La serpiente y la rabia.
Ella
Las horas que le precedieron al amanecer me parecieron inacabables, cada minuto plagado por la angustia que había dejado la anterior, conceder el sueño era un placer que no podría permitirme, el cuerpo impávido de Tom aferrándose a mi cintura me anidaba en el pensamiento la forma más pura de envidia, dormía como un niño dentro de un bunker de guerra, incapaz de oler la carne quemada, mientras que por mi parte no había nada que me alcanzara para comprar un sueño, me encontraba sentada con la espalda herida contra la cabecera y su brazo sobre mi cuerpo, me encontraba a la espera de las consecuencias de mis acciones, la luz de luna no llenaba el cuarto y el sol parecía rehuir al cielo.
Había jugado con Dante, pero Dante también había jugado conmigo, había implantado en mi cabeza el pensamiento de la pérdida y la muerte. "No puedes estar a su lado y esperar a no mancharte las manos nunca" me había dicho y aquel pensamiento inhumano me carcomía desde dentro.
Estaba viendo llegar una tormenta cuando no tenía donde aguacerme.
—Tom—lo removí posando mis manos sobre su cabeza, acariciando su cabello castaño—, Tom, necesito preguntarte algo.
Mis dedos se enredaron en las sortijas de su cabello brillante, más no obtuve más respuesta que el paso de la saliva por su garganta y un carraspeo.
—Tom, solo será un momento—pedí con la misma alarma que mostraría un animal acorralado, moviendo su cuerpo con brusquedad.
El castaño se removió, abriendo los ojos de golpe, atontado lo suficiente para empuñar un arma y con el necesario adormecimiento para buscarme entre la oscuridad antes de advertir que bajo su brazo me encontraba presa.
—¿Qué pasó?—preguntó ronco, dejando caer su cabeza sobre la cama, pegado a mi estómago—. ¿Estás bien?
—¿Alguna vez te negaste a lastimar a alguien?—le pregunté sin filtro alguno, el silencio de la noche se distinguió entre nosotros, lo ví cerrar los ojos nuevamente y temí que cayera dormido una vez más. Tom era más vulnerable y sincero bajo el efecto de las medicinas y solamente bajo ese efecto me atrevía a entrevistarlo con aquel pasado que le marcó el cuerpo y le asfixió el alma—. ¿Alguna vez te negaste a lastimar a alguien incluso cuando te lo ordenaron?
El silencio fúnebre permaneció y sentí el puro aleteo de mi corazón desaforado en mi pecho. Todavía no pasaba nada y yo ya sentía un pesar tan grande como las constelaciones.
—Sí...—su voz ronca rasgó el silencio y mi ansiedad, mantuvo sus ojos cerrados y las mejillas rojas por la fiebre—, mi papá quería que golpeará a alguien, para darle una lección—balbuceó.
—¿Y lo hiciste?
—No de la manera que él quería—explicó y mi cuerpo se estremeció.
—¿Te lo ordenó tu padre?—pregunté y él asintió con la cabeza—Te negaste, ¿qué pasó cuando le dijiste que no?
ESTÁS LEYENDO
Redifícame: El Arte Supremo De La Guerra [Tom Holland y tú]
FanficEl destino del diablo y mafioso más grande de Londres, Thomas Stanley Holland y la suicida ___ West, se ha visto manchado por un pasado cruel y misterioso, dos traidores, dos amantes, dos enemigos, respuestas sin conjeturas; entender los errores de...