Scarlett
—¡Respira, maldita hija de puta!
Volvieron a golpearme, empuñaron mi cabello y me impulsaron hacia delante, sumergiéndome la cabeza en el balde de agua. Mis pulmones ardían por la falta de aire, mi cuerpo entero dolía y luchaba para mantenerme consciente.
Estaba cansada.
Cuando estaba a punto de caer en la inconsciencia debido a la falta de oxígeno, me jalaron del pelo y me sacaron. Tomé una bocanada desesperada de aire y abrí los ojos un poco, viendo a los tipos que disfrutaban del dolor, de lo que me hacían. La rabia me consumió en segundos, y la frustración le siguió, al entender que no podía hacer nada. No tenía fuerzas. No había comido hace horas, me estaban metiendo la cabeza en agua sucia y contaminada y no podía ni dormir por las noches.
No comprendía cómo seguía de pie.
Las ansias de venganza, tal vez.
Me tiraron al suelo cuando se aburrieron de mí, me propinaron una fuerte patada en el estómago y mi espalda chocó contra las piedras de la pared, robándome un leve gemido de dolor. Mi vista se estaba nublando, y la sensación que me recorrió ya la conocía. Me negué a cerrar los ojos.
Resiste, maldita sea.
—La perra no nos sirve por hoy. Qué pena —Zane, el tipo que suele torturarme la mayoría de los días, me escupió previo a obligarme a ponerme de pie y arrastrarme por la estancia, la roca haciéndome pedazos las piernas.
Las lágrimas inundaron mis ojos y no las liberé. No iba a darle ese placer. Pronto, el tipo se aburrió de mí, ya que casi no tenía consciencia. Me llevó por los pasillos de la cárcel en la que me mantenían, la cual parecía estar debajo de la tierra. No tenía idea. De roca se componen el lugar, lo que te hace pensar que estás dentro de una cueva enorme. La luz era escasa, y se debía a pequeños focos que alumbraban con debilidad.
No podía mantenerme en pie por mí misma. Estaba demasiado débil, y la cabeza me daba vueltas. Además, el olor que me había dejado el agua sucia me estaba dando náuseas. Iba a vomitar en cuanto me detuviera. Zane me hizo chocar contra las paredes, creándome heridas que sangran con abundancia.
Abren las rejas de acero que cierran el lugar, me arrojan dentro sin nada de cuidado y vuelven a cerrar. Me doy cuenta que hay restos de excremento en el otro extremo, los mareos acaban por vencerme y expulso... nada. No tengo nada que vomitar si no me he alimentado hace 24 horas. Mis ojos lagrimean, el abdomen me duele y acabo por rendirme. Mi cuerpo impacta contra la fría roca, y casi me dejo ir.
—Pobre de ti que te desmayes, zorra —escupe Zane. Lo observo, y está... borroso. Es alto, ancho, está lleno de tatuajes, su pelo negro va amarrado en una coleta desordenada y su abundante barba parece tener rizos entremedio. Su nariz es gruesa, su rostro casi cuadrado y su ropa sucia me hace saber que tampoco vive de lo mejor aquí. Su cuerpo tiene cicatrices, posee un ojo de vidrio y luce demacrado, la verdad—. O esta vez te obligo a comerte la mierda que hay en el rincón.
Se marcha y consigo relajarme un poco, permitiéndome sufrir el dolor en paz.
¿Cómo llegamos a esto? No tengo idea.
No sé qué fecha es. No sé si pasaron dos años o dos semanas. No tengo idea de nada de lo que ocurre fuera de aquí. Los recuerdos que guardo antes de despertar en este sitio son vagos y se marchan a veces. No estoy segura de si varios de ellos son reales o los imaginé durante las alucinaciones por las inyecciones de drogas o las mordeduras a las que me han sometido. Sí, me han mordido varios animales que poseen un veneno que induce alucinaciones. Es una locura la cantidad de maneras de torturas que pueden impartir aquí abajo.
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Asfixia [+18]
ActionTRILOGÍA SERPIENTE #2 (Libro II en proceso) "La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno" -Walter Scott. El tiempo ha pasado, los eventos han trascurrido y el mundo se ha regodeado en la ausencia de cierta serpiente. Los aliado...