⭑𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 7⭑

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llamadas inesperadas

No me puedo creer que me hayan cogido

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No me puedo creer que me hayan cogido.

Hoy por la tarde tuve que ir a la reunión. Y estuve hablando con la jefa de la exposición la que ya se llevo mis cuatro cuadros y con la que firme un contrato de que esos cuadros ya son de su propiedad y que el 40% de él dinero que sacaré al vender los cuadros va para ellos.

Llame a mi padre para decirle que había conseguido el sueño de mi madre pero no me lo cogió.

En cuatro días era la exposición y la verdad que me encantaría que viniesen. Le deje un mensaje de voz y me fui al coche.

Al salir me encontré con Pablo.

—¿Qué haces aquí?

—Desearte suerte. - me tendió un café que yo acepté.

Era la primera vez que lo veía fuera de de el colegio y sin sus amigos. Se me hacía raro estar a solas con él y sin hablar de su prima.

Pero el chaval era gracioso, siempre me sacaba una sonrisa, y cuando no te está vacilando resulta que es sensible y majo.

Los cuatro días que llevaron hasta el viernes se me pasaron volando. Con los nervios de el día de la gala no me di cuenta de que los días pasaron.

Mi padre no me volvió a llamar, pero en el momento en el que entre en la galería le dije a el segurata que cualquier persona que pregunte por mi esta invitada.

Igual soy una ingenua porque pienso que hay la posibilidad de que venga, pero prefiero pensar en que va a venir a que me va a dejar sola.

Sabe lo importante que es para mi y lo importante que sería para mi madre. A ella le encantaba pintar también. Y cuando ella murió yo tenía 14 años. Fue en el parto de mi hermana Abril.

Ella había tenido que tenerme a mi por cesárea ya que solo tenía 16 años, le habían dicho que el parto habia sido complicado por su temprana edad. A sus 18, mis padres se casaron y esperaron unos años para tener el segundo hijo. Pero las cosas se torcieron cuando le diagnosticaron a Abril síndrome de Down. Mi madre se empeñó en seguir con el parto, sabiendo que habia posibilidades de que alguna de las dos podía morir. Le toco a ella. Pero me dejó a Abril.

Era muy unida a mi madre, ella me enseñó la pintura y me dio a Abril, que era la única razón para levantarme los primeros días sin ella. Tenía que ser madre y hermana para Abril, nuestro padre tenía que trabajar y yo me encargué de sus cuidados. ahí me di cuenta de que me encantaban los niños y todo lo que conlleva cuidarlos.

Sabía que venir a trabajar aquí, a Barcelona iba a ser un gran cambio para Abril. Ya que ella está acostumbrada a estar conmigo. Pero allí en Murcia no prestan atención al arte y si ahora estuviese allí con ellos no me hubiesen cogido para esta exposición, por que no hubiese conocido a Pablo. Espero que mi padre lo entienda.

¿𝑁𝑂 𝑇𝐸  𝑆𝐴𝐵𝐸𝑆  𝐿𝐴𝑆  𝑇𝐴𝐵𝐿𝐴𝑆? pablo gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora