Capítulo 1

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He conocido un montón de gente a lo largo de mi vida, tanta que es imposible que recuerde a todos de forma clara y precisa, pero si hay alguien de quien nunca me olvidaré por más que lo intente es a João Félix; nos conocimos en el Atlético de Madrid cuando regresé al equipo, tras mi temporada en el Barcelona y desde el segundo uno nos hicimos prácticamente inseparables.

Actualmente no puedo imaginarme mi vida sin su presencia, las bromas tan estúpidas que suele hacer, las profundas conversaciones que solemos tener en ciertas ocasiones, su compañía y un sinfín de cosas que harían de la lista algo interminable. Él es una persona tan espontánea, auténtica, de esas que tienen una esencia irrepetible e irremplazable, João es así, como encontrar diamante en una mina de oro, es tan increíble y único.

Actualmente estoy feliz de estar donde quiero estar, el Atlético de Madrid, ha significado mucho para mí este equipo, que le tengo demasiado cariño.

—Ey, Grizzie, ¿En qué piensas? —una voz me sacó de mis pensamientos.

Nos encontrábamos en el gimnasio, mientras hacíamos nuestra rutina del día, João estaba en la caminadora que estaba a mi lado, al inicio pensé que no me hablaría o algo porque lo vi sacando sus auriculares, así que no le dije nada más que un simple «Hola».

—Nada —simplemente contesté.

Él se veía muy bien, su cabello castaño ligeramente rizado estaba un poco despeinado, como de costumbre y su sonrisa era resplandeciente. Al parecer había amanecido de buenas.

—Te ves tan concentrado —añadió —. ¿Estás preocupado por el Mundial o algo?

No podía decirle: «Estaba pensando en ti», así que únicamente me limité a asentir con lentitud. Lo que menos me importaba ahora era la Copa del Mundo, aún faltan un mes para que viajase a Francia a los entrenamientos con el resto del equipo y casi dos meses para viajar a Catar, además, no era mi primer Mundial, no es como si aquello me preocupase o algo, más aún después de haberlo ganado en 2018.

—Estoy emocionado, ¿Sabes? —confesó, suspirando. Repentinamente el café de sus ojos empezó a brillar más, haciéndolos resaltar en su piel bronceada —. Será mi primer Mundial, mi sueño es al menos anotar un gol en un partido, eso me haría completamente feliz.

Sonreí.

—Yo sé que sí lo lograrás, Félix.

—No sé porqué hablas con tanta confianza —añadió —. He pasado en banca en la mayoría de partidos de esta temporada del Atlético, a veces pienso que es porque no juego bien.

La expresión en su rostro cambió de manera casi repentina, ensombreciendo este.

No sabía qué decirle, no es como si yo fuese el coach o algo, pero para ser honesto, ni yo mismo entiendo porqué no lo han hecho titular en ciertos partidos, ha estado jugando bien durante estos últimos meses.

Cuando estuve dispuesto a hablar, su celular empezó a sonar y él hizo un ademán.

—Magui me está llamando, espera —dijo, antes de alejarse un par de metros.

Desde que me pidió que hiciese silencio supe que era su novia quien llamaba, a veces no entendía porqué lo llamaba en los horarios de entrenamiento, pero prefiero quedarme callado para evitar problemas e incluso incomodarlo.

Continué usando la caminadora, mientras aumentaba cada vez más y más la velocidad de mis pasos, aquello lo hice de manera inconsciente, pues dije que en el entrenamiento de gimnasio de hoy no me explotaría, puesto que después debíamos entrenar en la cancha, pero fue inevitable.
Aunque suene como la cosa más egoísta del mundo, ver que él tiene una relación prácticamente estable junto a alguien a quien parece amar mucho, me hace sentir mal, pues aunque parezca estúpido, de alguna manera empecé a sentir cosas por él, que van más allá de una amistad.

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