El resto del día transcurrió con normalidad para Jimin. Yoongi se alegró por la Negra cuando Jimin le contó las novedades. Diciéndole obviamente que debía guardar el secreto.
- No soy ningún chismoso, Jimine- bufó Yoongi ofendido.
- No te ofendas, por eso te conté, porque confío en tí.
- Ahora tendré más trabajo- se quejó Yoongi desanimado.
- ¿Te preocupa eso, o que ya no verás a Jane?- preguntó Jimin riéndose.
- ¿Qué?- Yoongi se puso nervioso- obvio que el trabajo...
- Sí- dijo Jimin riéndose- creo que en el fondo no detestas a Jane, creo que la vas a extrañar.
- ¿Yo?- Yoongi abrió desmesuradamente los ojos- al contrario, todo estará más tranquilo sin ella- miró de reojo a Jimin- pero me alegra saber que ya no seguirá sometiéndose a su padre.
- Sí- dijo Jimin- ¿tampoco vas a echarme aunque sea un poquito de menos a mí?
- Obvio que sí- Yoongi se encogió de hombros- ya no tendré quien me ayude.
Jimin largó una risotada y le pegó en el sombrero.
- Hazte el duro, pero a mi no me engañas vaquero, se que vas a extrañar a Jane y a mí. Y creo que a Jane más que a mí.
- Eres imposible- masculló Yoongi. En el fondo no admitiría que sus palabras tenían mucho de verdad.
La semana pasó sin sobresaltos y Jungkook y Jimin siguieron disfrutando de sus encuentros ya sea en el dormitorio de Jungkook o de Jimin. No podían mantenerse alejados. Se robaban besos cuando creían no ser vistos y por las noches se amaban sin condiciones. Jimin se había hecho adicto a la forma de amar de Jungkook. A su delicadeza para tratarlo, a sus besos apasionados pero dulces al mismo tiempo. Sus manos conocían cada parte de su cuerpo y de su piel, su olor, sus diferentes tipos de suspiros y gemidos, su forma de respirar cuando llegaban a la cima. Lo tenía grabado a fuego en su mente, cuerpo, piel y corazón. No quería pensar en su partida, pero una llamada inesperada se lo recordó y lo hizo aterrizar en tierra firme. Héctor lo había llamado.
- Hola, nene- dijo su novio y el pudo imaginar su sonrisa al hablarle- ¿me haz extrañado?
Jimin sintió como si le hubieran vertido un cubo de agua helada en la cabeza. Tardó unos minutos en responder.
- Héctor...- escuchó la risa de su novio al otro lado del teléfono.
- Vaya, nene, parece que te sorprendí.
- Un poco- dijo Jimin reaccionando- es extraño que me hallas llamado. Te hacía aún disfrutando de alguna playa.
De nuevo una risita.
- Como me conoces, nene. Por eso somos perfectos en nuestra relación.
Jimin quería decirle que ya no. Qué ahora sí sabía lo que era una relación perfecta, pero no podía.
- Vamos, dime porqué de repente te acordaste de mí- dijo Jimin paseando inquieto por la habitación.
- Qué poco romántico, nene.
- Nunca hemos sido románticos- le replicó Jimin.
Otra risa.
- Tienes razón. Y eso es bueno.
Jimin sabía que no. Ellos simplemente habían unido sus soledades pero nunca se habían acercado a lo que era amar. Sólo habían disfrutado de relaciones sexuales satisfactorias, y ahora ni siquiera eso podía decir, no después de ser amado por Jungkook, no quiso seguir por ese rumbo de pensamientos , era de mal gusto comparar, no era justo con Héctor, mal que mal, el infiel había sido él.
- Me estás poniendo ansioso, ya dime qué pasa para que me hayas llamado.
- Nene tendrás que adelantar tu partida. Hemos sido elegidos para una presentación del cisne negro. Tu y yo como bailarines principales.
Jimin había soñado con esa oportunidad. La había anhelado con todo su corazón. Se sentía feliz con la noticia.
- ¿Es en serio?- gritó eufórico.
- Sí, nene. El lunes empezamos los ensayos. A más tardar el domingo tienes que estar en Seúl.
- Cuenta con eso. ¡Por fin lo logramos!- gritó Jimin.
- Será grandioso, nene. Tú y yo seremos grandiosos. Ya hablé con tú padre. Te llamará más tarde para organizar los detalles de tu regreso. Nos vemos pronto, nene.
- Adiós, Héctor...y gracias por darme tan buena noticia.
Jimin cortó y apretó el celular contra su pecho. ¡Dios!¡El cisne negro!. Pegó un chillido de emoción y luego vio a Jungkook llegando junto a Trueno y toda la euforia desapareció siendo reemplazada por una tristeza profunda. Se iría. Había llegado el momento y por Dios santo que no estaba preparado para decirle adiós.
Jungkook saludo a Ma'Elena y subió las escaleras corriendo para ir a ver a su princeso. El había estado ocupado con Yoongi y no había podido venir a casa con Jimin como lo hacía casi a diario.
Entró sonriendo y vio la cara de Jimin. La sonrisa desapareció de sus labios y apareció una expresión preocupada.
- ¿Princeso?¿pasa algo?- se acercó a él sin dejar de mirarlo.
- ¿Puedes abrazarme?- le pidió Jimin con un hilo de voz apenas entendible.
Jungkook lo rodeó con sus brazos y lo acercó a su pecho.
- ¿Alguien te molestó?
Jimin negó con la cabeza y hundió su nariz en la camisa de Jungkook, quería sentirlo, olerlo, grabarlo en su ADN. Jungkook esperó pacientemente a que Jimin le dijera algo.
- Me voy- dijo al fin Jimin.
- Lo sé, princeso, pero aún falta...
- No- lo interrumpió Jimin- me iré este fin de semana.
Jungkook sintió como si le sacaran el corazón y lo pisotearan sin piedad. Ni siquiera reaccionó. Se quedó allí parado, procesando lo que Jimin le había dicho.
- ¿Por...porqué?- preguntó cuando pudo hablar.
- Fui elegido para bailar el cisne negro. El lunes comienzan los ensayos- le explicó Jimin- había estado esperando está oportunidad.
Jungkook se separó y lo miró con tanto dolor que Jimin sintió que las piernas se le doblaban y no eran capaces de sostenerlo.
- Necesito...necesito...- Jungkook caminó hacia atrás hasta topar la puerta- felicidades, princeso.
Fue lo único que dijo antes de salir. Necesitaba calmarse y no derrumbarse delante de él. Siempre lo supo. Lo que no supuso era que le iba a doler como el infierno.
Montó a Trueno nuevamente y galopó a toda velocidad mientras las lágrimas apenas le dejaban ver el camino. Tenía que calmarse. Jimin no debía verlo así. No quería que ese fuera su último recuerdo. El viento le pegaba en el rostro, mientras seguía llorando como un bebé. Jimin se iría. Y el no estaba ni remotamente preparado para verlo partir.
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Estrella fugaz
FanfictionPark Jimin es un bailarín caprichoso y muy voluble, razón por la cual sus padres deciden mandarlo por la temporada de verano a casa de su tía solterona que es dueña de un fundo en el campo. El objetivo de sus padres es que aprenda a valorar lo que t...