Capítulo 12

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Por la mañana Chris me llevó a la oficina y mientras él conducía yo le recordaba cada 5 minutos que hoy tendríamos cita con la obstetra. Esta sería su primera vez en un ultrasonido y no me gustaría que lo olvidara.

Entré a la oficina y de inmediato Leyla me abarrotó de trabajo, revisábamos pendientes, atendíamos nuevos clientes, prácticamente me estaba ahogando entre telas y papeles.

Estaba terminando de diseñar una bonita cocina para una pareja de recién casados cuando me percaté del reloj que colgaba en la pared de mi oficina, faltaban 40 minutos para la cita con la obstetra y aún no tenía ninguna llamada de Chris para que me recogiera.

Tomé mis cosas y salí de la oficina, pedí un taxi y fui hasta el despacho de Chris. Por fortuna su despacho no quedaba tan lejos de mi oficina, pero la clínica sí. El lugar se encontraba a 10 minutos, pero había que sumarle el tiempo de los semáforos en rojo, sin contar que pudiéramos encontrar algo de tránsito de camino ¡Con lo mucho que odio llegar tarde! y las hormonas no ayudaban.

Entré al edificio dónde se encontraba el despacho y pacientemente esperé a que su secretaria lo llamara y me anunciara.

-Vendrá en un momento señorita, puede tomar asiento mientras espera

Hice caso a lo que me dijo la pelirroja y esperé. Mis pies tamborileaban en el piso de mármol blanco mientras mis ojos no se apartaban del reloj, ya habían pasado cinco minutos y él no salía.

Me puse de pie y caminé hacia la pequeña oficina de dónde vi salir a la secretaria, no me importó que la pelirroja fuera detrás de mí intentando detenerme diciendo que no podía pasar. Abrí la puerta de golpe atrayendo la mirada de Chris y de las otras cuatro personas que ahí se encontraban, parecía que discutían algo sobre una demanda hacia uno de sus clientes. Como si no me hubiera dado cuenta de lo que hacían puse mi mejor sonrisa intentando calmarme y hablé.

-Chris, debemos irnos

-¿A dónde?- sus cejas estaban alzadas, se veía ligeramente fastidiado, no supe si era por la reunión que tenían o porque los interrumpí.

-A la cita que tenemos- entrecerré ligeramente mis ojos, sin dejar de lado mi falsa sonrisa, intentando ocultar lo irritada que estaba.

-No podré ir, tengo mucho trabajo- hizo un ademán con la mano, como restándole importancia y acto seguido regresó la mirada hacia los papeles que tenía frente a él.
Comenzaba a molestarme de verdad por lo que respiré profundamente contando hasta diez y volví a hablar, solo que está vez de manera más firme.

-Prometiste que irías, vamos, escuchamos lo que la doctora tiene que decir y regresas a tú trabajo, de acuerdo?.

Los ojos de Chris estaban bien abiertos, podía ver una mezcla de sorpresa, confusión y hasta un poco de miedo mientras me miraba. Podía sentir las miradas juzgonas de sus acompañantes sobre nosotros, especialmente sobre mí.

La habitación se quedó en completo silencio durante un par de segundos, segundos en los que ni él ni yo nos quitamos los ojos de encima, como si nos estuviéramos retando con la mirada.

-De acuerdo- se levantó del asiento y tomó su saco azul marino que colgaba en el respaldo de la silla para después acercarse a la puerta.

Mantenía la misma expresión en mi cara, intentaba verme tranquila cuando, en realidad, por dentro estaba brincado de satisfacción.
Antes de salir escuché reír a uno de sus compañeros haciendo que mi ego del momento aumentara.

Fuimos hasta su auto en completo silencio y una vez adentro empecé a sacar todo mi enojo.

-Te estuve esperando más de 15 minutos y nunca llamaste o mandaste un texto, ¿¡Cómo pudiste haberlo olvidado¡? ¡Es la primera ecografía del bebé en donde estarás presente! Se supone que la olvidadiza soy yo, no tú- no supe en qué momento había pasado de estar hablando tranquilamente a casi gritarle por haber olvidado lo que le estuve recordando toda la mañana.

No me digas que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora