Capitulo 14: Soledad

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Madeline

¿Que hizo que Bastian cambiará?... No lo sé pero ese Bastian me gusta más.
Terminé de vestirme con un vestido de tela fresca. Frente al espejo veo mi reflejo, la gargantilla que me regaló Bastian se ve hermoso.

Mi sonrisa se borró cuando Bastian irrumpió en mi habitación.

- Sabía que eras una ramera que se revuelca con cualquiera - dio un gritó que resonó en la alcoba.

- ¿Que te pasa Bastian? Me estás asustando - estaba totalmente sorprendía.

- Eres mía y solo mía tu cuerpo me pertenece, yo te compre, así que ahora me vas a complacer - su voz era profunda , llena de rabia ; su mirada estaba desorbitada.

Se fue sobre mí, intenté dar un paso atrás pero me sujetó de mi vestido el cual de un solo tirón me despojó dejándome solo en mis bragas pues no me había puesto sostén. Me tomo por los hombros y me aventó con fuerza a la cama , en menos de un segundo ya tenía sobre mi a Bastian. Intenté escapar de su agarré golpeando su pecho pero el era más fuerte que yo así que con solo una mano tomo mis muñecas y llevo mis manos sobré mí cabeza . Yo lloraba y le imploraba que me soltará, Bastian no me oía al contrario mis súplicas lo hacían enojar más. Soltó mis manos y con rapidez me quitó mis bragas. Con las manos libres y el sin equilibrio lo empuje con fuerza que cayó al suelo y ese momento lo aproveché para meterme a mi baño y poner el seguro.

- Madeline abre, si no voy a derribar esa puerta - aún detrás de una puerta brinque del susto pues si voz sonaba como el de un demente.

- Lárgate - le grité con fuerza.

Oí sus pasos salir de mi habitación, Bastian se había ido pero no sabía si iba a regresar así que me puse una bata de baño y corrí a cerrar con seguro mi puerta.
Me solté a llorar mientras me derrumbaba emocional y físicamente pues me deje caer al piso.

Cómo era posible que esto me este pasando a mí, yo una mujer que jamás se había dejado humillar por ni un hombre ahora estaba aquí en una maraña de mentiras y solo por el amor de un hombre que no se merecía nada de mi.

Me sentía sofocada en esa casa, así que me levanté, me lave la cara y me vestí con unos jeans, una blusa blanca holgada, unos zapatos deportivos, me puse unos lentes de sol pues mis ojos aún seguían rojos por el llanto, en una pequeña mochila de piel metí mi celular y mi cartera.

Salí sigilosamente aún que frente a mi puerta estaba Adela.

- ¿Señora que sucedió? - pregunto con voz temblorosa.

- ¿El señor Bastian aún sigue en la casa?- pregunté en voz baja casi en susurro.

- El señor acaba de salir, iba muy enojado que no dejó que su chófer lo llevará-

No dije nada y salí a paso velos pues alguien de su familia pudiera llegar y no estaba para interrogatorios. Adela una detrás de mi haciendo preguntas e intentando me detener pero no hice caso seguí mí camino.
No sabía a dónde ir, no quería molestar a Annia por qué sabía que ella se daría cuenta de todo con tan solo ver mi cara así que decidí deambular por la calle hasta que llegue a un hotel así que entré pedí una habitación sencilla.
Estuve dentro de ese hotel todo el día solo acostada pensando y durmiendo, cuando vi ya era tarde y si todos iban a cenar juntos pues no me convenía llegar tardé. Deje las llaves de la habitación en la recepción y tome un taxi para la mansión.
Para mí mala suerte yo iba entrando y Bastian estás frente a mi.

-¿Donde estabas?- sus ojos estaban inyectados de sangre.

- Con Ann- apenas si pude escuchar mi propia voz pues estaba tan asustada.

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