Capítulo 7

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-¿Cuánto tiempo llevas despierto?- pregunté mientras frotaba ligeramente mi cara para espabilarme.

-No mucho, pero lo suficiente para saber que me observabas dormir, ¿no pensabas matarme mientras dormía, verdad?- volteé a verlo y ambos reímos ante su comentario, a veces podía ser gracioso y me gustaba.

-Tranquilo, no mato a esta hora de la mañana

Lo vi sonreír para después levantarme para ir a darme una ducha. Intenté no tardarme mucho y una vez afuera empecé a cambiarme. Cuando terminé bajé de inmediato, pues un olor delicioso había hecho rugir a mi estómago.

Me dirigí hasta la cocina y pude verlo, estaba de espaldas a mi, tenía puesta una camisa blanca junto con unos pantalones de vestir de color negro, parecía estar cocinando pancakes. Miré la barra de la cocina donde ya estaban servidos dos platos con pancakes y dos tazas con café, honestamente no me molestaría despertar así por el resto de mi vida.

-Buenos días- él volteó con una sonrisa en el rostro.

-Buenos días, preparé el desayuno, no sabía si aún te causaba náuseas el olor del tocino, por eso no lo cociné- dejó el par de pancakes que tenía en la sartén sobre un plato al centro de la mesa junto con el resto.

-No, creo que ya lo estoy superando- sonreí tímidamente mientras tomaba asiento, era extraño que alguien me prestara tanta atención a algo que dije hace ya tres semanas, no le di importancia al pequeño sentimiento que comenzaba a crecer en mi pecho y me dije a mi misma, "es solo por el bebé, no hay porque emocionarse" -Por cierto, hablé con mamá hace un momento, dijo que todos nos están esperando, bueno a mí...- lo miré mientras se apoyaba en la encimera al mismo tiempo que llevaba su taza hacia sus labios para beber un poco de café.

-Muy bien, pues iremos en cuanto terminemos el desayuno- asentí y él tomó asiento junto a mi en la barra de la cocina. 

Mientras desayunábamos a penas cruzamos un par de palabras, estaba bastante nerviosa por ver a mis padres después de casi un año y más por la noticia que estaba por darles.

Hice una pequeña maleta para el fin de semana en casa de mis padres y después de ayudar a Chris a levantar las cosas del desayuno subimos las maletas a su auto. Subí al asiento del copiloto e ingresé la dirección de la casa de mis padres en el GPS.

-¿Dónde me dijiste qué viven tus padres?- me preguntó mientras abrochaba su cinturón y encendía el auto.

-En Portland, en Maine

Luego de darme un asentimiento de cabeza comenzó a manejar por la carretera, sería un viaje corto, no más de dos horas de trayecto hasta la casa donde crecí.

Durante el viaje estaba más callada de lo normal, solo veía por la ventana el pasar de los árboles junto con los demás autos que iban por la ruta 95, la música que había de fondo fue bruscamente apagada por él haciendo que volteara a verlo.

-Lo estaba escuchando- dije con cierto tono de molestia.

-¿Me dirás qué es lo que tienes? No me hablas desde hoy en la mañana

-Nada, no es nada- dejé de verlo para centrar mi vista al frente en la carretera.

-Bueno, si no me dirás lo que te pasa podrías hablarme de tu familia, no sé, dijiste que todos te estaban esperando, no sé quiénes son todos- me dio una rápida mirada antes de volver a fijar su vista en la carretera, tenía razón, no le había hablado de mi familia.

-Mis papás están divorciados, pasó hace unos 6 o 7 años, tengo un hermano y hermana mayor. Somos mexicanos, mis papás, mis hermanos y yo nacimos ahí, nos mudamos cuando tenía unos 11 años.

No me digas que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora