Capítulo 24

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Jungkook se desocupó luego,  cargó los tambores en la camioneta y se fue en busca de Jimin.  Lo encontró conversando relajadamente con los encargados de la vidriería. Cuando entró lo saludaron amistosamente.  Todos se conocían.  Como dicen "pueblo chico,  infierno grande "

- ¡Hola muchacho!- dijo el más viejo- ¿qué te trae por acá?

Jungkook se acercó y les estrechó la mano a ambos sonriendo.

- Hola, Don Carlos. Vine por unos tambores de alimento y Jimin- lo señaló con la cabeza- me acompañó para ver unos espejos.  Jimin es el sobrino de Ma'Elena.

- ¿Cómo?¿Éste jovencito tan agradable es sobrino de Doña Elena?- el hombre lo miró con detenimiento- en realidad nunca lo habría imaginado.

- Sí,  soy su sobrino,  hijo de su hermano.  Pero me parezco más a la familia de mi madre- les explicó Jimin.

- Eso debe ser. Por eso no notamos ningún parecido. ¿Así que vienen juntos entonces?- preguntó Don Carlos.

Jungkook asintió con la cabeza.

- ¿Encontraste algo que te sirva?- le preguntó Jungkook a Jimin a continuación.

- Sí,  estos amables caballeros,  me cortaron dos espejos para poner en la pared.  En cinco minutos más me los tienen listos y podremos volver.

- Así es muchacho.  Estamos escasos de personal.  ¿Porqué no lo llevas al mercadillo? Justo hoy se puso- le sugirió  don Gastón.

- ¿Quieres ir?- le preguntó Jungkook a Jimin. 

- Claro- respondió Jimin al instante- un placer,  nos vemos al rato, Don Gastón.

- ¡Qué te compré una limonada fría,  muchacho! Son lo mejorcito de la zona- le dijo Don Gastón cuando iban saliendo.

- Viejo bribón, todo porqué su señora es la dueña del puesto de limonadas- le dijo Jungkook ya caminando por la calle con la risotada divertida del hombre en la puerta de su negocio.

Jimin sonreía.  Era tan pintoresco todo.  Todos se conocían.  Tan diferente a Seúl, pensó Jimin.

- ¿Me comprarás una?- le dijo Jimin pegando su hombro al de Jungkook mientras caminaban.

- Sí tú quieres.  En realidad no se que le echa María a sus limonadas,  pero son exquisitas- le contó- ven vamos, el mercadillo se pone en la parte de atrás del pueblo.

Jimin lo siguió, mirando todo y haciendo una que otra observación que Jungkook respondía para explicarle.

-Hola María- saludo Jungkook a una mujer regordeta y de mejillas coloradas cuando llegaron al puesto de limonadas de la esposa de Don Carlos.

- ¡Jungkook!- gritó la señora- que bueno verte muchacho-  luego miró a Jimin con curiosidad- ¿ y éste apuesto joven que no había visto por acá?

Jimin sonrió ante la poco disimulada pregunta para saber quién era.

- Soy sobrino de la Sra. Elena,  vine por el verano solamente- le sonrió Jimin,  respondiendo él mismo la pregunta.

- Mira que cosa, no sabía que Elena tuviera un sobrino,  y tan bonito,  además- dijo zalamera María- nunca habías venido,  ¿cierto?.

Jungkook se largó a reír.

- No seas chismosa,  María.  Danos dos limonadas mejor- le dijo Jungkook sonriendo.  María era capaz de confesar hasta el más reacio de sus clientes si así lo quería.

- No seas grosero- le dijo Jimin dándole un codazo amistoso, luego miró a Doña María que le brillaban los ojos de curiosidad- creo que vine con mi padre cuando era apenas un niño,  alrededor de los cuatro o cinco años,  no recuerdo muy bien,  esa creo fue la única vez hasta ahora.

- Ah...entonces Jungkook aún no vivía con Elena,  fue después de la tragedia que asoló el pueblo y sus alrededores que Jungkook fue adoptado por ella, un alma bondadosa y buena la de Elena...

Jimin vio que Jungkook se ponía pálido.  Al parecer la conversación estaba tomando un rumbo que no le agradaba.

- Bueno,  ya respondí.  Creo que ahora si quiero esas limonadas que su esposo alabó tanto- le dijo Jimin para guiar la conversación hacia otro lugar.

- ¿Conociste a mi Carlos?- exclamó Doña María- siempre me manda clientes,  es un dulce,  ¿verdad?

Jimin sonrió asintiendo mientras ella llenaba dos vasos plásticos con limonada helada.

- Tomen- les pasó los vasos sonriendo- es un regalo de bienvenida,  no tienen que pagar.

- María éste es tu trabajo,  recibe el dinero- le dijo Jungkook pasándole un billete.

- Mira bribón,  yo decido si cobró o no- le levantó una ceja- ya dije que era un regalo.

- Gracias,  María- Jungkook guardó nuevamente el billete en su cartera.

Jimin le hizo una venia con la cabeza y se alejó con Jungkook hacia una banca debajo de un árbol donde se sentaron a beber su limonada. Jungkook la bebía en silencio un poco ido.

- ¿Pasa algo?- preguntó Jimin.

- ¿Ah?...- Jungkook lo miró y tardó en procesar- No... Bueno es un poco molesto cuando se acuerdan de la muerte mis padres.  Han pasado muchos años,  pero aún así me incomoda- Jungkook bebió un largo sorbo de su vaso.

- ¿Cuántos años tenías cuando murieron?

- Ocho años,  princeso- Jungkook miró el cielo- todavía recuerdo sus rostros,  espero no olvidarlos nunca.

Jimin le apretó suavemente el hombro con sus dedos.

- Ni siquiera puedo imaginar que mis padres murieran, y eso que tengo veinticuatro años.  Supongo que con ocho debe ser mucho más difícil.

- No puedo quejarme.  He tenido desde sus muertes a Ma'Elena conmigo.  Ella nunca trató de reemplazarlos ni hizo nada para que los olvidara,  al contrario siempre me hacía hablar de ellos y recordar lo buena que había sido mi vida a su lado.  Me decía que Dios,  aunque había sido brevemente,  me premió con unos buenos y amorosos padres- Jungkook sonrió recordando- María tiene razón.  Ma'Elena es un alma bondadosa,  yo lo sé más que nadie.

- Eres un hijo para ella, Jungkook.  Dios también la premió a ella al dejarla tenerte a su lado- Jimin le acarició la espalda con cariño- ambos tuvieron suerte.

- Hablas bonito,  princeso.  Gracias por eso- Jungkook le sonrió y miró los ojos de Jimin que lo miraban con ternura y cariño.  Sería tan fácil enamorarse de él.  Nunca se había puesto en un escenario parecido,  hasta que llegó Jimin y le sacudió su mundo perfecto y ordenado.  ¿Sería?¿Sería que empezaba a tener sentimientos más complejos por el sobrino de Ma'Elena? Eso lo dejó más pálido que el recuerdo de sus padres.

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