Capitulo 20

88 4 1
                                    

Nate

Las personas mantienen la creencia errónea de que estamos obligados a perdonar cuando alguien nos pide perdón.

Y, siendo franco, no lo comprendo.

Que una persona... pida perdón, dice mucho de ella, siempre que lo haga con sinceridad. Podemos decir que acepta sus errores, desea enmendarlos y lo hace una persona... tal vez un poco mejor. Claro, por ese lado, es flores y corazones. Pidió perdón, qué gran persona.

Bien, veamos el lado contrario de la moneda esta vez.

A la persona a la que le piden perdón.

Esa persona no tiene ninguna obligación de aceptar esas disculpas. Sí, sabemos lo que dicen de otorgar el perdón. Te hace más fuerte, te ayuda a dejar el pasado atrás y superar los malos ratos, bla, bla, bla. No caigo en eso. ¿Qué pasa cuando el daño que te hicieron es demasiado? ¿qué pasa cuando no deseas nada de esa persona, ni siquiera una disculpa? ¿qué pasa cuando solo deseas dejarlo atrás? No lo sé. A veces, las heridas que una persona deja no se solucionan con un simple perdón. Creo que hay circunstancias en que nada soluciona esas heridas.

¿Puedes perdonar? Perfecto, bien por ti. ¿No quieres hacerlo? Para mí, está bien. Tú sabrás cuánto sufriste, tú sabrás las razones y nadie tiene derecho a juzgarte por eso. Y no perdonar no significa que tengamos odio o rencor para siempre en el corazón. Significa que no deseas nada de esa persona, de que el daño que te infringió es irreparable y las palabras no bastan para curarlo.

¿Por qué los demás suelen juzgar a los que no quieren perdonar? Los tratan de egoístas, de rencorosos, de poco generosos. Juzgan a los heridos, no a los victimarios. ¿Por qué es obligación mía perdonarlo cuando la otra persona se atrevió a herirme? ¿por qué estoy obligado yo a otorgarle perdón a otro? ¿de qué me sirve a mí que el otro se arrepienta? El daño fue hecho.

No digo que nunca se deba disculpar a nadie o que el perdón no exista. Mi punto es que existen ocasiones en las que una disculpa no es suficiente para ayudar a sanar, en que no aporta a la forma en que me siento. Esas situaciones en las que únicamente quieres decir "desaparece de mi vista de una vez", en las que esa persona te hirió tanto que ya no sienten nada al verla, como si no fuera nadie especial. Y, luego, te apetece dejar esos momentos atrás, y seguir adelante, tratando de reparar las heridas que dejaron otros.

Cada uno tiene un punto de vista diferente del perdón. Y es hipócrita que opinen de cuándo debes otorgarlo, siendo que el único que puede decidirlo eres tú, dado que nadie más sintió lo que tú, nadie más vivió ese sufrimiento, y por eso no pueden decirte qué sentir al respecto.

O quizá pienso estupideces porque estoy enojado, como cada día de la vida.

Qué quieren que diga. Soy un hombre reflexivo en ciertos instantes.

Observé a Nikolai y Megan dar las instrucciones para la emboscada que realizaríamos dentro de pocas horas. Alena y Alexei organizaban las armas a la vez que yo permanecía revisando mis propias armas, escogiendo cuál llevar y qué podría serme más útil.

Creí que regresar a Rusia sería más sencillo. Me equivoqué. No estoy cómodo. Hay cientos de recuerdos que no quiero, una constante sensación de peligro me rodea y pareciera que no encajo con el resto, no como antes. Sin embargo, no iba a marcharme. Aquí tenía la oportunidad de vengarme de la mafia italiana y dejar a la organización. Añádanle el hecho de que mi hermanita se halla en el lugar. Irme tampoco me convence.

Es probable que, cuando este lío se termine, deba... marcharme. Scarlett estaría a salvo con Aleksander, Sky hallará su lugar aquí y... yo no sé qué haré. Darme un tiempo sería buena idea, mientras descubro qué es lo que deseo para los próximos años.

Asfixia [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora