Jimin bajó una hora después. Se sentía renovado después de el baño con agua caliente y su jabón de vainilla especialmente hecho para su tipo de piel. Eran algunos de sus pequeños caprichos para consentirse. Como en realidad no había nadie ni nada a quien impresionar y viendo la vestimenta pasada de moda de su tía Elena, simplemente se puso una camiseta de algodón y un chándal con pantuflas para sus aún adoloridos pies, eso sí todo del algodón egipcio más exquisito.
Bajó las escaleras y un aroma exquisito se coló por sus fosas nasales haciendo gruñir sus tripas vacías. Siguió aquel delicioso olor que supuso lo guiaría a la cocina.
La Sra. Elena se volvió cuando sintió la puerta abrirse.
- Llegas a tiempo, cariño- la Sra. Elena le indicó un asiento en una modesta mesa de madera en una esquina de la enorme cocina- ella es Rosita. Me ayuda con las quehaceres de la casa algunos días.
Una chica de alrededor de dieciséis años miraba a Jimin embelesada.
- ¡Guau! Ma' no me dijiste que tu sobrino era tan lindo- dijo la muchacha acercándose a Jimin y no perdiéndose detalle de su apariencia y luego sonriéndole con todos sus dientes- hola bombón.
Jimin se puso a reír. La pequeña era de armas tomar, pero graciosa y simpática. Le subió el ego y el ánimo de inmediato.
- Hola, soy Jimin. Puedes decirme Mimi- le tendió la mano.
- Oh, sí hasta habla bonito Ma'- dijo agarrando la mano de Jimin y sacudiéndola enérgicamente- ¡tú piel es suavecita!
- Ya, ya, muchacha. Lo vas a intimidar con tanto halago- le dijo la Sra. Elena- sigue con la comida que no sería novedad que nuevamente se te quemara.
Rosita se encogió de hombros y volvió a revolver el guiso, pero sin dejar de mirar y sonreírle a Jimin.
- Rosita te ayudará también en lo que necesites, hijo- le explicó la Sra. Elena- es un poco parlanchina, pero muy comedida.
- Gracias tía- le dijo Jimin- Rosita me será de gran ayuda.
- Usted mande no más , joven Jimin, me encantará ayudarlo- dijo Rosita metiendo su cuchara en la conversación.
- Ya te dije, dime Mimi.
- ¿Puedo?- Rosita miró a la Sra. Elena.
- Si Jimin te lo pide, yo no me opongo- le respondió la Sra. Elena.
La conversación agradable se fue a pique cuando la puerta se abrió y entró Jungkook. Jimin se puso rígido y la sonrisa desapareció de su rostro.
- ¡Kookie!- Rosita gritó y de un salto llegó donde el pelinegro y lo abrazó riéndose y olvidándose nuevamente de la olla. La Sra. Elena movió la cabeza y agarró la cuchara de palo y continuó para no comer la cena quemada.
- ¿Otra vez cocinando polilla?- dijo Jungkook besando sus mejillas y revolviéndole el cabello rojo como tomate maduro.
- Sí, Ma' me está enseñando a hacer guiso de res. Me servirá para cuando tenga marido. Se rechupará los dedos con mis comidas, ya verás Kookie.
Jungkook soltó una carcajada y le pegó con el dedo en la frente.
- Termina de estudiar polilla, después piensa en marido- su voz tenía cierto tinte de ternura al hablarle a Rosita.
- ¡Pero quiero casarme!, no quiero hacerme vieja y convertirme en monja- gimoteó Rosita.
- Así como vas, tu futuro marido te botará el día después del matrimonio- le dijo la Sra. Elena mostrándole la olla que estaba revolviendo y que se suponía que ella debía hacerlo.
- ¡Madre santa! Lo olvidé por completo- de un salto nuevamente se hizo cargo de la olla.
- Es tú culpa grandulón- dijo la Sra. Elena sonriéndole a Jungkook- siempre la distraes.
- ¿Yo?¿ahora es mi culpa?- dijo Jungkook sacándose el sombrero y dejándolo en un gancho junto a la puerta- polilla tiene pájaros en vez de cerebro Ma'Elena, siempre está en las nubes.
Rosita le sacó la lengua.
- Siéntate muchacho, debes estar cansado y con hambre- le indicó la Sra. Elena- ya muchacha, apaga el fuego ese guiso debe estar recocido con todas las vueltas que te has dado.
Jungkook miró a Jimin sentado todo tieso muy interesado en mirarse los dedos.
- ¿Aburrido, princeso?- Jungkook se desplomó en la silla al lado de Jimin sólo para molestarlo.
Jimin lo fulminó con la mirada y tomó un sorbo del vaso con agua que Rosita le había servido.
- ¿No vas a hablarme?¿Demasiado bruto para dirigirme la palabra?- la sonrisa de Jungkook era burlona.
Jimin miró a su tía preocupada en servir la comida y a Rosita ayudándola.
- Si tú lo dices- replicó Jimin con altivez.
- Me has dicho una frase completa, ¡guau! Me siento halagado- se llevó la mano al corazón dramáticamente, pero sus ojos negros mostraban diversión con malicia.
Jimin no tuvo tiempo de replicar porque su tía puso un plato humeante frente a él y Jungkook y luego se sentó mientras Rosita le servía su plato y el de ella. Una panera con pan horneado con especias, y dos fuentes de ensaladas verdes y otra de papas cocidas completaban el menú. Jimin se olvidó por completo de su enojo al ver la apetecible comida. El bruto no echaría a perder su primera comida decente del día.
- Mmmm- Jimin gimió de placer- sabe a gloria.
- ¿De verdad?- preguntó Rosita- ¿ven?, tengo al marido asegurado. Sí a Mimi que viene de la cuidad y es tan fino le gusta quiere decir que soy buena. Gracias Mimi, eres lindo, ¿Verdad Kookie qué Mimi es lindo?
- ¿Mimi?, ¿quién es Mimi?- preguntó por el puro placer de molestarlo.
- Jimin es Mimi. Me dijo que podía decirle así- respondió la parlanchina- ¿es lindo verdad?
- Claro polilla, lo que digas- Jungkook miró a Jimin y sonrió ladino- aunque no siempre lo que brilla es oro.
- ¿Qué quieres decir con eso, Kookie?- preguntó Rosita metiendo una papa entera dentro de su boca.
- Nada, polilla. Come y descansa un rato la lengua.
- Jimin es un conocido bailarín en Seúl- dijo la Sra. Elena interviniendo en la conversación- la hermosura la heredó de su madre. Mi hermano es más bien feo.
- ¡Tía, papá tiene un atractivo diferente!- lo defendió Jimin que amaba y adoraba a su padre, aunque ahora estuviera molesto con su decisión de mandarlo al campo- él es un hombre muy respetado además de muy inteligente.
- Sí, siempre fue inteligente- añadió la Sra. Elena con cariño. Ella y el padre de Jimin, su hermano, eran muy unidos a pesar de verse poco- por eso tiene gran aprecio por mi muchacho Jungkook. Se parece mucho a él cuando era joven.
Jimin miró a Jungkook y enarcó una ceja.
¡Pamplinas! Su padre y ese bruto no tenían ni un pelo parecido.
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Estrella fugaz
FanfictionPark Jimin es un bailarín caprichoso y muy voluble, razón por la cual sus padres deciden mandarlo por la temporada de verano a casa de su tía solterona que es dueña de un fundo en el campo. El objetivo de sus padres es que aprenda a valorar lo que t...