Asfixia [+18]

Enemigo inesperado

Base militar en zona neutral, situada en un punto desconocido del mundo.

Nunca se habían visto tantas personas importantes de la milicia reunidas.

En este momento, una de las bases fantasma se hallaba ocupada por una unidad especial creada únicamente para la captura de Víbora. Se había decidido crear aquella unidad con la participación de los países más afectados por la existencia de la mercenaria, para que ellos fueran los que se encargaran de darle caza. Y, del mismo modo, se seleccionó a los mejores de cada área para unirse y... juntar a múltiples soldados expertos y eficientes.

En dicha unidad, se hallaban soldados del ejército italiano, ruso, español y albanés. Tenían a los mejores de aquellos ejércitos, ya sea en armas, en informática, en ciencias, en estrategias y combates. No eran demasiados, la verdad, pero juntos tenían un montón de medallas, reconocimientos y honores. No era algo que debiera mirarse en menos.

Y, al frente de dicha unidad, se encontraba el comandante general del ejército italiano, dado que había sido su país el que solicitó la búsqueda y captura de la mercenaria. El comandante Carlo Leone era un hombre que, en sus cuarenta y dos años de vida, había llevado a cabo cientos de emboscadas y procedimientos, había capturado a criminales internacionales, había acabado con mafias enteras y derrumbado negocios ilícitos. En su perfecto y pulcro uniforme, colgaban diversas medallas que demostraban que su posición en el ejército se lo había ganado con creces.

Carlo caminó a paso fuerte por los desolados y oscuros pasillos de la base. Hace bastante que esa base se había dejado de ocupar, en vista de que los soldados que allí trabajaban fueron transferidos a otras bases donde eran más útiles, por lo que no había más personas aparte de los de la unidad en el sitio. Y, considerando que la base estaba abandonada, la consideraron perfecta para reunir a la unidad especial, comenzar a trabajar sin que nadie se enterara y ponerse en marcha, además de que nadie conocía la ubicación de aquel lugar.

El comandante dobló por el pasillo a la derecha, subió la escalera y acabó en la sala de juntas donde estaban el resto de participantes de la unidad. Tenían un especialista para cada área y era sorprendente el poder que poseían juntos. Eran personas de suma relevancia e ilimitado poder.

Ante la llegada del comandante en jefe, el resto de personas tomaron un sitio y se quedaron en silencio. Carlo caminó sin decir nada hasta el ordenador que descansaba en el escritorio de la izquierda, lo encendió y pronto lo conectó al proyector, presentando la información fundamental a sus compañeros.

—Como sabrán, esta unidad se ha creado con el único y exclusivo propósito de capturar y encerrar a la mercenaria apodada Víbora, y a los aliados que la respaldan —inició, su voz sonando autoritaria y demandante. Su postura era perfecta, su expresión era seria y lo hacía lucir imponente, intimidante—. Para conocer más de aquella criminal, debemos adentrarnos en los meses en los que hizo aparición y cómo su "carrera" ha ido creciendo.

«Víbora partió en Inglaterra, asesinando al primer ministro de un perfecto disparo en la cabeza. Desde entonces, sus crímenes fueron en evolución y se volvieron reiterados. No solo es una asesina profesional, sino que sabe cometer cualquier tipo de delito. Es estafadora, ladrona, asesina —Carlo cambia las diapositivas, enseñando notas y reportajes sobre los delitos que cometió Víbora y que fueron reportados en las noticias y diarios—. Su trabajo era perfecto, rápido y limpio. Sin embargo, hace 3 años, mostró una inclinación hacia la mafia albanesa y rusa. Veló por sus intereses por varios meses y se sabe que trabajó de la mano de la familia Nóvikov y Nikolla, dos grandes familias conocidas por sus negocios sucios.

«Luego, aquella mercenaria desapareció sin dejar rastro alguno, y ahora ha regresado —el comandante observa y analiza a cada persona en la sala, viendo sus gestos y reacciones, por simple costumbre—. Su primer ataque fue en Italia y hubo más en otros países. Ha dejado su conocida marca de serpiente en las escenas del crimen, ha asesinado a varias personas y a destruido edificios y empresas nacionales. Fue aquello lo que impulsó a las autoridades italianas a exigir que se le declarara criminal internacional.