Capitulo 3: Nuevo trabajo

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Madeline

Al abrir la puerta Ann estaba al teléfono.

.— Ya apareció Afrodita, acaba de entrar.— el teléfono.— ¡¿Dónde estabas porque no habías llegado dormir?! ¡ve la hora!

.— Lo siento olvide mi celular. —

.— Me tenías muy preocupada Kate —

Me abrazo y yo a ella y es que nos queríamos mucho pues ambas estábamos solas en esta mundo que nos adoptamos como hermanas.

.— ¿Que te paso? ¿Por qué llegas a estás horas?—

.— Deja darme un baño y te cuento —

Entre a mi habitación y me dispuse a darme un buen baño.
Mientras me bañaba no dejaba de pensar como ese hombre me hizo estremecer más de una vez, como supo tocar cada parte de mi cuerpo y por dios sus ojos su mirada tan penetrante. ¡Ahg! Tenía que portarse tan prepotente hasta el último momento.

Al salir del del baño Ann estaba sentada en mi cama realmente estaba interesada en saber qué sucedió esa noche.

.—No puedo esperar para que me digas qué pasó anoche.—

.—Tranquila te va a dar algo, ¿puedo vestirme antes?

.—Ok pero no tardes.—

Apenas termine en vestirme Ann entró a mi habitación, se sentó en la cama y mientras me cepillaba el cabello le comencé a contar mi noche.

.— Primero dime cómo fue tu cena con ese hombre.—

.—¿Es indispensable que te lo cuente?

.— Sí sino no te voy a contar nada.

.— Bueno pues llegué al restaurante y pedimos de cenar, el pidio un filete mignon y yo una ensalada. No hablo en toda cena y siempre estaba viendo su celular, cuando faltaba una media hora para terminar me preguntó cuánto cobra por tener sexo.—

.—Y tú qué le dijiste.— pregunté ansiosa.

.— Pues le di un precio.

.—¿Y por qué hiciste eso?

.—Mira pues me iba a acostar con un hombre que estaba guapísimo, aparte iba a tener una paga, ¿Por qué no hacerlo?

.—¿Y qué pasó?.— pregunté algo desilusionada ya que pensé que no era la única.

.— Nada me miró horrible pago la cena y se fue como si nada, dejándome ahí sola.

.— ¿Entonces no pasó nada entre tú y él?

.—Nada te lo juro. Pero dime qué pasó contigo porque llegaste en la mañana.

.— Pues lo mismo que contigo, comió en silencio y solo hablo para preguntar cuánto cobra por sexo.

.—¿Qué le dijiste? ¿Cuánto le cobraste?

.—Nada, me ofendí así que solo salí de ahí.

.— ¿Entonces no dormiste con él? ¿Y si es así donde pasaste la noche?

.— Yo no dije eso.— sonreí pícaramente.

Y le conté la humillación de su dinero y estuvo de acuerdo con mi reacción, dijo que estuvo muy bien lo que hice.

.— Por cierto adivina quién llegó a la ciudad es alguien que te hará muy feliz.

.— Dime quién, no te hagas la interesante.

.—El senador McGregor.

.— ¿En serio? ¿Cuando llegó?

.— Hoy en la mañana y pidió verte en el hotel Royal mañana en un evento de caridad.

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