La feria bullía de actividad, Jimin saludo con la mano a la señora de las limonadas , pero caminó rapidito para no caer en sus interrogatorios, sonrió al ver su cara de decepción.
La Rosa era una señora viejita y arrugada, pero que sonreía con tanta calidez que Jimin la quedó mirando embobado, era hermoso ver sus huesos y arrugados dedos tejiendo.
- ¿Que tal, Rosa?- preguntó cariñosamente la Sra. Elena pasando tras el mostrador para saludarla.
- Bien, querida. Estar mal no va conmigo- se río y fijó su vista en Jungkook y Jimin- muchachito cada día más grande y hermoso.
Jungkook sonrió ante el halago.
- No tanto como tú, corazón- le dijo Jungkook tirándole un beso.
- Pamplinas, ya no tengo veinte años- se movió y miró a Jimin- ¿ Tú sobrino, Elena?- preguntó sonriéndole a Jimin.
- Sí, ¿verdad que es una belleza?- dijo la interpelada sonriente.
- Parece un ángel- dijo Rosa.
- Gracias- Jimin se sintió un poco avergonzado ante el elogio del que era objeto. De ángel no tenía nada- creo que Jungkook nunca diría que soy un ángel, más bien me compararía con un demonio caprichoso y terco.
- ¡Bah!, éste mocoso necesita lentes entonces- Rosa y la Sra. Elena se largaron a reír.
Jungkook le pellizco el trasero sin piedad mientras sonreía inocente. Jimin se mordió el labio aguantándose, pero igual le dio un pisotón que le dolió hasta el alma a Jungkook.
Ajena a los intercambios de esos dos, la Sra. Elena empezó a mirar los nuevos tejidos de Rosa y se enfrascaron en una conversación sobre los detalles de sus hermosas mantas.
- ¿Quieres dar una vuelta?- le susurró Jungkook al oído a Jimin.
Jimin asintió con su cabeza.
- Vamos a dar una vuelta por la feria un rato, de ahí te venimos a buscar, Ma'Elena- dijo Jungkook de inmediato.
- Vayan, tengo mucho que conversar con mi vieja amiga- la Sra. Elena les hizo adiós con la mano y ellos se marcharon.
- Muero por tomarte de la mano, princeso- le susurró Jungkook mientras caminaban.
- ¿Sólo la mano?- preguntó Jimin riéndose bajito.
- Bueno, es lo único que puedo hacer en público- le respondió pícaro.
Jimin acercó sus dedos a los de Jungkook mientras seguían caminando y enlazó su dedo meñique con el de él. A vista de la gente eran dos amigos caminando juntos, no se notaba esa pequeña muestra de unión.
Jungkook se conformó con aquello, ya tendría tiempo cuando llegaran a la casona de tomar más que un mísero dedo.
- ¿Quieres una limonada?
- La verdad es que sí, pero no quiero ser blanco de las preguntas curiosas de la Señora.
Jungkook sonrió y le apretó el dedo.
- Iré yo solo, espérame en esa banca. Espero no demorarme demasiado- Jungkook se detuvo y Jimin sonrió al ver que le tiraba un besito imperceptible a los ojos curiosos.
Obediente se dirigió a la banca. Estaba a punto de sentarse cuando vio a Jane. Estaba sola en un banco. Sin pensarlo se dirigió hacia ella.
- Hola, Jane- la chica levantó la mirada y la bajó al ver a Jimin. Inmediatamente trató de irse.
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Estrella fugaz
Fiksi PenggemarPark Jimin es un bailarín caprichoso y muy voluble, razón por la cual sus padres deciden mandarlo por la temporada de verano a casa de su tía solterona que es dueña de un fundo en el campo. El objetivo de sus padres es que aprenda a valorar lo que t...