Extra: Preparativos

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— ¿Qué hay del lugar? ¿Ya sabes dónde será? — Miranda estaba sentada en el sofá del salón mientras anotaba todo en una libreta que ella misma había forrado con temática de boda.

La llamé en cuanto Chris y yo nos comprometimos, y por supuesto que casi me deja sorda con los gritos de emoción que pegó estando al teléfono.

— No, aún lo seguimos pensando, aunque si por él fuera, nos casaríamos en el bar donde nos conocimos.

— Eso suena romántico — sonrió emocionada.

— Lo es, pero no quiero una boda en un bar cualquiera — resoplé pasando las manos por mi cabello.

— ¡Oye! No es un bar cualquiera, te llevé a bar más decente que pude encontrar en el centro de Boston — llevó una mano a su pecho fingiendo estar ofendida —Además, no puedes quejarte, encontraste a tu media naranja en ese lugar — volvió a sonreír con cierto aire divertido — Y tú qué no querías ir — ambas reímos.

Tenía razón, no quería ir con ella. A veces me pongo a pensar en lo que hubiera sido, si nunca hubiera entrado al bar, o si me hubiera ido antes o simplemente si no hubiera hablado con Chris, seguramente habría perdido al amor de mi vida.

— Se supone que viniste para ayudarme con los preparativos, no para distraerme — sonreí.

— Lo siento — alzó las manos para seguir tomando nota de lo que quería para la boda.

Ni siquiera tuve que pedirle que fuera mi dama de honor porque ella, muy entusiasmada, empezó a planear todo. Dijo que al ser la persona que nos "presentó", tenía el derecho sagrado a ser mi dama y que nadie podía quitarle ese puesto.

Pasamos toda la tarde revisando revistas de novias para saber las últimas tendencias en bodas, incluso desempolvé mi antiguo tablero de Pinterest, donde mi yo de 15 años guardó miles de ideas para bodas. En ese entonces estaba obsesionada con los juegos del hambre y quería una boda con temática de la saga, que bueno que maduré un poco, porque habría sido espantoso haber tenido arcos y flechas como decoración, además de flores en jarrones de metal y botellas de vidrio con encajes como centros de mesa.

Después de que Miranda se fuera, me dediqué a darle un baño a Amelia y a dormirla cuando su baño terminó.

Me recosté en la cama sobre mi estómago mientras continuaba viendo reseñas de lugares para bodas.

— Hola mi amor — la voz de Chris a mis espaldas me hizo sonreír.

— Hola cariño, ¿Qué tal el trabajo? — sonreí por el beso que me dio antes de tumbarse en la cama junto a mí.

— Bien, nada fuera de lo normal ¿Y tú qué tal? ¿Cómo te fue con Miranda?

— Bien, de hecho, le conté tu idea de casarnos en el bar, le pareció romántico.

— Te lo dije — sonrió victorioso.

— No es mala idea, pero, amor, no quiero que la recepción sea en un bar. No me gustaría tener toda una pared repleta de botellas de licor en las fotos de la boda y mucho menos las quiero cerca de nuestra bebé — le hablé con sinceridad, pude haber recurrido a mi maniobra de los ojos del gato con botas, pero hablaba en serio, no quería mi boda ahí.

— De acuerdo — sonrió comprensivo — ¿Entonces dónde será?

— Pensaba en un jardín — me encogí de hombros bajo su atenta mirada.

— Habías dicho que no te gustaban los eventos en jardines porque por la noche se siente mucho frío.

—Lo sé — sonreí mordiendo mi labio — Pero vi un par de lugares que son muy lindos — me miró entrecerrando los ojos — Podríamos...no lo sé, solo ir a mirar y pensar si es lo que queremos ¿Qué dices? — mordí mi labio con nerviosismo en espera de su respuesta. Aún podía recurrir a los ojos de gato si decía que no.

No me digas que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora