todo, Paul sonríe.

Al él le encanta que Carolina lo domine de esa forma.

A Paul excita que ella tome el control y decida que hacer con él.

Carolina le dedica una sonrisa lujuriosa mientras lo devora con la mirada y se muerde el labio inferior...

Saboreandolo.

La chica dejará marcas en la bonita piel ligeramente bronceada del hombre que tiene unas ligeras marcas de cicatrices de batallas pasadas.

Prohibido Amor de un CEO, Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora