Capítulo 4

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-No llore más, ese tal Malfoy no se merece sus lágrimas, ni él ni ninguna persona así- su voz era tranquila.

Eleve la cabeza, me daba vergüenza que me viera así, pero me tranquilizaba su presencia. El nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras estaba a mi lado acariciando mi mejilla suavemente.
Me arrime más a él, y apoyé mi cabeza sobre su hombro. Nos quedamos así por varios minutos.
Mis lágrimas terminaron cesando ante el tacto de su mano que me reconfortaba.

-Lo siento, no suelo ponerme así cuando alguien me ataca. Y menos si es algún estúpido como Malfoy- me disculpé.

-No tiene que disculparte, no ha hecho nada malo.

-Le he hecho venir hasta aquí cunado podría estar cenando con las demás personas en el gran comedor.

Me levanté y le miré a los ojos. Su cara era de sorpresa, me supongo por haberme levantado tan rápido.
Le extendí la mano, él la miró dudoso y después se ayudó de ella para levantarse.

-Usted no me ha hecho venir, he decidido ver si estaba bien por mi propia cuenta, no porque usted me obligara.

Una pequeña sonrisa de lado se dibujó en mi boca.

-Bueno, creo que ya ha acabado la hora de cenar en el gran comedor. ¿Tiene hambre?

-Un poco, pero como usted a dicho se ha cerrado el gran comedor- respondí mirándolo incrédula, mas en su cara apareció una pequeña sonrisa pícara.

-Si, pero la cocina no. Y da la casualidad que tengo algunos amigos elfos en ella, de cuando venía a Hogwarts- sonrió como cuando un niño piensa una travesura-. Sígueme.

Empezó a andar en dirección a las mazmorras, yo le seguí. Aceleramos el paso cada vez más, cunado le miraba en su cara se reflejaba el nerviosismo de un niño pequeño al igual que la inocencia y la felicidad, me parecía demasiado tierno.
Oímos unos pasos por un pasillo secante al que estábamos, acto seguido una pequeña luz iluminó parte del lugar.
Nos pegamos a una pared y nos quedamos quietos. Por la tensión del momento una risa empezó a invadirme, me intenté retener para que no nos pillaran. Él lo noto y puso su dedo índice en su boca en modo de señal para que guardara silencio, más no me fue posible y solté una pequeña y silenciosa carcajada que solo escuchamos él y yo. Su boca se ensanchó en modo de sonrisa y se rió levemente. La luz se fue alejando seguida de los pasos.
Continuamos con nuestra caminata hasta las cocinas del castillo sin más interrupciones.
Yo esperé en el pasillo mientras que Lupin entro a por la comida.
Esperé durante unos minutos que se me hicieron eternos por miedo a escuchar algún ruido fuera de lo normal, dentro de lo que era Hogwarts.
El profesor salió y vi que tenía en la mano un plato con pollo y puré de patata.

-Genial, tenemos la comida, pero ahora ¿dónde nos la comemos?- pregunté sarcástica.

Su ceja se elevó, de forma que su rostro parecía ser pensativo.

-No lo había pensado, ¿vamos al aula de D.C.A.O.?

-Buena idea, pero habrá que preguntarle al profesor si nos deja.

-Creo que estará de acuerdo.

Reímos al unísono y nos pusimos camino al aula con más sigilo que al ir a la cocina.
Peves nos sorprendió una vez y Lupin se las supo ingeniar para auyentarlo, amenazando con llamar al varón sanguinario.
Abrió la puerta de el aula, y se dirigió dejando los platos que llevaba a el escritorio del profesor. Yo detrás de él cerré la puerta intentando hacer el menor ruido posible. Cuándo me di la vuelta en dirección a dónde estaba el profesor Lupin, vi que ya había colocado otra silla enfrente del escritorio, de igual manera había colocado los platos frente a las sillas, y cubiertos a los lados.
Fui hacia el y me hizo un gesto con la mano para que tomara asiento. Hice caso y me senté en la silla que señalaba.
El se sentó en la otra, y yo empecé a comer.

-Veo que tenía hambre- avergonzada pare y le miré con pena-. Continúe, es normal solo ha comido el trozo de chocolate que le di en el tren.

Cogió su tenedor y pincho un trozo de comida. Yo continúe camiendo lo que había en el plato mientras miraba el aula, ya que que él estuviera ahí me imponía mucho respeto. Habitualmente el silencio no solía molestarme, pero el que se propagó por todo el aula era como un pitido, así que decidí romperlo.

-A sí que usted también vino a Hogwarts.

-Si, me acuerdo perfectamente del primer día que pase por estas puertas. Estaba emocionado y atemorizado a partes iguales. Me preocupaba no hacer amigos, peor no fue así. Hice los mejo...- la sonrisa amplia que se había formado mientras recordaba sus años en la escuela se borró de repente-. Hice amigos pero después de irnos aquí nos separamos, dos murieron y otro..., digamos que no es el mismo.

-Lo siento, no quería hacerle recordar esos malos recuerdos.

-No se preocupe- lo dijo sin levantar la mirada de su plato.

Me dió miedo poder volver ha hacerle sentir mal, así que decidí no volver a empezar una conversación. Esperé a que la empezará él, pero no paso.
Terminamos con lo que había en los platos. Me levanté, y puse en pila los platos y encima los cubiertos.

-Tome- me impresionó que me hablara, creía que se había enfadado conmigo.

Mire y vi que tenía la mano estirada sujetando un trozo de chocolate. Mire el chocolate y después lo mire a él. Su mirada era de pena, una señal de disculpa por haberse comportado así durante la cena. Agarre la onza de chocolate y le dediqué una sonrisa.

-Gracias, por todo. Yo llevo los platos a la cocina no se preocupe.

-¿Seguro?

-Si, mi sala común también está en las mazmorras.

-Si quiere lo puedo llevar yo por la mañana.

-Que no.

-Bueno, pues que duerma bien.

-Lo mismo digo.

Salí del aula con los platos, e hice el mismo recorrido que a la ida de las cocinas al aula.
Cuándo iba a bajar las escaleras unos pasos se oyeron detrás de mí. Sin saber que hacer corrí escaleras abajo con la mala suerte que tropezar con el último escalón, lanzé los platos lo más fuerte que pude hacia arriba y yo me caí de bruces contra el suelo, después cogí lo más rápido que pude mi barita y lanze un Wingardium Leviosa a los platos para evitar que calleran al suelo y hicieran un gran alboroto por el crujir que harían al romperse contra el suelo.
Los pasos se oyeron más cerca de mí. Me levanté rápidamente y corrí hacia las mazmorras, entre a la cocina y recuperé un poco el aliento, después dejé los platos.
Salí de ella mirando hacia ambos lados para asegurarme de que no hubiera nadie, después salí y fui a la sala común de Slytherin, entre y subí las escaleras hacia los dormitorios pero una voz hizo que me detuviese.

Mi Guardián De La Noche [Remus Lupin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora