«𝐸𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑎𝑞𝑢𝑖 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑢𝑛 𝑛𝑜𝑠𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠»
João Félix y Antoine Griezmann son amigos desde que este último volvió a jugar para el Atlético de Madrid, su relación se forjó tanto que era muy raro verlos separados.
Sin embarg...
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Todo había sucedido tan rápido.
Desde que me mandaron a la banca en el minuto setenta y uno de la final de la Copa del Mundo, sentí que el tiempo empezó a transcurrir de manera muy rápida, no supe en qué momento se acabó el partido e inició el alargue, el enfrentamiento era reñido y estaba tan jodidamente difícil que por un momento creí que Francia no lograría igualar a los argentinos.
Pero Kylian fue la salvación, su participación fue excepcional y más aún sus tácticas, es decir, no muchos logran hacer un hack trick como él lo hizo, mucho menos con tanta presión encima y en un evento tan importante. Siendo honesto, Mbappé llevó el equipo entero sobre sus hombros en todo el enfrentamiento.
Los minutos del alargue fueron tan emocionantes que se acabaron con rapidez, dando paso a la tanda de penaltis que se encargarían de definir quién sería coronado como el campeón del mundo de 2022. Ansiaba que la misma historia ya escrita hace cuatro años volviese a ocurrir, nos habíamos esforzado un montón para llegar hasta donde estamos ahora, mantuvimos una buena racha durante todo el Mundial, merecíamos mucho. Estaba muy orgulloso de mis compañeros por su desempeño y dedicación, era realmente increíble.
No obstante, los resultados de los penales no fue el esperado, la frustración e incluso tensión inundó por completo el ambiente. Cuando el silbato final sonó, coronando a los nuevos campeones del mundo, el equipo entero se reunió en el área de las bancas y nos abrazamos, algunos cuantos estaban llorando, otros en un estado de shock y unos en una especie de estado de frustración.
Yo no sabía cómo sentirme.
El último mundial tuve la dicha de levantar la Copa del Mundo con emoción, en compensación a todo mi esfuerzo y el trabajo duro, fue uno de los momentos más felices de mi vida para ser honesto; pero ahora, sentía que estaba muy absorto, sí, me dolía el hecho de que hayamos perdido justo en la tanda de penaltis después de todo el esfuerzo, pero a la misma vez, una extraña satisfacción se impartía en mi interior. Usualmente busco verle lo bueno a lo que sea que se presente en mi vida, para no atormentarme. Y no sé si es algo bueno o malo.
Apenas vi a Kylian, me acerqué a él intentando sonreírle, en plan de animarlo un poco. Aún faltaba la premiación y sabía muy bien que le darían un reconocimiento.
—Lo hiciste bien —lo abracé y le hablé en un tono suave —. Estoy orgulloso de ti, has crecido mucho.
Palmeé su espalda de manera lenta.
—Puedes seguir intentándolo, lo que está pasando ahora no significa nada malo, verás que de aquí a cuatro años serás muchísimo mejor y podrás ganar —nuevamente hablé —. Confío en ti.
—Ni el hack trick fue suficiente —se separó de mí después de unos segundos, su expresión era de aflicción —. Si no hubiese perdido la pelota a último...
