Ally
Empecé a reunir muestras para la oficina de Chris, el que me haya dado ese voto de confianza hizo que mi corazón se acelerara a más no poder. Los primeros días le consultaba sobre mis ideas, pero él insistía en que le gustaría que fuera una sorpresa, así que dejé de preguntar.
En los días que siguieron ninguno de los dos tocó el tema de la sesión de sexo que tuvimos por la madrugada, sabía que él quería hacerlo, me miraba de manera que no sabría explicar, pero había algo en su mirada que hablaba por él, yo intentaba ignorarlo, no quería hablar de eso, pero mis hormonas pensaban lo contrario.
Hubo una ocasión en la que Chris estaba ocupado revisando cientos de documentos que había llevado del trabajo a casa, estaba tan concentrado que hasta había olvidado cenar, por lo que serví un plato para él y lo llevé al salón <<que ahora funcionaba como su oficina mientras redecoraba la suya>>
Me senté junto con él en el salón mientras me hablaba de lo mal que lo había pasado en la oficina, se moría de sueño sin poder concentrarse, por lo que tuvo que terminar el trabajo en casa.
Conforme él hablaba, yo no podía despegar mis ojos de sus manos y de sus brazos, por alguna extraña razón me calentaba de sobremanera el que se marcaran sus venas en dichas extremidades, me excitaba la manera en que acariciaba su barba con sus dedos índice y pulgar cuando estaba pensando.
Él sabía que era jodidamente guapo y lo utilizaba a su favor para terminar de provocar a mis hormonas de embarazada.Esa noche no pude contenerme y salté sobre él, ambos terminamos sudados y con la respiración hecha un desastre sobre el sofá; bueno, en realidad no sólo fue esa noche, fue esa y la siguiente y la siguiente y la siguiente.
Después de una de nuestras rondas nocturnas de sexo me desperté de golpe a mitad de la madrugada.
-Chris...Chris...- intentaba despertarlo moviendo ligeramente su hombro, pero ese hombre tiene el sueño muy pesado, por lo que me vi obligada a moverlo aún más fuerte haciéndolo reaccionar.
-¿Qué pasa?- contestó adormilado.
-Tengo hambre...
-Creo que quedó un poco de la cena en la nevera...- se removió un poco y volvió a cerrar los ojos.
-No, tengo hambre de otra cosa...- al ver que volvió a cerrar los ojos lo moví de nuevo obligándolo a despertar -¿Podrías traerme una dona con chispas de chocolate? ¡Oh! Y algo muy picante y también una tarrina de helado, por favor.
-Es la 1:00 am, no hablas en serio ¿o si?- volteó a ver el reloj que había en su mesita de noche y luego volvió su mirada adormilada hacía mi.
-Por favor...- sonreí de la manera más inocente y tierna que pude para tratar de convencerlo. Cerró los ojos de nuevo y soltó un suspiro para después levantarse de la cama y ponerse un pantalón deportivo junto con una camiseta.
-Veré que puedo encontrar- dejó un beso sobre mi coronilla y salió de la habitación con las llaves del auto en la mano.
Pasaron alrededor de 20 minutos cuando escuché a Chris entrar a la casa. Subió a la habitación con una bolsa blanca entre las manos y la dejó sobre la cama al mismo tiempo que él se sentaba junto a mí.
-No había mucho de dónde escoger, así que traje esto- empezó a sacar las cosas de la bolsa comenzando con el bote de helado, seguido de una bolsa de papitas y claro, una enorme dona de chocolate.
-Gracias- sonreí para después darle un beso en la mejilla haciendo que sus mejillas enrojecieran levemente.
Le di una gran mordida a la dona saboreando el delicioso chocolate que la cubría, pero después de dos mordidas más, su sabor me dio náuseas.
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No me digas que me amas
ChickLitCuando Allison, una decoradora de interiores y Chris, un abogado, se encuentran esa noche en el bar jamás habrían pensado que terminarían unidos de por vida por cosa de un par de horas. ¿Podrá Allison hacer un espacio en su corazón para Chris? ¿Dej...