Capítulo 61

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Yoongi miraba, con los ojos abiertos, el teatro donde Jimin se iba a presentar por última vez en su gira. Jungkook divertido le cerró la mandíbula que lo tenía con la boca abierta.

Él, le había comprado un pasaje. Yoongi era su amigo y también lo era de Jimin, merecía estar ahí.

- ¡Diablos! - exclamó Yoongi, recuperando el habla - nunca había estado en un lugare tan grande.

Jungkook sonrió y lo empujó para que tomará asiento junto a él. Era la primera vez que Yoongi salía del Golondrina. Bueno además del pueblo. En el avión había tenido que tranquilizarlo y, Yoongi juró qué sólo lo hacía por Jimine. Prefería mil veces su transporte de cuatro patas. Sonrió por la nueva experiencia que su amigo podía vivir. Aunque fuera la primera y última vez que lo hiciera.

Jungkook miró alrededor. El teatro estaba lleno. Los murmullos eran incomprensibles para él, ya que la mayoría de los asistentes hablaban inglés, pero para ver el espectáculo de su princeso no necesitaba hablarlo. Por fin. Por fin había llegado el día. Hoy vería a su princeso. El corazón le latía desde hacía rato muy acelerado.

Sus suegros y Jane se sentaron junto a ellos. A Jungkook no le pasó desapercibido como su amigo no dejaba de mirar a la Negra.

-Está linda, ¿verdad? - le susurró Jungkook, topando su hombro con el suyo.

-Sí, se ve diferente. Incluso me saludo sonriéndome, ¿puedes creerlo?

-Sigue siendo la misma, Yoongi. Pero ahora es feliz - le dijo Jungkook.

-Eso es bueno - concordó Yoongi - es bueno ser feliz.

Jungkook asintió. Él, desde que su princeso había irrumpido en su vida, sabía lo que esa palabra significaba.

Jimin aún no sabía nada. Sería una total y absoluta sorpresa. Jungkook esperaba que la sorpresa no lo matara.

Las luces se apagaron y el telón se abrió y, ahí en medio del escenario Jimin. Jungkook ya no prestó atención a nada más que a su princeso. Su pecho estaba hinchado de orgullo al verlo, parecía apenas tocar el suelo con sus pies. Su princeso era un ángel danzando.

Pensar que ese hombre se había fijado en él, se había enamorado de él y se había entregado a él. Le parecía vivir un sueño. Amaba a ese hombre. Lo amaba tanto que no sabía explicárselo ni a él mismo.

Los aplausos, los vítores, inundaron el teatro mientras se bajaba el telón. Después de unos segundos se abrió nuevamente, y los bailarines hicieron una reverencia. Desaparecieron en minutos tras una horda de nuevos aplausos. Los padres de Jimin tenían lágrimas de emoción en sus ojos, Jane abrazó a Yoongi al calor de la emoción, y Jungkook corrió hacia los camerinos. No aguantaba ni un minuto más para poder abrazarlo.

En el camino, le dieron indicaciones, de dónde estaba Jimin. La puerta de su camerino estaba entreabierta. El ceño se le arrugó de inmediato. Alguien abrazaba a su princeso. Lo bruto y posesivo le apareció de inmediato. Golpeó con los nudillos la puerta entreabierta para hacer notar su presencia, aún con el ceño arrugado.

Jimin miró hacia la puerta y pegó un chillido antes de soltarse de quien lo abrazaba y correr a los brazos de Jungkook. Quien se olvidó de su enojo, en el instante que los bracitos de su princeso lo rodearon. Ya no había nada más para él que su cuerpecito pegado al suyo, sonriéndole, con esa sonrisa que tanto había echado de menos.

Con las lágrimas cayendo por sus mejillas, Jimin hizo lo que él tanto había extrañado durante ese largo año. Lo besó. Se sentía nuevamente completo. Su bruto había venido a él.

Una tosesita los sacó de su burbuja. Jimin sin dejar de abrazarlo, miró a Héctor.

-Él es Jungkook. Mi novio, Héctor - le dijo sin poder dejar de decirlo con orgullo y sin dejar de sonreír ni de llorar.

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