Voces

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Ha pasado una semana, en la que la ausencia del peli-verde no ha pasado desapercibida y no han tardado en correr los extraños rumores, "de seguro le han matado", "no yo creo que le han dado tan duro que le han dejado discapacitado" "¿Y si lo han secuestrado? Jajajaja", nadie podía imaginarse que en realidad se había resistido y que había intentado suicidarse porque a nadie le entra en la cabeza que aquel chico con el que raras veces hablaban y que mostraba una personalidad pasiva y agradable, podía llegar cometer semejantes actos.
Sin embargo la ausencia de Midoriya si que marcó a cierta persona. A la hora del almuerzo Shouto Todoroki observaba a Katsuki Bakugou, tenía la sensación de que él sabía sobre Izuku y ese día se decidió a ir y preguntarle. Se acercó a su mesa y dio un leve golpe sobre esta, debido a que el chico en cuestión estaba con los ojos cerrados recostado sobre la silla, al escuchar el golpe abrió los ojos y fulminó con ellos al chico que le había perturbado.
Bakugou: ¿Que quieres hielo?-bramó Bakugou.
Todoroki: Habló aquí la bomba sin detonante.- dijo dándose un aire.
Los dos chicos comenzaron a mirarse intensamente, parecían dos lobos alfa en plena guerra, sin embargo la única diferencia es que uno tenía a toda su manada presente y el otro al único miembro lo había perdido y no sabía dónde. Ante tal situación Todoroki decidió agachar las orejas y apartar la mirada.
Todoroki: Solo he venido a preguntarte si sabes dónde está Midoriya, lleva un tiempo sin aparecer.
Bakugou: ¿Y porque debería decírtelo?-Bakugou hizo una pausa, se iba a aprovechar de ese momento, de ese chico. Desde la primera vez que vio al bicolor no le infundió confianza y cuando comenzó a acercarse a Izuku comenzó a odiarle, ese chico le molestaba, su actitud fría, sus aires de niño rico y para colmo estaba interesado en el nerd. Una sonrisita se dibujó en el rostro de Bakugou- Te costará muy cara la información.
Todoroki le observó algo incrédulo, a el tampoco le caía en mucha gracia aquel chico, pero algo sabía de él, por lo que le había contado su amigo.
Bakugou: ¿Vas a hacerlo aún así?- elevó la voz hasta que cada rincón de aquel comedor quedó en silencio y todas las miradas apuntaban hacia el chico de hielo y fuego. Todoroki retrocedió unos paso y Katsuki pensó que iba a huir, cuando estaba a punto de llamarle cobarde, Shouto se agachó hasta tocar el suelo con su frente.
Todoroki: Por favor, dime dónde está Midoriya.
El niño rico, el niño de la empresa de finanzas Endeavour, agachado pidiendo súplicas, pero no lo podía evitar, ese chico de ojos verdes y pecas era algo más que un solo amigo, ha vivido con el todo el sufrimiento por el que ha pasado y por muy extraño que parezca se ha enamorado de eso, de ese dolor y sufrimiento por el que Midoriya pasa cada día. Todoroki tiene una convicción y esa convicción es que ha nacido precisamente para salvar a ese chico y hacerle feliz y para cumplir hará lo que sea necesario incluso agacharse a los pies de un pandillero cualquiera.

La sala estaba boquiabierta, nadie creía lo que estaba viendo, sin embargo un rubio estaba feliz por lo que veían sus ojos.
Bakugou: Al fin conoces tu lugar.
Todoroki levantó la cabeza y le miró directamente a los ojos, su mirada aterraba un poco al contrario.
Bakugou: Está en el hospital.
Todoroki: ¿En el hospital? ¿Porque?
Bakugou: Si quieres más información ya sabes que hacer.
Todoroki se levantó y se fue, ya se había humillado lo suficiente, además a su padre no le gustará nada saber lo que había hecho hoy.

Pocos minutos después sonó la campana del final del recreo y el comedor se desalojó. Las clases volvieron a la normalidad y los nuevos rumores comenzaron a correr.

A las seis de la tarde una rojiza luz bañaba las paredes y sabana de una blanca habitación de hospital en la que unos cabellos verdosos descansaban. Se respiraba mucha paz en ese cuarto, más no es así en la cabeza del chico. Su cabeza estaba hecha un lío, recuerdos de su infancia con su amigo se mezclaban con recuerdos de cuando esté en secundaria le abusaba y a estos se le suman los recientes recuerdo de abusos y pesadillas, el chico ya no sabía que era real y que no, no paraba de sudar y retorcerse en la cama. Solo había una cosa que le calmaba unas palabras recurrían a su mente cuando esta llegaba al límite.

"Desaparece y no mires atrás"

Alguien en su cabeza le hablaba, pero por mucho que preguntase quien es nadie respondía, al final se acostumbró a escuchar esa voz.
El sonido de la puerta corredera sonó y la madre del chico entró al cuarto, esta vez acompañada de un chico muy preocupado por ver a su amigo. Midoriya abrió los ojos y volteo a ver quién era, Todoroki al ver que estaba despierto se abalanzó sobre él.
Todoroki: !Midoriya¡ ¿Estás bien? ¿Quien te ha hecho esto?
Midoriya: Todoroki-kun- le sonrió como siempre- no te preocupes no es nada, estoy bien.
Todoroki: ¿Bien? Llevas una semana sin aparecer por el instituto, estaba muy preocupado, y cuando te encuentro estás en el hospital. ¡No me digas que estás bien! porque no es así.
Midoriya le escuchaba atentamente, era la primera vez que veía a ese chico expresar emociones, es decir no se cree los rumores que corrían por la escuela pero tampoco había visto al chico en otra tesitura más que la de su cara sería.
Midoriya: Gracias por preocuparte por mí.- Se sintió algo culpable de ver al chico en esa situación y agachó la mirada, algo que no paso desapercibido para el otro.
Todoroki: ¿Cómo has acabado aquí?
La madre de Izuku había hablado con Shouto antes de que este entrara al cuarto, en un intento de averiguar el porqué su hijo está como está.
Pero Todoroki no dijo nada, se hizo el atolondrado, pero ahora quería él saber, saber el porque estaba en esa cama.
Midoriya no respondía seguía con la mirada agachada enfocada en sus manos las cuales enredaban con un aparatito que tenía enganchado a su dedo y que servía para controlar su estado.
Todoroki: Si no me lo dices le contaré todo a tu madre.
Midoriya alzó su rostro y con ojos suplicantes miró a su visitante, esa mirada era la debilidad del chico de cabellos rojos y blancos.
S

uspiro y se sentó en el taburete que había al lado de la cama ante la impertinente mirada del contrario.
Todoroki: Bien, no le contaré nada, pero por favor te lo pido dime qué te ha pasado, ¿cómo has acabado aquí?
Midoriya: No quiero entristecerla por eso no quiero que lo sepa, es muy fácil de hacer llorar-dijo esto último con una pequeña sonrisa- Y en cuanto a lo otro........ ¿qué harías si te dijera que he sido yo?
Todoroki: No me lo creería tu no serías capaz de hacerte semejantes heridas. Lo más probable es que te hayan obligado o te lo hayan hecho ellos.
Midoriya: Ni uno ni lo otro. Sabes, me he dado cuenta de algo, hay una manera de escapar de esto solo tengo que resistirme, pero sabiendo la poca fuerza que tengo y que ni siquiera tengo una particularidad eso es difícil y acabaré recibiendo más daño de lo normal.
Todoroki: Entonces...
Midoriya: ¿Entonces? No lo ves, la cosa más sencilla, la que me llevan repitiendo desde siempre, incluso ahora mi propia mente me lo susurra.- Izuku quien estaba mirando hacia la ventana ahora volteó hacia Shouto, y de este el miedo se apoderó, una macabra sonrisa se había plantado en el rostro de su amigo, sus ojos estaban vacíos- Desapareceré.
En ese momento la habitación para Todoroki ya no existía, Midoriya desprendía una aura tan aterradora como la del asesino de héroes Stain y eso que solo lo había visto en video.
Todoroki: ¿Qué estás diciendo? Tu no harías eso...
En ese momento Midoriya levantó las mangas de la prenda que vestía y mostró sus brazos vendados, con eso le quedó todo claro, su amigo se había vuelto loco.
Todoroki: No te dejaré
Midoriya: Gracias Todoroki, por estar a mi lado en todos esos malos momentos, pero ya no aguanto más y solo veo una vía, si tu estuvieras en mi situación llegarías a la misma conclusión.
Todoroki no sabía que decir, ni que hacer, es verdad que el no ha vivido ese terror, después de todo le conoce desde hace medio año, pero querría hacer algo por él, querría ayudarle, pero como.
Midoriya: Todoroki-kun no se lo digas a mi madre, pronto dejara de sufrir, no merece la pena que se preocupe ahora.
Todoroki le miró, efectivamente tenía pensado decirle acerca de los planes de su hijo, pero esa mirada intensa de esos hermosos orbes, le sacaron esos pensamientos de la cabeza.
Después de eso el chico se fue dejando al otro observando un vacío cielo, pero tenía claro que eso no iba a quedar así, no iba a dejar que la persona que más amaba se hiciese semejante daño. Con sus ojos puestos en su objetivo se cruzó la puerta del hospital, no muy lejos le observaban unos rubíes.

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