Capítulo 41

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La feria bullía de actividad,  Jimin saludo con la mano a la señora de las limonadas , pero caminó rapidito para no caer en sus interrogatorios,  sonrió al ver su cara de decepción.

La Rosa era una señora viejita y arrugada, pero que sonreía con tanta calidez que Jimin la quedó mirando embobado,  era hermoso ver sus huesos y arrugados dedos tejiendo.

- ¿Que tal,  Rosa?- preguntó cariñosamente la Sra. Elena pasando tras el mostrador para saludarla.

- Bien,  querida.  Estar mal no va conmigo- se río y fijó su vista en Jungkook y Jimin- muchachito cada día más grande y hermoso.

Jungkook sonrió ante el halago.

- No tanto como tú,  corazón- le dijo Jungkook tirándole un beso.

- Pamplinas,  ya no tengo veinte años-  se movió y miró a Jimin- ¿ Tú sobrino,  Elena?- preguntó sonriéndole a Jimin.

- Sí,  ¿verdad que es una belleza?- dijo la interpelada sonriente.

- Parece un ángel- dijo Rosa.

- Gracias- Jimin se sintió un poco avergonzado ante el elogio del que era objeto.  De ángel no tenía nada- creo que Jungkook nunca diría que soy un ángel,  más bien me compararía con un demonio caprichoso y terco.

- ¡Bah!, éste mocoso necesita lentes entonces- Rosa y la Sra. Elena se largaron a reír.

Jungkook le pellizco el trasero sin piedad mientras sonreía inocente. Jimin se mordió el labio aguantándose, pero igual le dio un pisotón que le dolió hasta el alma a Jungkook.

Ajena a los intercambios de esos dos,  la Sra. Elena empezó a mirar los nuevos tejidos de Rosa y se enfrascaron en una conversación sobre los detalles de sus hermosas mantas.

- ¿Quieres dar una vuelta?- le susurró Jungkook al oído a Jimin.

Jimin asintió con su cabeza.

- Vamos a dar una vuelta por la feria un rato,  de ahí te venimos a buscar,  Ma'Elena- dijo Jungkook de inmediato.

- Vayan,  tengo mucho que conversar con mi vieja amiga- la Sra. Elena les hizo adiós con la mano y ellos se marcharon.

- Muero por tomarte de la mano,  princeso- le susurró Jungkook mientras caminaban.

- ¿Sólo la mano?- preguntó Jimin riéndose bajito.

- Bueno,  es lo único que puedo hacer en público- le respondió pícaro.

Jimin acercó sus dedos a los de Jungkook mientras seguían caminando y enlazó su dedo meñique con el de él.  A vista de la gente eran dos amigos caminando juntos,  no se notaba esa pequeña muestra de unión.

Jungkook se conformó con aquello,  ya tendría tiempo cuando llegaran a la casona de tomar más que un mísero dedo.

- ¿Quieres una limonada?

- La verdad es que sí,  pero no quiero ser blanco de las preguntas curiosas de la Señora.

Jungkook sonrió y le apretó el dedo.

- Iré yo solo,  espérame en esa banca.  Espero no demorarme demasiado- Jungkook se detuvo y Jimin sonrió al ver que le tiraba un besito imperceptible a los ojos curiosos.

Obediente se dirigió a la banca. Estaba a punto de sentarse cuando vio a Jane.  Estaba sola en un banco.  Sin pensarlo se dirigió hacia ella.

- Hola,  Jane- la chica levantó la mirada y la bajó al ver a Jimin.  Inmediatamente trató de irse.

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