¡Ay si sabré de llevar desnuda el alma!... hecha añicos; triste ante la distancia de los amores que anhelo. Y seca mi boca con gotas saladas de despedidas ante la ausencia de aquellas manos que fueron amigas.
Cargado el corazón traigo por sus recuerdos, lleno de nostalgia, amargado como una noche sin estrellas, como un pecho sin llama, porque la vida si bien conoce de brindar siembras de amigos, también sabe enterrarlos en la ciénaga cruel y despiadada de su arrebato.
Mis ojos son cuencas secas llorando oprimido por el dolor de sus ausencias, por sus amores que hoy son nostalgia y por nuestros sueños suspendidos en la distancia. La tristeza sin antojos hasta la médula de mi alma la ha convertido en tumba, cuando Hades caprichoso con su negro velo cubrió el rostro de mis hermanos, aquellos, que supieron ser mis amigos.
Llena de noche el alma se me ha tornado, de pájaros que emigran a primaveras sepulcrales de la memoria, volando hacia la sombra del olor de los recuerdos, se me ha vuelto daga al corazón la bruma impuesta sobre sus rostros y por ello mi vida es en su momento, una montaña rusa de emociones.
Soy penas solamente ante sus carencias. Me faltan mis amigos y sólo sé que de cuajo el corazón ha sido arrancado de mi pecho. Soy en este trance la mañana lenta, esa que no cuenta con cielo azul, ni campos verdes. La mañana me lleva a tientas como una carreta demasiado lenta, que ha perdido en su camino nuestras hierbas frescas, que ha de llegar donde una vez se cruzaban nuestros días: seca.
La desazón mucho me invade por quienes tanto me han querido, porque se han ido de mi orilla, por no ser ya más agua de mis ríos y solamente sería combatible este vacío si contaran cerca mis hermanos, los que quiero, los que me han querido, para que su ausencia no evidencie lo sola que mi amistad de siente.
Fue el deseo fortuito de la vida misma el permitirse llevarlos por sus corrientes hasta las profundidades de sus agua y de ahí, no volver jamás, dejando a mi pecho degustar el sabor amargo de la despedida con puntos finales... por la ruptura de estos amores.
Hoy la tristeza no es una emoción. Es como un insecto, un animal que me come por dentro, y me duele, ¡cómo duele!; por no poder estar con ellos unidos en corazón y alma, por cómo la realidad nos muestra que en un solo día la dicha de contar con los amigos, puede pasar a ser un borroso recuerdo y por el temor de aceptar el mensaje drástico, de que todo es efímero.
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Los nombres de la Poesía - Tomo 2-
Poesia🙝Qʋe ɱis ɱɑƞσs seɑƞ plʋɱɑ pɑɾɑ cɾeɑɾ pσesíɑ🙟 ◍Recopilación de mis poemarios: "Diva...