Capítulo 10

5.8K 289 7
                                    

Chris

Desde que vi a Allison en aquel bar, me sentí atraído por ella en el primer momento.

Su cabello castaño, su fresca y linda risa, junto con sus mejillas ligeramente sonrosadas por el alcohol movieron algo dentro mío y ni hablar de la primera y única noche que pasamos juntos, fue de las mejores noches de mi vida, pero eso solo me pareció a mi, pues después de esa noche no la volví a ver.

Tan solo un par de días después fui a aquel edificio dónde me dijo que trabajaba, con la intención de buscarla y pedirle otra cita, pero fue más mi sorpresa cuando, al llegar y preguntar por ella, me dijeron que no había nadie con ese nombre.

Durante días estuve dando vueltas en mi mente de si hice algo malo con ella o si dije algo que no debí haber dicho, pero a mi parecer no hice nada incorrecto.

Por dos meses seguí yendo a aquel bar para volver a verla, pero fue inútil, ni ella ni su amiga se pasaron por el lugar, intenté buscar su número en internet sin obtener resultados, me estaba dando por vencido cuando mi secretaria dijo que alguien quería verme.

Era ella.

Mientras estábamos sentados comenzó a contarme que Amelia no era su nombre verdadero, además de revelarme que, de nuestro encuentro esa noche, había quedado embarazada. No dudé de ella ni por un segundo, no tendría porque inventarse esas cosas. Cuando me dio a entender que no lo conservaría sentí mi corazón romperse un poco, desde hace unos años la idea de tener una familia y sentar cabeza era una de mis prioridades y con eso, bueno, esa idea se había esfumado, pero cuando me dijo que si lo tendría fue de las mejores noticias que me pudieron haber dado.

Sabía que no nos conocíamos lo suficiente y practicante le doblaba la edad, pero eso no importaba, el formar una familia me alegró demasiado, que hasta cuando se fue de mi oficina empecé a buscar a los mejores obstetras, ginecólogos y pediatras, ella y mi hijo o hija tendrían solo lo mejor.

Desde ese momento jamás la volví a dejar sola, estaba con ella la mayor parte del tiempo, iba a su apartamento para cenar, la llevaba al trabajo y la pasaba a buscar después de el. Su compañía durante esas últimas semanas era lo mejor que me había podido haber pasado, me gustaba la forma en la que arrugaba suavemente la nariz cuando algo no le gustaba, o el brillo que había en sus ojos cuando hablaba de lo que le apasionaba y el tono de su voz, ¡Dios! era lo que más me gustaba, podía escucharla durante horas y jamás cansarme. Con poco tiempo de haberla conocido sabía que había encontrado a la mujer de mi vida y no quería alejarme de ella por nada del mundo.

Llevaba tiempo pensando en que se mudara conmigo, pero no quería asustarla con mi propuesta, era más que evidente que la idea de los sentimientos y el romanticismo no eran algo que le gustara, además de que siempre que intentaba acércame a ella, terminaba rechazándome, sutilmente, pero lo hacía, dejándome con una gran confusión.

Cuando le hice mi propuesta de mudarnos juntos puse como excusa su salud y la salud de nuestro bebé, principalmente a la hora del parto, creí que se negaría rotundamente, pero, un poco a regañadientes, aceptó.

Tomamos un viernes para acomodar sus cosas en mi casa, una noche antes había hecho espacio en el baño y en mi closet para que pudiera guardar su ropa, quería darle su espacio.

Cuando me preguntó si no había otra habitación donde ella pudiera dormir no pude evitar suprimir una risa, no quería que durmiera en otro lado, podría sonar un poco posesivo y hasta intenso, pero de verdad no quería que ella durmiera en otro lugar que no fuera a mi lado. Le dije la verdad sobre el número de las habitaciones, bueno algo así. 

Por la mañana, desperté un poco antes que ella y pude admirar lo hermosa que se veía, no supe en que momento durante la noche nos habíamos acercado a tal grado de estarla abrazando mientras dormíamos. 

Su cabello estaba regado entre la almohada y mi brazo, se encontraba completamente relajada, no había ni un solo gesto en su cara, podía ver sus mejillas teñidas de un rosa suave, claro indicio de que estaba ligeramente acalorada. De manera inconsciente acaricié suavemente su mejilla y recogí un mechón de cabello que cubría su rostro para ponerlo detrás de su oreja, supongo que mi caricia empezó a despertarla, así que de inmediato cerré los ojos. Sentí como se removía ligeramente en la cama, creí que iba a levantarse pero no, abrí solo un poco los ojos, como si fueran unas rendijas y la vi observándome detenidamente. Mi corazón empezaba a acelerarse y a calentarse como hace mucho no lo hacía, en solo un par de segundos abrí por completo los ojos y después de un intercambio de palabras ella fue a ducharse.

Ese mismo día, después de desayunar tomamos la carretera para ir a la casa de sus padres, acordamos que les daríamos la noticia aprovechando que cada fin de semana su familia se juntaba.

Ella me ponía al corriente con la historia de su familia, el cómo habían llegado de México, el divorcio de sus padres, ente otras historias.

Mientras estábamos atravesando un río, vi a Allison sacar su teléfono y empezar a grabar el recorrido que hacíamos. La miraba de reojo mientras mantenía mi vista fija en la carretera y pude ver su clara emoción, no sabía si era porque estábamos cerca del lugar que fue su hogar o por la bonita vista que teníamos, aunque, podría jurar que yo tenía la vista más bonita del lugar.

No pude evitar sonreír ligeramente y seguí conduciendo por unos minutos más.

Cuando llegamos a su casa su familia me recibió muy bien, casi no entendía lo que ellos decían, por suerte Al o su hermana me traducían lo que la familia decía.

Todo iba bien hasta el momento de dar la noticia, pude ver como la mirada de más de uno cambió en el momento que dijimos que no nos casaríamos y que no teníamos ningún tipo de relación, no éramos pareja, solo seríamos padres de un bebé, no me había dado cuenta de lo loco y estúpido que sonaba hasta ese momento.

Sus padres y su abuela estaban furiosos, y cómo no estarlo, su hija iba a ser madre junto con un hombre que casi le doblaba la edad, afortunadamente teníamos a sus hermanos de nuestro lado que sin dudarlo me dieron la bienvenida a su familia.

Al siguiente día, Al me llevó de tour por el lugar. Visitamos un par de museos cercanos y después me llevó a un pequeño parque.

Mientras recorríamos el lugar ambos hablábamos de nuestra infancia, nuestros hermanos o simplemente cualquier cosa que se nos cruzara por la mente, mejor dicho, ella era la que hablaba, no porque yo no quisiera hacerlo, si no porque me gustaba escucharla.

Me gustaba su tranquila voz y cómo la modulaba y daba diferentes entonaciones mientras me contaba sus historias, me gustaba el sonido de su risa, ese simple sonido hacía que mi corazón latiera con más fuerza dentro de mi pecho, me gustaba como el viento jugaba con su cabello despeinándola en el proceso, me gustaba el brillo que había en sus ojos, me gustaba su sonrisa adornando su bonito rostro. 

Me gustaba, todo en ella me gustaba. 

*************

Feliz día amixes! ✨
Por ser San Valentín me animé a dejarles un regalito.
No les voy a mentir, las historias de Chris me hicieron llorar 🤧🥺 pero si él es feliz, también hay que serlo por él.
Ojalá disfruten del capítulo, me inspiré en Hande Ercel para Allison 😍

No me digas que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora