Desencadenante

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Por los pasillos se escuchaban murmullos que hablaban del miedo, un grupo de chicos populares habían recibido una paliza por un monstruo, o eso se decía por las heridas de las víctimas ya que estas permanecían mudas de miedo, no se atrevían a hablar de su único agresor, es sorprendente que una única persona haya hecho eso, decían por un lado, imposible es claramente cosa de varios, ese grupo tenía unos quirk muy poderosos, una persona no podría con ellos, tiene que ser varias, responden. Ninguna de estas voces se podía imaginar que el culpable de todo había llegado esa mañana a clase como cualquier otra, aunque algo más feliz que de costumbre. Sus amigos se acercaron enseguida al ver su sonrisa.

Uraraka: ¿Ha pasado algo bueno Midoriya?

Midoriya: No gran cosa, ¿por qué?

Uraraka: Porque hoy estás sonriendo. -decía la chica con felicidad.

Midoriya se sonrojó ante la respuesta de su amiga.

En ese momento por el marco de la puerta apareció alguien que subió la tensión de la clase en un instante, todos se voltearon a verlo incluido Midoriya pero enseguida le quitó importancia y fue a su asiento, algo que  no sorprendió a la cabellera blanca y roja que acababa de asomarse por la puerta. Todoroki entendía que Midoriya no quería verle después de todo el dolor que le había provocado, así que optó por esquivar las estatuas de sus compañeros y sentarse en su pupitre. Uraraka se acercó a Lida.

Uraraka: ¿No le notas algo extraño?

Lida: La verdad es que se le ve más, como decirlo, ¿apagado?

Uraraka: Deberíamos hablar con él, somos amigos.

Lida: Hmm… no parece buena idea, le rodea un aura extraña, me da la sensación de que si le preguntamos no nos dirá nada.

Aizawa: ¡Venga sentaos de una vez! Hace rato que he entrado en el aula. 

Bienvenido de nuevo Todoroki.

Todoroki asintió y dio inicio la clase.

El segundo periodo del día era estudio libre, pero la clase no parecía muy por la labor de hacerlo, todas las miradas se concentraban sobre Shoto. Has visto que moretones más oscuros. Y esos parches en la cara. Se le ven algunos arañazos. Está totalmente destrozado. Ha sido él. No, no puede ser. Su quirk es uno de los más poderosos. Seguro que fue él. Seguro que lo hizo por Midoriya, esos tipos eran los que se metían con él. Pero que miedo ¿no?, que sea capaz de hacer algo así.

El murmullo de la clase se incrementaba cada vez más, ya no se preocupaban por si los escuchaban, pero Todoroki no hizo nada, se limitó a callar y leer su libro de texto, la realidad era que tenía miedo de levantar la voz, un miedo atroz, casi paralizante. Por otro lado Midoriya comenzaba a ponerse nervioso, un malestar que fue incrementando a lo largo del día, la razón era que quería enloquecer, estaba esperando la chispa que activaría sus nuevos poderes, es decir las carcajadas de sus compañeros a su costa. Pero el día estaba siendo realmente tranquilo y sus nervios estaban a punto de agotarse, hasta que de repente se desplomó de una mala manera en la última clase del día, el exámen de acrosport. Al notar el golpe en la nuca se levantó rápidamente y con una sonrisa observaba a sus compañeros de clase, pero ninguno se estaba riendo, todos le observaban con caras de aburrimiento o ni siquiera le miraban.

Midoriya: ¿Porque… porque no os reís? Acabo de caerme, tenéis que reiros como siempre, os reís de cualquier cosa que me pasa, ¿porque ahora no? ¿qué os pasa? ¡Vamos reíros! Cómo cuando hace unas semanas estaba afónico, o como cuando me quitaron las zapatillas y tuve que ir descalzo. REÍROS. 

Sus compañeros le miraban extrañados. 

Midoriya: REÍROS DE UNA PUTA VEZ.

El chico comenzó a flotar en el aire, asustando a los demás.

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