Capítulo 39

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La loba se esfumó en un abrir y cerrar de ojos cuando mi voz se calló, dejando otro grito ahogado general.

Dumbledore subió al escenario y conjuró los instrumentos para que sonasen por sí solos, y se acercó tranquilamente hacia mi.

—Creo que ya hen hecho suficiente estos muchachos ¿No?, dejémosles que se diviertan— se dirigió al público con una voz serena y clara.

Me agarró del brazo con suavidad y me acompañó para bajar, Lysandro y Fred nos siguieron también. Caminamos hasta donde se encontraban los demás profesores, que nos siguieron con la mirada hasta que llegamos hasta ellos, pero mis ojos no se apartaban de los cianes de Remus.

—Minerva, Severus acompáñenme, Remus esperé aquí un momento — Dumbledore me dirigió una mirada que indicaba que yo también debía seguirle.

Caminamos entre la gente y salimos por la puerta de detrás de la mesa de los profesores. Una sala con una gran chimenea y muchos retratos de magos y brujas colgados en las paredes. Snape cerró la puerta tras de él y se junto a nosotros en el centro de la habitación. Los tres adultos me observaban con apices de duda en su mirada.

—Anne, ¿Qué fue eso?— preguntó la jefa de Gryffindor.

—No lo sé profesora.

—Eso era un patronus— aclaró Dumbledore con voz serena, y los maestros le observaron con las cejas alzadas—. ¿Hace cuanto puedes invocarlo?

—El profesor Remus nos dio algunas clases a Harry y a mi, por los ataques de dementores.

—Entiendo— el hombre pasó su mano lo largo de su barba —. Anne, he de decir que es bastante impresionante lo que a ocurrido, nunca había visto un patronus de esa magnitud— Albus sonrió apacible—. Minerva, Severus, pueden salir, llamen a Remus por favor.

Los dos obedecieron y salieron de la sala. Dumbledore me observaba, como si intentara descifrar en qué estaba pensando, pero a la vez su boca mostraba una mueca de amabilidad. La puerta no tardó en volver a abrirse dejando ver cómo atravesaba por ella el hombre que había sido tanto mi calma como mi tormento. Parecía que no estaba muy cómodo, sus ojos volaron desde mi hasta el hombre de pelo blanco.

—Aquí estoy director— dijo Remus.

—Bien, ahora que los tengo a los dos aquí, y que he podido ver con mis ojos el patronus de Anne— hizo una pausa, en la que Remus se puso aún más nervioso, como si supiera lo que Dumbledore iba a decir, y yo solo aumenté mi confusión—. ¿Hace cuanto tienen una relación?

Mi corazón se encogió y un fugaz dolor de tripa paso cuando escuché aquella pregunta, ¿como podía ser tan directo?, si no fuera cierto sería una acusación bastante grave.

—Profesor nosotros no... — intenté decir, pero Remus colocó su mano en mi hombro.

—Desde poco antes de primavera...— contestó Remus cabizbajo.

—Sabes que...

— Director se todo lo que eso supone, lo que conlleva, pero también sé lo que siento por ella, lo que ha visto.

—¿Cuándo se dio el siguiente paso ya lo habías descubierto?— preguntó Dumbledore.

—Perdonen pero, ¿de qué están hablando?— dije yo, no sabía donde estaba llegando la conversación, a que descubrimiento se referían.

— Tu patronus Anne— respondió Dumbledore.

—¿Mi patronus?

— Una loba...— susurró Remus.

—¿El profesor Lupin no te ha contado que ocurre con el animal que se refleja en el hechizo?— cuestionó Dumbledore, mirado con extrañeza a Remus.

—No señor.

Mi Guardián De La Noche [Remus Lupin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora