Bianca
El día estaba nublado cuando aterricé en Inglaterra.
Bostecé, y procedí a bajar del avión para montarme en el vehículo gris que me espera en el otro extremo. Me aseguro de que la peluca y los lentes me escondan bien antes de ver sobre mi hombro, dos soldatos de la mafia siguiéndome el paso, cuidándome. Me adentro en el auto, ellos se suben a otro y salimos del aeropuerto, uniéndonos a las calles.
Para hoy, no tenía planeado... esto, exactamente. Tengo otros asuntos de los que ocuparme ahora que nos estamos escondiendo como sucias ratas en las cloacas. No sé... a qué guía el plan de mi querido hermano, mas confío en él como para defendernos en la guerra que nos ha sido declarada. Padre también parece de acuerdo, así que no debo refutar o mostrar dudas. Los dos líderes mayores mandan.
Contemplo la ciudad por las ventanas polarizadas, una capa oscura cubriéndola. Acto seguido, saco el espejo de mi bolso para cerciorarme de que la peluca se ve real. Dios, que mal me siento haciendo esto. Nunca hemos sido nosotros los que se ocultan, y no me gusta para nada hacerlo. Me da la sensación de que le damos poder al enemigo, y no podemos arruinar nuestra reputación. Jamás hemos huido de una pelea.
Y no deseo que esta sea la primera vez.
Atravesamos las calles hasta que arribamos al edificio que he visitado una sola vez en mi vida, hace tres años. Se supone que no debería estar por estos lados. Sebastian era el punto de unión entre la jefa de la organización y yo, de modo que no nos viéramos expuestas. Sin embargo, una ocasión especial nos obliga a tomar medidas urgentes. Por ende, aquí estoy.
El vehículo me deja en la parte trasera del lugar. Me repaso los labios con el labial burdeo, organizo un poco mi cabello y salgo, encontrándome con una gran puerta de metal reforzada. El enorme edificio parece de mil pisos. Les ordeno a mis guardaespaldas que se queden en el auto mientras coloco la clave, que me dio Nikolla, en la entrada y consigo acceso.
Me topo con una pequeña estancia donde solo hay un ascensor. Me adentro en él sin tener que esperar, y presiono el último botón de la hilera. Me envuelve un aroma a flores en tanto tardo un buen par de minutos en llegar a mi destino. Cuando las puertas se abren, veo un largo pasillo que me guía a la sala de juntas. Mis tacones resuenan en las baldosas, el silencio toma protagonismo y la soledad reina en los rincones. No oigo a nadie.
Tomo la manija, abro la puerta de madera de la sala y la cierro a mis espaldas. En la gran mesa redonda del centro, me encuentro a Sebastian Nikolla, quien repiquetea las uñas sobre su teléfono, su mirada perdida en la pared que se sitúa frente a él.
—¿Estás esperando que la pared te hable o qué? —mascullo, sabiendo que la sala es insonorizada.
El albanés me observa, serio.
—Llegaste rápido —destaca, sonando ausente.
—Es un tema importante —doy lentos pasos hasta quedar casi a su lado—. Necesitamos saber lo que tu tía y su esposo harán con el asunto de la serpiente, para nosotros tomar medidas de acuerdo a ello. Domenico no ha tomado ninguna decisión y mi padre se está desesperando, viendo como insultan el nombre de la Cosa Nostra en nuestras narices sin que hagamos nada.
—¿No se supone que nadie salía de ahí? —farfulla con cierto desdén, viéndome de mala manera.
Su comentario me hizo arder las venas en ira.
—Nadie, nunca, lo había hecho. Tenemos esos centros hace más de 50 años, y jamás alguien había logrado escapar. Ni siquiera comprendo cómo lo hizo, siendo que hace pocos meses que se le inyectó el P40. No podría haber estado apta para... hacer ese recorrido sin cansarse.
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Asfixia [+18]
ActionTRILOGÍA SERPIENTE #2 (Libro II en proceso) "La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno" -Walter Scott. El tiempo ha pasado, los eventos han trascurrido y el mundo se ha regodeado en la ausencia de cierta serpiente. Los aliado...