Capitulo 16

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-Ally...no se que decirte, yo...en verdad lo lamento...

-Me asusté cuando empecé a tener sentimientos por ti. Solamente con él me había sentido tan bien...hasta que apareciste. No quería dejarlo ir, creí que ya lo había superado, pero...solo me engañé a mi misma.

-Perdón, lo que menos quería era presionarte- sus manos se encontraban en mis mejillas acariciándome suavemente con sus pulgares.

-No...- sonreí -Nunca me has hecho sentir así

-Claro que lo hice, te presione para me dijeras...- no lo dejé continuar. Lo callé dejando un suave beso sobre sus labios. Cuando me alejé de él noté que me miraba con un poco de sorpresa.

-Te quiero Chris- sonreí al ver que sus mejillas se habían tornado de un ligero rosa -¿Te sonrojaste?

-No...tal vez un poco- mi sonrisa se hizo más grande al verlo encogerse de hombros y rascarse la nuca -Creí que nunca lo dirías.

Con delicadeza, tomó mi mentón levantándolo ligeramente para poder verlo a los ojos y de a poco se fue acercando a mi rostro. Sus ojos no se apartaban de mis labios, yo me encontraba en la misma situación que él, mis ojos no se despegaban de esos labios rosados y carnosos que me moría por besar.

Cuando lo tuve lo suficientemente cerca, cerré de manera inconsciente los ojos y aspiré profundamente el aroma de su fragancia. Olía a madera con lo que parecía un poco de lavanda y un pequeño toque de algo picante, era simplemente delicioso. El calor que emanaba su cuerpo junto con su fragancia creaban una mezcla perfecta que alteró la química de mi cerebro de manera que no puedo explicar. Aquel aroma inundó por completo mis fosas nasales hasta topar con mi cerebro, obligándome a tenerlo tatuado en cada pequeño rincón de el.

La punta de su nariz chocó suavemente con la mía, haciendo que mi desesperación por tener sus labios sobre los míos creciera a mil. Sentí que inclinó ligeramente su cabeza para que, solo unos segundos después, sus labios rozaran los míos con delicadeza. No resistí más y seguí el ritmo de su beso, era lento y dulce. Sus labios eran muy suaves, incluso más suaves de lo que recordaba. Sabía al whiskey que había tomado en el restaurante durante la cena.

Sus manos pasaron suavemente de mi cuello hacia mis mejillas para quedarse ahí durante unos segundos. Se fue alejando de a poco, dejándome con ganas de más. Apartó un pequeño mechón de cabello que estaba cubriendo parte de mi rostro mientras recorría mi cara con sus ojos.

-No tienes idea de lo mucho que quiero que tenga tus ojos- sus palabras me hicieron suspirar y una sonrisa boba apareció en mi rostro que terminó por contagiarlo -Ally...te quiero, estoy enamorado de ti. Lo estoy desde que te vi en el bar con tu amiga y lo estuve aún más cuando me diste la noticia. Sé que tal vez tengas miedo por lo que pueda pasar, pero solo te pido una oportunidad, una, donde te pueda demostrar todo lo que siento por ti, mostrarte que lo que tenemos es serio y no quiero que termine. Al, contigo...me siento en casa, como nunca antes me había sentido con alguien más, por favor, dame la oportunidad de hacerte feliz.

Mi corazón golpeaba fuerte contra mi pecho y mis manos sudaban ligeramente. Me había quedado quieta mientras mi cerebro hacía una lista de pros y contras sobre mi relación con Chris. Solo un par de segundos después reaccioné. No tenía que hacer una lista con aciertos y defectos sobre nosotros, tenía muy claro que el hombre que tenía frente a mí jamás me lastimaría, lo quería y quería todo de él.

-Al...por favor, dime algo...- tomé su mano entre la mía y con la que tenía libre acaricié suavemente su mejilla.

-No quiero equivocarme y después arrepentirme de la decisión que tomé, por eso quiero darnos una oportunidad. Te quiero Chris y sí, no sé que pueda pasar mañana, pero quiero intentarlo.

Me dio una de sus radiantes sonrisas para después besarme suavemente, transmitiéndome todo su amor.

-Te prometo que no te arrepentirás.

Pasamos toda la noche abrazados, como era nuestra costumbre, solo que ahora se sentía diferente. Si antes sentía que mi pecho ardía por estar junto a él, ahora era como si brillara. No lo sé, tal vez sonará extraño, pero siempre he creído que el amor te hace brillar de una manera inexplicable, nos vemos radiantes, más sonrientes que de costumbre, como si una chispa dentro de nosotros se encendiera.

Por la mañana aproveché que Chris se había levantado temprano para ir a correr y así poder terminar con la sorpresa de su oficina.
Me encerré en la habitación y terminé de colocar los pequeños detalles que faltaban.
Una vez que logré terminar me tomé un par de segundos para ver lo que había hecho, todo se veía bastante bien pero no era importante lo que yo opinara, la única opinión válida era la de Chris.

Estuve metida en la habitación al rededor de hora y media, no fui consciente del tiempo hasta que escuché un golpeteo en la puerta.

-Ally, ¿Estás ahí dentro?

-Si...ya salgo- me aseguré de que todo en la oficina estuviera perfecto y salí de la habitación.

Ambos desayunamos en silencio. Estaba bastante nerviosa por mostrarle su nueva oficina a Chris, solo deseaba con todo mi corazón que le gustara tanto como a mí.

-¿Estás bien?

-Si, todo bien ¿Por qué preguntas?

-Porque no has hablado desde que bajaste a  desayunar, ¿Segura que todo está bien? ¿Te duele algo? ¿El bebé está bien?

Sonreí un poco ante su preocupación -Estoy bien Chris y seguro el bebé también lo está, es solo que...quiero...mostrarte algo...

-¿Qué es?

-Ven, vamos

Nos levantamos y lo guie hasta afuera de la oficina.

-Quiero que sepas que si no te gusta, puedes decirme...- giré para poder verlo a los ojos mientras jugaba con mis manos, que empezaban a sudar levemente.

Sonrió e hizo un gesto para que abriera la puerta. En cuanto la abrí dejé que el entrara primero. Y ahí estaba lo que le había prometido, un librero de madera blanca que abarcaba por completo una de las paredes de la habitación, un escritorio junto a la ventana con vista hacia al jardín y una pequeña sala de estar acompañada de una mesita de café al centro de la habitación.

Lo observé mientras él recorría la habitación mirando cada detalle en ella. Estaba serio, no había ninguna expresión en su rostro y eso me asustó.

-No te gusta...- cerré los ojos por una milésima de segundo negando con la cabeza- Sabía que debía terminar de consultarte por los cambios. ¿Qué no te gustó? ¿El color de las paredes? ¿O el escritorio? Puedo cambiar todo lo que quieras, aún estoy a tiempo y podría...- él se acercó y parándose frente mío, tomó mis manos.

-No he dicho nada- sonrió divertido -¿Me escuchaste decir que no me gustaba?- negué suavemente con la cabeza mientras lo miraba fijamente -Entonces creo que no hay nada que cambiar- dejó un beso en mi mejilla para después volver a verme mientras él seguía sonriendo -Me encanta, Ally, de verdad- sonrió ampliamente mientras volvía a caminar alrededor de la habitación hasta que decidió sentarse en la silla frente al escritorio -Éste viejo lugar necesitaba un cambio- me hizo una seña para que me acercara y una vez que estuve frente a él, me sentó sobre sus piernas -Gracias, Ally, de verdad, me encantó lo que hiciste- tomó mi rostro para besarme como solo él lo hacía.

-Creo que no me vendrían mal un par de clases- bromeó una vez que rompimos el beso.

-Puedes pedirlas cuando quieras, pero...debo decirte que mi tarifa es alta- bromeé con él mientras peinaba su cabello.

-¿Ah si?- sonrió arqueando la ceja -¿Qué tanto?

-Bastante- sonreí para después volver a besarlo mientras seguía sentada sobre sus piernas.


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